MANCHAS


Seleccionado por Adelaida Mondelo
MANCHAS   
¿QUÉ ES..?                                                 Autora Dolores Manrique Martinez
ACEITE DANÉS: Se trata de una mezcla especial de aceites vegetales que al igual que el aceite de China, se utiliza para nutrir, dar brillo y proteger la madera. Además, entre los vegetales se utiliza el aceite de linaza, efectivo para cualquier tipo de maderas y el de teca que se usa sólo para las maderas tropicales mucho más porosas. Todos se pueden adquirir en droguerías y tiendas de bricolaje y aplicados periódicamente, actúan como repelente del polvo evitando que la madera se reseque.
ACEITE DE LINAZA: Se trata de un aceite natural, de origen vegetal (procede de la linaza o semillas del lino) que se utiliza para nutrir la madera. Se puede comprar en droguerías y en dos
versiones: crudo, con un color casi transparente; o cocido, con un color más oscuro y que se utiliza, además de para nutrir, para oscurecer las maderas resecas por la humedad. Se aplica extendiéndolo con un trapo o un algodón y debe dejarse secar varias horas porque su absorción es muy lenta
ÁCIDO OXÁLICO: Se trata de un compuesto químico sólido, blanco y cristalizable de sabor picante y soluble en agua. Extraído de las acederas, suele utilizarse en industrias como mordiente, es decir, como aguafuerte que sirve para fijar los colores en las telas. En la limpieza casera se utiliza eficazmente para eliminar la herrumbre y el verdín (que se forma en el hierro en ambientes muy húmedos), tanto del hierro como de telas o superficies de macera o mármol. Se vende en droguerías.
ÁCIDO TÁRTRICO: También llamado ácido tartárico, es un cuerpo sólido, blanco y soluble en agua, que se extrae de tártaro o ácido de potasio. Es muy utilizado en las tintorerías para eliminar manchas difíciles y en las limpiezas caseras se emplea sobre todo para eliminar restos de hollín, carbón, betún, ceniza, etc. Hay que utilizarlo con guantes, en un lugar al aire libre o muy ventilado y evitando mezclarlo con agua caliente, ya que podría formar unos gases altamente nocivos.
AGUARRÁS.- Se trata de un líquido que contiene una mezcla de sales minerales que lo convierten en un potente disolvente, utilizado para eliminar y diluir las manchas de pintura y grasa. Se puede usar como sustitutivo de la esencia de trementina ya que es igual de eficaz y más barato. Debe utilizarse con mucha precaución sobre las pieles porque las reseca y se come sus aceites naturales y en este sentido, es obligado manipularlo con guantes de goma, porque puede quemar y resecar la piel de las manos. Para la limpieza en general es mejor diluirlo en agua, no así para tratar manchas difíciles.
ALABASTRO: Se trata de una piedra blanca, no muy dura, en ocasiones translúcida, que se emplea para hacer baldosas, esculturas y detalles de muebles o envases decorativos pequeños (perfumeros, cajas, pastilleros). A la hora de limpiarlo suele confundirse con el mármol o con el yeso, sin embargo, requiere un tratamiento específico que consiste en pasar suavemente y con movimientos circulares un algodón empapado en aguarrás. Se deja secar, se espolvorea con talco y se cepilla.
ALCOHOL METÍLICO: Básicamente es etanol al que se añaden algunos otros componentes y
tintes. Se utiliza para disolver manchas de aceite, goma-laca, tinta, yodo, manchas de hierba, etc. Al evaporarse con facilidad, es también perfecto para dejar los cristales y espejos relucientes. Es importante tenerlo en un lugar alejado y bien ventilado y no conservarlo mucho tiempo. Nunca debe tirarse lo que sobre por el desagüe.
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AMILACETATO: Se trata de un líquido disolvente, obtenido de la mezcla de alcohol amílico y de ácido acético, que se vende en droguerías y es muy utilizado por su eficacia para quitar las manchas de pintura o de pegamentos (especialmente los que contienen celulosa) sobre todo tipo de tejidos y superficies. No existe en el mercado ningún otro producto que haga esta función, de ahí que no haya más remedio que utilizarlo, aún siendo muy inflamable. Eso sí, debe aplicarse con muchísima precaución, protegiéndose las manos con guantes y en un lugar muy bien ventilado.
ANILINA: Un líquido aceitoso derivado del benceno que se utiliza como tinte y que se vende en
droguerías en forma de polvo. Hay dos tipos: Solubles en agua.- Son más suaves y sirven para teñir maderas, telas, etc. Se preparan mezclándolas con agua caliente y dejando reposar media hora. En maderas se aplica con muñequilla y en muy poca cantidad, porque sube mucho de color al secarse. Solubles en alcohol de 96º.- Al disolverse en alcohol y subir mucho de color, se usan para teñir muebles barnizados con desconchones. Se aplica con brocha y se retira el exceso con un trapo. En ambos casos, cuando están bien secas, se les da brillo con un estropajo de esparto y luego, se les aplica una capa de cera.
APRESTO: Consiste en impregnar un tejido con almidón, cola, añil u otros ingredientes que le confieran cuerpo. Es normal que toallas, sábanas, camisas, etc. recién compradas lo lleven para tener un mejor aspecto y que no se arruguen, sin embargo, esto las hace más desagradables al taco. El apresto de la ropa nueva se puede eliminar dejándola en remojo en agua tibia, con un poco de sal y un puñado de bicarbonato durante dos horas. Luego se aclara con abundante agua fría.
BENCINA.- Se trata de un líquido desengrasante de todo tipo de tejidos que no debe respirarse ni acercarse a fuentes de calor. A la hora de comprarlo debemos asegurarnos de que es bencina pura porque la impura deja una mancha de grasa difícil de quitar y además, su olor dura más. De la misma familia es el benzol, perfecto para tejidos y maderas que no se pueden mojar. Al aplicarlo puede dejar cerco alrededor de la mancha, por eso conviene poner polvos de talco alrededor.
BETÚN DE JUDEA.- No sirve específicamente para limpiar, pero se trata de una resina fósil de color negro que puede sacarnos de un apuro cuando hemos limpiado una mancha, en el suelo o en los muebles de madera oscura, con un producto muy abrasivo. Además de devolver el color al mueble, lo protegerá de futuros accidentes. Para utilizarlo correctamente debe disolverse en un poco de aguarrás y aplicarse mezclando con cera de abeja (si no se tiene, servirá una cera de muebles incolora).
BICARBONATO SÓDICO.- Es la sal ácida del ácido carbónico que todos utilizamos ante una mala digestión. Sin embargo, es casi más útil en la eliminación de manchas, ya que ablanda las de grasa, previene que se formen las de cal, elimina las amarillas de la ropa y limpia la plata. Además, si nos cae ácido en cualquier superficie, el bicarbonato lo neutralizará y si no tenemos jabón a mano, pueden fregarse los cacharros y hasta los suelos con él.
BLANCO DE ZINC: Se trata de un compuesto químico que podemos adquirir en ferreterías y droguerías y que se emplea para limpiar las superficies de yeso ennegrecidas. En concreto se hace una mezcla con unos 10 g. de blanco de zinc y un litro de leche entera, se diluye bien y se
extiende sobre la superficie con una esponja, un trapo o un cepillo de cerdas suaves. Se deja secar y se pule bien frotando con un trapo de franela o de lana. Para que quede mejor al pulirlo, se espolvorea con talco.
BLANCO DE ESPAÑA: Se trata de una tiza pulverizada que antiguamente se utilizaba para mil
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remedios caseros y que hoy ha caído en desuso y sólo se puede encontrar en droguerías especializadas. Aún así, se sigue utilizando disuelto en agua o en alcohol, para desengrasar y limpiar todo tipo de metales, para recuperar el color del marfil, el mármol o la madera blanca y para blanquear la ropa. Mezclado con cola sirve también para arreglar los pequeños desconchones de las vajillas de loza.
BÓRAX: Es una sal blanca compuesta de ácido bórico, sosa y agua (que se forma naturalmente en las playas y en algunos lagos). La que compramos habitualmente en las droguerías está fabricada de forma artificial y se utiliza eficazmente sobre todo para limpiar cristales, esponjas y pinturas manchadas. Tradicionalmente se ha empleado para eliminar las manchas amarillentas de la ropa, para proteger la ropa de la polilla y para abrillantar la plata (nuestras abuelas la sumergían un par de horas en agua muy caliente con bórax).
CARCOMA: Son unos insectos muy pequeños y de color oscuro, cuyas larvas roen y taladran la madera convirtiéndola en polvo. La carcoma puede evitarse frotando con petróleo la madera de la parte baja de los muebles, los rodapiés e, incluso, el suelo de parqué. Si la madera está ya infectada hay que actuar con rapidez, ya que la carcoma se extiende con facilidad. Lo mejor es introducir en los orificios, con una jeringuilla, formol al 10% (que se puede adquirir en droguerías) y tapar con cera en pasta.
CARDENILLO: Es el nombre con el que nuestras abuelas conocían el verdín. Se trata de un óxido muy tóxico que sale con mucha facilidad en el cobre. De ahí que aunque antiguamente este metal se utilizase en utensilios y recipientes de cocina por ser un buen conductor del calor, hoy no es muy recomendable su uso en la cocina.
CERA DE POBRE: Se utilizaba mucho en la posguerra española y aún hoy, puede sacarnos de algún apuro. Para hacerla hay que mezclar en un tarro con tapa, un vaso de vinagre y otro de aceite de oliva, se cierra y se bate bien. A continuación se extiende sobre el mueble de madera con la ayuda de un algodón. Se deja secar de 10 a 15 minutos y se le saca brillo con un trapo de algodón. Para la madera blanca muy sucia puede añadirse, si se quiere, un vaso de agarras.
CHINTZ: Es un tejido de algodón al que se le da una imprimación o tratamiento con una especie de barniz brillante, de manera que queda impermeabilizado y protegido de manchas, humedad, etc. Puede limpiarse pasándole una esponja humedecida en agua jabonosa templada o caliente (habrá que probar en una esquina si la tela admite el agua muy caliente). Como está tratada con barniz, éste puede terminar perdiendo el brillo, para impedirlo bastará pasarle un trapo con vinagre.
CONDENSACIÓN: Es cuando el vapor de agua no puede salir de la habitación (generalmente del baño) por una mala ventilación y se queda sobre los objetos, paredes y suelo en forma de gotas. Se puede evitar abriendo la ventaja un poco y si no tiene, dejando la puerta abierta. Para ver si es simplemente condensación o si tenemos humedad (una concentración de agua en el interior de la pared provocada por una rotura de tuberías, etc.), se pega un trozo de cristal a la pared con cinta aislante, se deja un par de días y, si al quitarlo las gotas de agua están en la parte interior, es humedad, si están en el exterior es condensación.
CONTRACHAPADO: Es el revestimiento muy fino de madera que suele ponerse en los muebles cubriendo una estructura de madera de peor calidad o de algún otro material. Cuando se utiliza el contrachapado en los muebles de cocina o de baños suele ocurrir que con la humedad se terminan abombando. Cuando esto ocurra lo mejor es colocar sobre la zona levantada un trapo húmedo y pasar por encima la plancha bien caliente. Los restos de
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pegamento que aún queden en el interior del contrachapado se fundirán y sujetarán de nuevo la pieza. Se deja enfriar con un peso encima.
EFLORESCENCIA: Se trata de unas manchas polvorientas que exudan las superficies de ladrillo o recién enyesadas al perder el agua. Estas manchas desaparecen si se frotan enérgicamente con un cepillo de púas fuertes. Después se pasa una esponja o estropajo empapado en agua tibia. Esta operación debe repetirse cuantas veces sea necesario hasta que se quite la mancha, pero dejando que la superficie se seque del todo entre una y otra vez.
ENGRUDO: Se trata de una cola de pegar casera hecha con harina o almidón y sirve para pegar papeles y cosas ligeras. Se hace con la siguiente receta antigua: se pone en un recipiente al fuego cuatro cucharadas de harina y medio vaso de agua, se calienta sin dejar de remover hasta que quede espesito (se puede añadir más agua o más harina, según necesitemos). Se deja cocer 15 minutos, se retira y se deja enfriar. Además de ser muy sencilla de hacer, esta cola blanca está muy bien porque si mancha un tejido o superficie, a la hora de limpiarla basta ponerla al chorro de agua caliente. Si se quiere despegar el objeto, se deja en remojo con agua hirviendo un par de minutos.
ÉTER: El llamado éter etílico, un líquido transparente, inflamable y de olor fuente, es muy conocido porque se utiliza en medicina como anestésico, pero también en limpieza se emplea desde hace tiempo con efectividad, porque al ser volátil elimina las manchas sin empapar la prenda y sin dejar cerco. Es perfecto para reavivar los colores de tapices, alfombras de seda, tapizados, tulipas de lámparas, etc.
FORMOL: Es un líquido incoloro de olor fuerte y desagradable. Es un potente antiséptico que se emplea como desinfectante de habitaciones, especialmente de casas en las que haya habido un enfermo o que hayan estado mucho tiempo deshabitadas. La forma de usarlo es poniendo en el centro de la habitación cerrada, de seis a siete horas, un vaso de formol al 10% (se puede adquirir en farmacias ya preparado). Luego se ventila muy bien y se limpia como siempre.
GAMUZA: Se trata de un trapo fabricado con piel de gamuza, un antílope del tamaño de una cabra, que una vez adobada queda muy flexible, con aspecto aterciopelado y de color amarillo. Es perfecta para limpiar superficies sin dejar pelos. Para lavarla hay que ponerla en remojo en agua templada con detergente para prendas delicadas y un poco de bicarbonato. Bastará dejarla una hora y después aclarar y dejar secar extendida en un sitio seco, pero a la sombra (nunca debemos dejarla al sol porque se cuartearía). Existen imitaciones en lana.
GLICERINA: Es un alcohol incoloro, espeso y dulce que se encuentra en todos los cuerpos grasos como base de su composición. En limpieza se utiliza para limpiar las manchas de café y de vino y para ablandar las de aceite, grasas, pegamentos, etc. Se impregna la tela hasta ablandar la mancha y se aclara bien con agua templada y jabón, o tamponando con alcohol o disolvente.
GOMA LACA: Es una sustancia que se utiliza para barnizar y devolver el brillo a los muebles cuando los hemos limpiado de forma agresiva. Procede de la exudación de ciertos árboles de la India o de la secreción de un escarabajo y puede ser purificado, de color transparente; o natural, más oscuro. Su apariencia es en forma de escamas y para aplicarlo se disuelve en alcohol metílico (tarda más de 10 horas). El resultado es un barniz que se aplica sobre los muebles con una muñequilla o un algodón. Cada vez que se usa debe aclararse con más alcohol.
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GREDA: Se trata de una arena arcillosa, generalmente de color blanco azulado y aunque hoy día algunos productos más modernos han venido a quitarle el puesto, lo cierto es que los polvos de greda son muy eficaces para desengrasar y quitar las manchas de cemento, sobre todo en pavimentos (gres, barro, madera). Se aplican espolvoreándolos sobre la marcha, mojándolos con agua y dejándolos actuar sobre el cemento una media hora. Después, se barre con energía y se friega normalmente.
HIPOSULFITO: Se trata de una sal derivada del ácido hiposulfuroso que se obtiene de la combinación de azufre y el oxígeno. Puede adquirirse en forma de polvo blanco en droguerías y algunas ferreterías y para su utilización en limpieza debe diluirse en agua muy caliente removiendo hasta que salga una ligera espumilla. Resulta un producto muy efectivo para ablandar y diluir las manchas difíciles de yodo o tinta (en tejidos lavables como el algodón y el lino) que se resisten al alcohol.
IMPERMEABILIZAR: Consiste en tratar ciertos materiales o superficies con una capa protectora en el exterior para que el agua y las manchas no calen. La mayoría de las telas y lonetas se impermeabilizan frotándolas con un trapo humedecido en aceite de linaza, se deja secar bien y al cabo de quince días se repite la operación. Para los zapatos y prendas de cuero se puede utilizar una mezcla de aceite de linaza, manteca de cerdo, cera amarilla y una cucharada de aguarrás Las maderas se pueden encerar o barnizar y al mármol y al gres se les puede dar gasolina.
LAVANDINA: Es el nombre genérico que se utiliza para denominar a las lejías o cloros muy eficaces para blanquear tejidos. A la hora de utilizarlas, hay que tener en cuenta que aquellas que lleven en su composición hipoclorito sódico dañan las prendas de seda, lana y cuero y los tejidos elásticos. Para estas prendas, habrá que usar lejías con peróxido de carbono o dióxido de azufre en su composición, o lejía de perborato sódico.
NAFTALINA: Todos la conocemos en forma de bolitas blancas que sirven para guardar la ropa en invierno y protegerla de la polilla, pero la naftalina es en realidad un líquido muy volátil (se evapora con muchísima rapidez) derivado del alquitrán mineral de hulla y que es uno de los componentes imprescindibles de pinturas, barnices y ceras. En limpieza es muy útil para desinfectar y eliminar manchas de grasa y de goma, porque las disuelve sin dejar rastro. Al acabar, debe tirarse el bote y no guardarlo.
NOGALINA: Es un tinte que se emplea para teñir los muebles de madera blanca o natural. Se extiende con una esponja para que el color quede uniforme y para evitar que la madera absorba excesiva cantidad de tinte. La nogalina se puede adquirir en droguerías, tiendas de bricolaje y grandes almacenes, pero si no lo encontramos puede sustituirse por achicoria. Sólo tendremos que hervir 15 cucharadas en un litro de agua durante 15 minutos, dejar enfriar la mezcla y extenderla sobre la madera con una esponja.
OBJETO GALVANIZADO: Galvanizar es un proceso que consiste en recubrir ciertos metales con zinc, de manera que queden protegidos de la oxidación y la corrosión. Solía utilizarse mucho en los años 40 y 50, pero como su aspecto grisáceo y bastante mate no es muy atractivo, se recubría con pintura. Hoy está volviendo a ponerse de moda en objetos de decoración, pero lacados en blanco o crudo.
PAPEL DE ESTRAZA: Es un papel muy basto, tosco y áspero, fabricado sin colas y de color oscuro porque está sin blanquear químicamente. Todo esto lo convierte en un material muy absorbente y perfecto para limpiar, sobre todo las manchas de grasa. Si lo combinamos con el calor de la plancha o de un secador de pelo su efectividad es aún mayor. Existe también otro
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papel llamado de estracilla que tiene la misma utilidad, pero es más fino y suele utilizarse combinado con polvos de talco.
PÁTINA: Se trata de una capa de color aceitunado más bien oscuro que aflora en la superficie de metales, óleos, maderas y otros objetos antiguos por la acción del tiempo sobre ellos. Si queremos quitarla basta frotar el objeto con un trapo empapado en vinagre caliente. Si queremos dársela artificialmente a un objeto de plata, por ejemplo, para que parezca antiguo, se puede pasar un algodón mojado en una mezcla de lejía y agua al 50% y dejar secar sin aclarar.
PELTRE: Consiste en una aleación de estaño con zinc o plomo, de aspecto similar a la plata y que se suele usar para objetos de uso doméstico. Debe mantenerse siempre seco porque si no se formará una película gris y se deslustrará. Para quitar el óxido, se frota con un estropajo de alambre fino y aceite de oliva (no deben arrancarse las escamas oxidadas porque se desconchará entero). No brilla, pero puede limpiarse frotando con una hoja de col cruda, con la parte verde del puerro, con tiza o con amoníaco. Después se aclara bien.
PLEXIGLÁS: Se trata de una resina sintética y transparente que tiene el aspecto de vidrio y que se utiliza en forma sólida para muebles auxiliares y cuadros o, en su aspecto flexible, para telas, tapices, alfombras, etc. Para devolverle el brillo se limpia con un algodón empapado en un detergente en crema especial para limpiar el acero inoxidable y se forma bien para sacarle brillo. Si está rayado se pasa suavemente un algodón con pasta de dientes, se aclara y se frota con un trapo de lana.
PRODUCTO ABSORBENTE: Son sustancias sólidas capaces de atraer por sí mismas los fluidos con los que entran en contacto sin necesidad de frotar o rascar. Son perfectas para limpiar prendas y superficies que no pueden mojarse o que son de color oscuro y podrían decolorarse con un producto agresivo. Los más utilizados en la limpieza de manchas son: los polvos de talco, la harina, el almidón seco, la miga de pan, el papel secante, la magnesia, el caolín y hasta la sal para casos de emergencia.
PRODUCTO DE DESCALCIFICACIÓN: Se trata de productos elaborados a base de amoníaco y componentes cáusticos que se venden en droguerías y grandes almacenes y que se usan para eliminar las marcas y residuos blancos que dejan las aguas duras con mucha cal en los depósitos de las cafeteras, las teteras, las resistencias de algunos electrodomésticos y hornos, las bañeras, los inodoros, etc. Se pueden sustituir por bórax mezclado con agua o por vinagre, que son productos menos abrasivos.
SALITRE: Es una substancia salina en forma de polvo de color blanco que puede aparecer en las losetas del suelo, en las paredes y hasta en la tierra del jardín, de las casas próximas a una zona de mar. Las superficies duras y porosas como la piedra, la teja o el ladrillo, se limpian frotando con un cepillo de cerdas duras y agua muy caliente con jabón. Las paredes se protegen con una mezcla hecha con dos partes de aceite de linaza y una parte de aguarrás.
SAPELLI: Es un tipo de madera africana parecida al nogal, muy dura y resistente que se suele utilizar para tarimas, ventanas y muebles de exterior. Es de color rojo caoba y está muy de moda como lo están también el merbau que procede de Asia o el iroco, otra madera africana parecida a la teca que también se utiliza para exteriores. Todas son maderas muy duras (como el castaño, la caoba, el cerezo, el fresno o el haya) y aunque son caras, compensan porque son mucho más resistentes y duraderas.
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SEDA AUTÉNTICA: A la hora de limpiar una prenda, es fundamental saber si es de seda natural o artificial. Para ello sacamos una pequeña hebra y la quemamos con un mechero o una cerilla, si sólo encoje o se riza y se pone de color marrón claro, la seda es natural; si desaparece al quemarse y deja una pequeña cabeza marrón casi negra, la seda es artificial. La seda natural debe lavarse en agua fría o templada, plancharse húmeda, no retorcerse al escurrir y no tenderla nunca al sol.
SOSA CÁUSTICA: Químicamente es un óxido de sodio, un corrosivo muy fuerte que suele formar parte de la composición de la mayoría de los limpiadores del inodoro o de los limpiadores de hornos. Suele usarse también para hacer jabón y para desatascar las tuberías de baños y cocinas, pero esto último es preferible no hacerlo porque si hay grasa acumulada, al entrar en contacto con la sosa cáustica, forma un jabón que puede solidificarse y atascar el desagüe. Es mejor emplear otros remedios como la sosa normal con agua hirviendo o el vinagre y un alambre.
TRICLORETILENO: Es un producto líquido que se vende en farmacias y cuya principal función es disolver las manchas sin mojar la prenda o la superficie manchada, ya que es muy volátil (se
evapora rápidamente como el alcohol). El único inconveniente es que puede dejar un pequeño cerco blanco, pero esto se evita si al aplicarlo con un trapo bien limpio sobre la mancha no se utiliza demasiada cantidad y se aplica con pequeños movimientos circulares de fuera adentro.
VAPORIZAR: Consiste en poner a hervir agua en una cacerola y utilizar el vapor que desprende para limpiar las manchas. Según del tipo que sean las manchas, se añade al agua uno u otro producto de limpieza. La prenda puede colocarse sobre la cacerola de una rejilla alta o sujetarla con las manos, pero nunca debe tocar el agua porque podría estropearse. Si hemos tenido que limpiar una prenda de lana de forma algo agresiva y ha quedado un poco aplastada o deformada, vaporizándola conseguiremos que recupere su esponjosidad. Además conviene añadir vinagre al agua para reformar el color.
VINAGRE DE ALCOHOL: Es el que se extrae de las destilaciones de patata, remolacha, caña de azúcar, etc., y se puede adquirir en droguerías y grandes almacenes. No suele utilizarse para el consumo humano (la mayor parte del vinagre que se consume procede del vino y su calidad y su precio dependen de la calidad del vino). Los vinagres blancos de vino, al igual que los vinagres de alcohol, son más baratos y son los que se emplean para la limpieza de metales, suelos de madera, azulejos, etc.
VISCOSA: Se trata de una fibra sintética hecha con la pulpa de madera de aspecto fuerte cuando está seca (puede parecerse a la seda o al algodón) que debe lavarse siempre a mano en agua tibia y aclararse sin retorcer. A la hora de plancharla conviene hacerlo cuando está aún húmeda o con la plancha de vapor. Si la viscosa es brillante conviene plancharla por el revés evitando las costuras
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QUITAR LAS MANCHAS
ACEITE:
En algodón y lino: Si se descubre a tiempo bastará con espolvorear bien con polvos de talco y
dejar secar durante una hora como mínimo. Después se cepilla para eliminar los restos blancos
del polvo de talco y se lava inmediatamente. Si pasa tiempo y cuando queremos quitarla está seca, lo mejor es ablandarla frotando con un trapo y un poquito de gasolina purificada, esa que se utiliza para rellenar los mecheros. A continuación se lava bien la prenda en agua con jabón líquido.
En cristal: Cuando es en superficie lisa es fácil pasando un trapo empapado en agua jabonosa. En Recipientes como botellas, jarrones, etc. las manchas de aceite son difíciles de limpiar por la dificultad de llegar a ellas. Lo mejor es echar un poco de arroz o de arena en el fondo, añadir agua jabonosa muy caliente y sacudirla enérgicamente. Si no se eliminan se puede probar poniendo un poco de sosa (son cuidado y utilizando guantes porque es muy abrasiva) o mejor con jabón del lavaplatos que también contiene sosa.
En gres: Si se cae aceite en el suelo de gres no hay que pasar la fregona directamente, lo mejor es tapar la mancha con una buena capa de detergente de lavaplatos, líquido o en polvo, dejarlo actuar unos cinco minutos y retirarlo con una bayeta. Para eliminar la grasa del todo se frota con medio limón (o se echa un chorrito del zumo) y se pasa un trapo húmedo.
En lana: alfombras o moquetas: Se puede utilizar tricloretileno, que se aplica frotando enérgicamente con un paño blanco. Si no encontramos esta sustancia podemos sustituirla por tetracloruro de carbono. Una vez eliminada la mancha, conviene limpiar la zona con un producto especial para la limpieza en seco de alfombras. Si en vez de una mancha grande son varias pequeñas de salpicadura, o llevan mucho tiempo sin limpiarse, podemos quitarlas frotando con un cepillo de dientes empapado en aguarrás. Después se le aplica, como antes, un producto específico para alfombras y moquetas.
En madera (Barnizada): Lo normal es que el barniz de la madera impida que el aceite cale profundo y si es así basta pasar un trapo empapado en agua caliente y amoniaco y enjuagarlo bien. Pero si el barniz está resquebrajado o desgastado y la mancha es profunda, habrá que probar frotando con cuidado con un trapo empapado en gasolina. (Natural): Se limpia con esencia de trementina aplicada con un algodón o con la esquina de un trapo blanco con mucho cuidado y sólo sobre la mancha. A continuación hay que aplicar una capa de cera incolora para madera, aunque en su origen el mueble no la tuviera porque hay que hidratarlo y protegerlo. (Parqué): La única solución para eliminar las manchas de aceite sobre suelo de parqué es poner un papel de seda sobre ella y pasar por encima la plancha a temperatura media (sin vapor). Se repite la operación cuantas veces sea necesario, cambiando el trozo de papel cada vez.
En mármol: Al tratarse de un material muy poroso y al ser muy sensible a los productos abrasivos, las manchas de grasa son difíciles de quitar pero se puede probar frotando con un trapo suave y lavavajillas.
En papel pintado (manchas persistentes) Si no se quita con los polvos de talco, se puede intentar preparando una pasta espesa de arcilla especial para fibras, o de jaboncillo de sastre, con líquido para la limpieza en seco. Se aplica este emplasto sobre la pared con un algodón o un pincel, del exterior de la mancha hacia el interior, frotando suavemente. Se deja secar y se retira con un cepillo de cerdas suaves para no estropear el papel y si quedan restos se pueden eliminar con un poco de bórax. Si la mancha es profunda, quizás sea necesario repetir la operación al menos dos o tres veces. (Manchas recientes) La primera solución de emergencia es recurrir a los polvos de talco que absorberán el aceite del papel sin quitar el color ni dejar manchas de humedad. Cuando la pared está vertical conviene aplicar los polvos con un pequeño pincel para asegurarnos de que empapa bien en la mancha y no se cae. Una vez seco, se retira con un cepillo. Si la mancha es muy grande o profunda, reforzaremos la eficacia de los polvos de talco poniendo encima un trozo de papel secante y pasando por encima.
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En pared pintada (lavable): Siempre que la mancha de aceite caiga en una superficie pintada, ya sea la pared, las puertas, las ventanas, etc. basta con limpiarla con agua caliente jabonosa a la que habrá que añadir una cucharada de amoníaco por litro. Pero no debe dejarse secar esta agua jabonosa en la superficie. Una vez eliminada la mancha, conviene pasar lo antes posible un trapo empapado en agua limpia sin jabón. (No lavable): Lo mejor es colocar encima de la mancha un papel secante o cebolla y pasar por encima la plancha. Nunca debemos usar polvos de talco, sobre todo si la pared es de color, porque resulta muy difícil eliminar del todo los polvos sin mojarlos.
En Piel: La forma más delicada y menos agresiva de limpiar las manchas de aceite sobre el cuero es utilizar éter aplicado con un algodón a pequeños golpes. Como es probable que pierda un poco de color, conviene aplicar al final una capa de cera incolora o de crema hidratante para enriquecer la piel y devolverle el brillo. Otra idea para que la piel reseca resplandezca es poner unas gotas de aceite de ricino en un trapo y frotar enérgicamente.
En Seda: Antes de limpiar una prenda de seda, lo primero que hay que hacer es comprobar en la etiqueta que puede lavarse en casa y no requiere limpieza en seco. Si se puede lavar, bastará con ponerla a remojo en un recipiente con agua tibia, jabón líquido especial para prendas delicadas y un chorrito de amoníaco (una cucharada por litro más o menos).
En tejidos sintéticos: Como siempre que hablamos de manchas de aceite, si ésta es reciente, lo mejor es recurrir a los polvos de talco para que absorban la grasa y cepillar cuando veamos que el talco ha perdido su color blanco y está seco. Si la mancha no es reciente pero no está aún muy seca, puede limpiarse frotando suavemente con un trapo blanco impregnado con trementina. Las manchas muy secas hay que ablandarlas con éter, impregnando un algodón en él y frotando suavemente con movimientos del exterior al interior, para evitar que queden surcos. En todos los casos, una vez que la mancha quede bien limpia, es conveniente lavar la prenda en agua jabonosa.
En tejidos: Las manchas de aceite sobre tejidos de lana o de piel de camello se eliminan tamponando con benzol. Como son tejidos delicados y no se puede restregar el producto, lo mejor es hacer una ―muñequilla‖, la empapamos en benzol y se aplica sobre la mancha a golpes leves de muñeca, presionando ligeramente en cada uso. Después se recubre el lugar de la mancha con polvos de talco, para que absorba los restos de suciedad y se deja así durante una o dos horas antes de cepillarlo enérgicamente.
En terciopelo: Este remedio es válido para todos los tejidos delicados que tengan pelo corto (como los de ante, piel de melocotón, etc.). Consiste en poner la prenda en una superficie horizontal, cubrir la mancha con sal, dejarla secar varias horas y cepillar luego con mucho cuidado, primero en la dirección contraria al pelo y luego en sentido inverso.
ACUARELA:
En algodón/lino: Las manchas frescas se frotan con aguarrás. Las más profundas se ablandan en agua, se rascan con la punta de un cuchillo y se vuelven a frotar con aguarrás.
En madera: A las manchas recientes y en maderas barnizadas o enceradas basta pasarles un trapo empapado en agua caliente con un poco de amoníaco. Si no se va, se frota con un poco de éter o alcohol, sólo en la zona de la mancha.
En mármol: Se frota con un algodón empapado en agua oxigenada con unas gotas de amoníaco. Si la mancha ha quitado color al mármol, se empapa la superficie con un poco de gasolina, se deja dos horas y se pule con un trapo.
En seda/lana: (manchas recientes) Si se coge a tiempo, y es un color claro, bastará lavarlas con agua jabonosa frotando con un cepillo de uñas. Si la mancha es de un color fuerte, lo mejor será hacer una mezcla con agua y agua oxigenada a partes iguales y frotar con ella la mancha, ayudados por un algodón o un trapo blanco. (Mancha seca): Si la acuarela se ha secado,
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antes de ponerla en remojo conviene ablandarla con una mezcla de agua y glicerina; si no tenemos se puede usar un poquito de barra de labios incolora (cacao) deshecha en agua.
ALCOHOL EN UN MUEBLE: Retira el líquido con un paño sin extenderlo y luego, coloca unos trocitos de tapón de corcho sobre las manchas. El corcho absorbe rápidamente el cerco que deja el alcohol.
BARNIZ
En algodón: Las manchas de barniz se eliminan de los tejidos de algodón y lonetas con acetona. Pero cuando la mancha es muy grande y quedan restos después de varios intentos, hay que frotar con un algodón empapado en alcohol de 90º.
En ladrillo/piedra: Se coloca una cinta de carrocero o una cinta aislante delimitando la mancha y se lija con cuidado. Puede ser con una lija de grano pequeño, con polvos de piedra pómez o con carborundo en polvo y agua. Después y para recuperar algo de color, se limpia bien con vinagre sin diluir. No debe usarse agua con jabón porque deja marcas, sobre todo en el ladrillo.
En lana/seda: El remedio más eficaz para no estropear estas prendas delicadas es utilizar éter. Se frota un algodón empapado en él, intentando no extender demasiado la mancha, e inmediatamente después se lava con un jabón líquido especial para ropa delicada. Si el barniz está seco tal vez haya que ablandarlo antes con un secador de pelo.
En madera (barnizada): Este caso tiene difícil solución porque todo lo que usemos para quitar la mancha puede quitar también el barniz de la madera. Lo mejor es rodear la mancha lo mejor posible con cinta de carrocero y aplicar con un algodón y muy poco a poco, amoníaco puro.
Cuando veamos que la mancha se ha quitado, retiramos la cinta y como la zona de la mancha habrá perdido brillo, frotamos con un paño impregnado en una mezcla de aceite de linaza y alcohol de quemar a partes iguales. (Natural): Para desprender la mancha de barniz de la madera natural, lo mejor es utilizar amoníaco puro o esencia de trementina. Si la mancha es muy grande puede lijarse con cuidado utilizando una lija de grano fino (siempre que la madera lo permita). Si queda un pequeño resto de color la única solución es encerar la madera para oscurecer ligeramente e igualar.
En mármol: Aparte del aguarrás, se puede utilizar un disolvente universal o ―nitro‖, frotando con mucho cuidado para no salirse de la zona de la mancha. Si ésta es muy grande, la única opción es rascar con un estropajo de alambre. En ambos casos, después hay que lavar la superficie con un jabón neutro y recuperar el brillo perdido aplicando aceite de linaza y sacarle brillo con un trapo de lana.
En metal: (hierro) Si no está pintado puede utilizarse cualquier disolvente del mercado (aguarrás, acetona, etc.) aplicado con un estropajo verde y frotar. Si está pintado, lo mejor es utilizar esencia de trementina. Después se lava con agua y jabón y se le pasa un paño impregnado en parafina (un derivado del petróleo). (Plata y bronce): Lo mejor es retirar la mancha de barniz con alcohol etílico o esencia de trementina. Debe utilizarse un algodón o un trapo y olvidarse de los estropajos o esponjas que rayen. Una vez quitada la mancha, se puede aplicar un limpiador de plata comercial, para que recupere el brillo, o recurrir a un truco más casero que consiste en recubrir la zona de la mancha con hollín o ceniza de cigarro ligeramente humedecida y frotar enérgicamente con un paño seco.
En papel pintado (lavable): Se pasa un trapo empapado en alcohol de 90º para quitar lo más gordo y si se resiste, se puede frotar con la zona verde de un estropajo, pero con mucha suavidad, e inmediatamente se lava la zona de la mancha con agua jabonosa y se seca muy bien. (No lavable): Para quitar el barniz de los papeles pintados que no puedan mojarse, hay que impregnar un algodón en alcohol metílico y frotar con mucho cuidado para que no quite el color. Si el pegote de barniz es muy grande se puede rascar primero un poco con una cuchilla o la punta de un cuchillo.
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En tejidos sintéticos: Se utiliza acetona, pero teniendo en cuenta que este producto es más agresivo con los tejidos artificiales. Es recomendable hacer primero una prueba en una zona no
visible. Si se estropea, la única opción es rascar el barniz con un cuchillo y retirar los restos con
alcohol de 90º.
BARRO:
En algodón: (alfombras y moquetas) Para que el barro seque cuanto antes y manche menos, lo mejor es echar sobre la mancha un buen puñado de sal. Cuando esté seco, se rasca con un cuchillo o una espátula y se retira todo con el aspirador. Por último, se pasa un cepillo con agua
fría de forma enérgica. Si quedase algún resto de mancha se vuelve a frotar con el cepillo pero esta vez, hay que echar en el agua vinagre blanco. (Impermeables) Para quitar el barro de las gabardinas e impermeables lo mejor es pasar un trapo empapado en una disolución de agua con vinagre a partes iguales. (Tejidos): Siempre que se limpie una mancha de barro, sea cual sea el tejido, la regla de oro es: ―Hay que dejar que se seque‖. Si no lo hacemos así sólo conseguiremos extender la mancha y que resulte más difícil limpiarla. Una vez seco el barro, se cepilla enérgicamente la superficie, después se pasa un cepillo o un trapo mojado en agua fría y por último, se deja en remojo con agua jabonosa. Si el barro es arcilloso puede amarillear la prenda, en cuyo caso, hay que aclarar la mancha con agua y un poco de lejía (si se trata de prendas blancas) o con un producto blanqueador (para las prendas de color y las sintéticas).
En cuero: Una vez seco, se cepilla el barro con cuidado de no raspar la piel y se limpia con un poco de crema limpiadora para la cara. Si se ha comido el color se puede encerar con un poco de crema de zapatos del mismo tono de la piel. Si la piel es de un color claro, lo mejor es utilizar una mezcla hecha con dos partes de alcohol y una de glicerina aplicada con un algodón. Si no podemos hacerla, una clara de huevo montada nos servirá para limpiarla y además, creará una película protectora sobre la piel.
En lana: Después de retirar el barro con un cepillo, se unta la zona de la mancha con yema de huevo y se deja así de cinco a diez minutos para que se ablande. A continuación se aclara con abundante agua fría. A veces la yema puede dejar un cerco ligeramente graso que se ve cuando la prenda ya se ha secado, si es así, bastará con pasar un algodón empapado en alcohol de 90º y volver a lavar de la forma habitual.
En madera (encerada): Estas manchas suelen desaparecer al secarse pero, si no es así, se pasa un trapo impregnado en esencia de trementina. Luego habrá que volver a encerar la superficie con cera para madera y un trapo de lana. (natural): Cuando el barro ha caído en una madera sin tratar, lo mejor es coger un barreño con agua y jabón y limpiar sin miedo, primero la zona concreta de la mancha y después, el resto de la superficie para que no quede ningún cerco. Conviene secarlo bien con un papel absorbente de cocina o con un buen trapo de algodón. Si se quiere se le puede pasar un poco el secador de pelo, porque cuanto menos tiempo permanezca mojada la madera, mejor. (Pintada o barnizada): Bastará con hacer una mezcla de agua jabonosa y limpiar la mancha con una esponja empapada en ella.
En piedra o mármol: Cuando estas superficies son de color claro, el barro suele dejar unas manchas amarillas difíciles de quitar. Lo mejor en estos casos es lavar con el detergente habitual, dejar secar y pasar un trapo con agua oxigenada de 20 volúmenes. Si se resiste, podemos dejar el agua oxigenada sobre la mancha hasta que ésta desaparezca.
En seda: El primer paso es retirar el barro con un cepillo de uñas, sin restregar, después se coloca una bola de algodón por el revés de la prenda y por el derecho se va tamponando a golpes de muñeca con bencina o tricloretileno. Inmediatamente se pone en remojo toda la prenda con un jabón especial para ropa delicada.
En suelo de barro: En este caso sí que conviene retirar el barro con agua y jabón antes de que se seque y cale la mancha pero, si no llegamos a tiempo, se barre bien el barro seco, se frota la zona de la mancha con vinagre puro y se aclara bien con agua. Si la mancha se resiste y no se quita, entonces se frota con un cepillo y una solución de lejía con agua a partes iguales.
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Hay que aplicarla intentando no salirse de la mancha y aclarando continuamente para que la lejía no se coma del todo el color.
BEBIDAS ALCOHÓLICAS
En algodón/lino: Para eliminar las manchas de cualquier licor o bebida alcohólica existe una solución de emergencia muy útil si nos pilla fuera de casa y consiste en volver a mojar la zona afectada con un poco más del licor causante de la mancha, frotando ligeramente con la yema del dedo (para que el corazón de la mancha se disuelva). Una vez en casa, y sin dejar pasar mucho tiempo, se pone la prenda bajo el chorro de agua fría y se restriega hasta eliminar el alcohol. Después se lava normalmente. Si nos manchamos en casa, lo mejor es recurrir directamente al chorro de agua fría y ponerla inmediatamente en remojo con agua jabonosa.
En fibras sintéticas: Para las prendas de poliamida, tergal, poliéster, etc. la solución es mojarlas con un poco de agua carbonatada o gaseosa frotando ligeramente con la punta de un trapo. A continuación, se empapan con detergente puro (puede ser en polvo humedecido con agua, pero mejor si es líquido) y se deja actuar unos minutos. Después se lava normalmente.
En Lana/seda: (alfombras y moquetas) Se espolvorea la mancha con serrín impregnado en alcohol de 90º, en amoníaco o en vinagre. Se frota con un cepillo y se deja a modo de emplaste sobre la mancha varios minutos hasta que el serrín se seque y pueda retirarse con el aspirador.
Mancha persistente: Si el jabón no puede con la mancha, un poco de alcohol de 90º rebajado ligeramente en agua será la solución. Se extiende con un algodón y se aclara con una solución de nueve partes de agua y una de agua oxigenada y por último, se pone bajo un generoso chorro de agua fría. Mancha reciente: Como se trata de prendas delicadas y no conviene frotar la mancha, bastará con pasar insistentemente, pero sin fuerza, un paño o un algodón mojado en agua carbonatada o en agua con un poco e jabón líquido. Si el jabón es incoloro y la mancha persistente, se puede dejar un rato sobre ella para que la ablande y penetre en los tejidos. Luego se frota con un cepillo de cerdas, siempre que éstas sean muy suaves.
En madera (barnizada): Una buena solución es cortar un trozo de corcho (valen los de la botella de vino) y usarlo como una goma de borrar, frotando la mancha de alcohol con él. Cuando la mancha haya desaparecido por completo se puede limpiar normalmente con un producto especial de los que utilizamos para quitar el polvo de los muebles de madera, después pasar un trapo de lana para sacar brillo. (Encerada): Si nos damos cuenta nada más caer la mancha, el mejor remedio es aplicar agua y jabón. Si ha pasado tiempo, o no funciona el remedio anterior, hay que recurrir a la esencia de trementina. Se aplica con un trapo sobre toda la superficie, no sólo en la zona de la mancha, para evitar que la trementina deje un cerco de color más claro. Cuando hayamos eliminado la mancha hay que dar de nuevo cera o utilizar un reparador de muebles del color adecuado. Si la madera es oscura (ébano, nogal, palosanto, sapelli, roble), puede utilizarse betún de Judea para recuperar el color y protegerlo de futuras manchas. (Natural): Lo mejor es coger la punta de un trapo blanco, empaparlo en éter y frotar sólo en la zona en la que esté la mancha hasta que ésta desaparezca. (Tejidos artificiales): Mojar la mancha inmediatamente con agua tibia es la única forma de evitar que se adhiera a los tejidos artificiales, del tipo de la viscosa o el acetato. Tras esta solución de emergencia, se frota la mancha con una mezcla de dos partes de alcohol de 90º y una de agua, hasta que desaparezca del todo. Después, lavar normalmente. No se pueden emplear productos de limpieza agresivos (lejía, acetona, alcohol puro), porque los tejidos sintéticos se desharían.
BETÚN
En algodón/lana: Primero se moja bien toda la mancha con un quitamanchas tipo éter, amoníaco, trementina, petróleo… Se coloca debajo de la mancha un papel absorbente y por encima se sigue presionando con un algodón empapado en el quitamanchas elegido, hasta que el betún desaparezca. Después se lava de la forma habitual.
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En cuero: La mejor solución cuando se mancha de betún una prenda o sofá de piel es frotar con un algodón empapado en tetracloruro de carbono. Si el cuero es oscuro, se puede frotar con aceite de ricino para evitar que se abra, y si es de color claro, mejor usar vaselina o jalea de petróleo.
En madera: (barnizada): Se pasa una gamuza humedecida en agua con vinagre (una parte de vinagre por dos de agua) para ablandar el betún e inmediatamente se retira y se saca brillo con un aerosol para muebles de madera. (Natural): Si el betún está seco, lo mejor es pasar un trapo mojado en zumo de limón o en leche caliente. Si persiste la mancha, se deja un poco de líquido sobre ella durante unos minutos y se vuelve a frotar. Después se limpia con agua y se pasa el secador de pelo para que no se estropee.
En mármol: Se frota con alcohol de 90º, acetona o gasolina para mecheros. Se aclara muy bien con agua ligeramente jabonosa y se pasa un trapo para abrillantar.
En tejidos sintéticos: En este caso se empapa bien la mancha con alcohol, se coloca por encima y por debajo papel absorbente (puede servir el rollo de la cocina) y se coloca encima algo de peso. Al cabo de diez minutos se levanta y si el betún se ha quitado, se lava la prenda con agua y jabón líquido; si no ha desaparecido, se vuelve a repetir la operación tantas veces como sea necesario.
CAFÉ
En algodón/lino: Si la mancha es reciente, lo más efectivo es espolvorearla inmediatamente con sal para que ésta absorba el café. Pasados unos minutos, se cepilla y se lava con jabón para prendas delicadas. Si la mancha tiene ya algún tiempo y el algodón o el lino son blancos, se puede frotar con agua oxigenada o con un poco de lejía. Si el tejido es de color conviene ablandar la mancha con glicerina y lavar con agua libia.
En alfombras y moquetas: Lo primero que se debe hacer es frotar la mancha con agua fría para quitar los restos más gordos y absorber el café. A continuación, se vuelve a frotar con una esponja seca y se pasa un cepillo de cerdas suaves empapado en una mezcla a partes iguales de alcohol de 90º y vinagre blanco. Se extiende siguiendo la dirección del pelo y de vez en cuando a la contra para que el producto cale en el interior de la mancha, pero sin estropear la alfombra o moqueta. Al final, se seca muy bien con un trapo limpio y seco.
En Lana/seda: La mejor solución para quitar las manchas de café sin dañar los tejidos delicados y de color es extender sobre la mancha de café una yema de huevo batida y diluida en agua templada. Se frota con un trapo que no suelte pelo y se aclara muy bien al final.
En madera (barnizada): Se cuece un puñado de salvado en un cazo con agua, se cuela y se deja templar. Con esta agua se frota la mancha de café y desaparece. Esta agua de salvado puede guardarse porque va muy bien para recuperar el brillo de las maderas y corchos barnizados.
(Encerada): Se pasa un algodón empapado en agua oxigenada de 10 ó 15 volúmenes, si es madera oscura, o en lejía si la madera es blanca o muy clara. Se aclara inmediatamente y se seca bien. Si el café resiste a esto, habrá que comprar en la droguería un abrasivo suave y lijar la superficie con él. (Natural): Hay que blanquear la mancha frotando con un limón cortado por la mitad hasta que desaparezca. Si se resiste, se puede poner un poco de zumo directamente sobre ella y se deja actuar unos minutos. Aclarar bien con agua y secar.
En Mármol (blanco): Cuando el mármol es blanco o de color claro, se utiliza peróxido de hidrógeno con unas gotas de amoníaco, que se deja reposar una o dos horas sobre la mancha y se aclara. (De color): Si la mancha es reciente se limpia con agua y jabón de cocina, secándolo lo mejor posible. Si la mancha tiene tiempo y no sale fácilmente de ningún tipo de mármol, se puede intentar limpiar con limón o vinagre, pero con muchísimo cuidado porque son
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productos corrosivos. No debe dejarse el limón más de uno o dos minutos sobre la mancha. Es mejor que esté poco tiempo y repetir varias veces. Si pierde brillo, habrá que encerarlo.
En papel pintado (lavable): Si se coge a tiempo, bastará con pasar una esponja mojada en agua con jabón de ropa delicada o con champú. (No lavable): Se seca bien la superficie para retirar el líquido superficial de la mancha y se aplica alcohol metílico con un algodón y sin presionar demasiado. Si el papel es blanco o muy claro, y quedan residuos, puede aplicarse peróxido de hidrógeno diluido en agua, aclarándolo inmediatamente porque es un tipo de lejía y puede estropear el papel.
En pared pintada (lavable): La plasticidad de la pintura evita que la mancha cale, así que basta pasar un trapo o una esponja de agua enjabonada. Si la superficie es blanca puede ponerse aguarrás en vez de jabón. (No lavable): En este caso lo primero es pasar un papel absorbente presionando fuerte sobre la mancha para que empape el café. Después se aplica un disolvente para la limpieza en seco, tipo éter, aguarrás o alcohol metílico.
En porcelana: Los cercos que deja el café en el interior de las tazas de loza y porcelana se limpian con un trapo húmedo y un poco de bicarbonato sódico. Luego se lava con agua jabonosa templada (si se utiliza agua caliente la porcelana podría agrietarse).
En tejidos sintéticos: Las manchas de café en estos tejidos se quitan muy bien frotando con un cubito de hielo, o mejor, con hielo picado. Una vez eliminada, se aclara aplicando con un cepillo un poco de agua (puede sustituirse por limón o vinagre blanco), con unas gotas de alcohol de 90º. Luego se lava de forma habitual.
CARMÍN
En algodón y lino: Para quitar el carmín de las toallas del baño, de las camisas, camisetas, pijamas, etc. hay que usar alcohol metílico o algún disolvente para la limpieza en seco, por ejemplo, el éter. Se frota con un trapo sin extender demasiado la mancha, después se frota con un cepillo enjabonado y por último, se lava en una solución de detergente líquido y amoníaco. Si el tejido es de color blanco puede ponerse en remojo con lejía. Pero hay que tener en cuenta que no por echar más cantidad de lejía la ropa queda más blanca, lo más acertado es dejar la ropa en remojo más tiempo si hace falta.
En alfombras y tapicerías: En estos casos, lo mejor es limpiarlo aplicando en un algodón un poco de tricloretileno (tamponando, no frotando). Después, pasamos un trapo limpio ligeramente humedecido en agua con amoníaco. Si no tenemos a mano tricloretileno, se puede usar un producto quitamanchas en spray (la mayoría de ellos contienen este producto) de los que venden en cualquier droguería y también en los grandes almacenes.
En ante: La solución más eficaz es pasar un bastoncillo de los oídos con los extremos de algodón empapados en éter y frotar con cuidado sólo lo que es la mancha. El problema de limpiar este tipo de manchas en ante es que si la prenda tiene ya un tiempo y está sucia, se notará más limpia la zona que tenía la mancha que el resto de la prenda. En ese caso, lo mejor es pasar por toda la prenda un trapo mojado en una solución de agua y amoníaco a partes iguales. Hay que hacerlo poco a poco, en superficies reducidas, y secando inmediatamente con
un trapo limpio y seco. Si no lo hacemos así la prenda podría llegar a estropearse. Si el ante no
estaba muy sucio bastará con pasar una goma de borrar por la zona que rodea la mancha.
En lana: Mancha reciente: El carmín no es una mancha fácil de quitar sobre este tejido porque no se puede restregar, pero, en general, no suele resistirse al alcohol de 90º. Se frota con un algodón o la punta de un trapo, insistiendo varias veces si es necesario. Luego se lava la prenda a mano con agua y jabón para ropa delicada y si es necesario se frota con un cepillo.
Mancha seca: Si la mancha lleva tiempo y está ya seca, hay que ablandarla antes de limpiarla y esto se hace calentándola con el secador del pelo o aplicando un poco de glicerina con la yema de los dedos. Después se aplica el alcohol de 90º y se lava con agua templada y un poco de jabón líquido.
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En madera (encerada y barnizada): Bastará con pasar un trapo mojado en agua con amoníaco y después escurrir bien. Hay que frotar, aclarar con agua limpia y secar inmediatamente. Las manchas que se resistan pueden frotarse con un algodón mojado en alcohol de 90º. Después puede devolverse el brillo con una solución de alcohol de quemar y aceite de linaza mezclados a partes iguales, aplicado con un paño de lana. (Natural): Limpiar con un algodón embebido en éter, debe insistirse cuantas veces sea necesario cambiando el algodón cuando se manche, hasta que no quede resto alguno de carmín. Después se pasa una esponja jabonosa para quitar la aureola que suele dejar el éter y se seca muy bien con un trapo.
En seda: Las prendas no lavables necesitan recurrir al agua oxigenada para eliminar el carmín.
Se pone un trapito por la parte de debajo de la prenda, se hace una mezcla con agua oxigenada y agua a partes iguales y se frota la mancha con un algodón empapado en ella. Luego se aclara bajo el grifo de agua fría y se lava como siempre. Si no funciona el agua oxigenada, puede probarse frotando con un poco de tricloretileno y aclarando en abundante agua tibia. Si quedan restos, se deja sobre ellos jabón líquido transparente durante unos minutos.
CHICLE
En algodón: Se mete la prenda en el congelador hasta que el chicle esté duro y se desprenda fácilmente con la ayuda de un cuchillo o de los dedos.
En alfombras y moquetas: Se frota el chicle con un cubito de hielo hasta que esté casi congelado y se despegue con facilidad. Si no sale entero y quedan restos, se eliminan frotando
con un algodón empapado en aguarrás.
En Cristal y loza: El remedio más eficaz cuando se trata de un recipiente (una taza, un bol, una ensaladera, una jarra….) es poner a hervir agua en una cacerola grande y meterlo dentro para que hierva con ella y se ablande el chicle. Luego se frota con alcohol para eliminar los restos pegajosos que pudieran quedar y se seca con un trapo de algodón.
En hierro: En ese caso existen dos formas de quitar el chicle igual de efectivas: o bien se pone una bolsa de hielo sobre él y una vez duro, se retira haciendo presión con un destornillador o un cuchillo, o bien se calienta el chicle con un secador de pelo y se va retirando con una espátula. Los restos se frotan con un estropajo de hierro (tipo nanas) y agua jabonosa.
En lana/seda: También se frota con un cubito de hielo para endurecerlo y que salga de una pieza. Es mejor tirar de él poco a poco con la ayuda de unas pinzas de depilar, para no dañar el tejido. Después y para eliminar los posibles restos, se frota la mancha con alcohol metílico y se deja en remojo la prenda en abundante agua jabonosa.
En madera: Se mete un cubito de hielo en una bolsa y se frota el chicle con él. Después, y con la ayuda de un cuchillo, se levanta y se tira de él. Luego, si es madera natural, se limpia con agua y un jabón especial para madera; si es encerada, con un producto especial para madera; y si es barnizada, con agua y amoníaco. En cualquiera de los casos se seca muy bien la madera con un trapo de algodón.
En mármol: Se rasca con hielo y la ayuda de un palo de madera o de un bastoncillo de naranjo que es más blando y no dañará el mármol. Si quedan restos, lo mejor es quitarlos con benzol.
En pana y terciopelo: Si se endurece con hielo el chicle, hay que tirar de él con muchísimo cuidado para no estropear el pelo. Por eso, si no estamos seguros de poder hacerlo bien, lo mejor es retirar el chicle blando con la ayuda de un trapo empapado en agua hirviendo (puede
tamponarse para que el agua hirviendo lo ablande) y si ya está duro porque lleva tiempo, conviene ablandarlo frotando con aguarrás. Después se tampona con benzol para eliminar los restos y se lava con jabón para ropa delicada.
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En papel pintado (lavable): Se endurece con un cubito de hielo y se tira de él con cuidado. Después se limpia el papel con agua caliente jabonosa y se seca bien. (No lavable): Se calienta el chicle con el secador de pelo y se va retirando con un trapo empapado en benzol, intentando no extenderlo. Si quedan restos se puede tamponar con éter.
En piel: En este caso, lo más eficaz es frotar el chicle con una crema limpiadora (de las de la cara) hasta que el chicle se desprenda por sí solo. Luego se pasa un trapo mojado en leche y se nutre todo con crema hidratante.
CHOCOLATE
En algodón –Alfombras y moquetas-: Se cubren de polvos de talco y se deja actuar unos minutos. Después, se pasa el aspirador y se retiran los restos de chocolate frotando con una mezcla de agua y alcohol a partes iguales. Tejidos lavables: La mancha de chocolate se quita fácilmente con agua y jabón líquido. El primer lavado debe ser con agua fría y el segundo con agua caliente. Tejidos no lavables: En este caso lo mejor es frotar la mancha con una mezcla de amoníaco y alcohol al 50%, aplicado con un trapo de algodón.
En Lana/seda –manchas resistentes-: Para los tejidos delicados, el mejor remedio es eliminar los restos superficiales bajo un buen chorro de agua fría, cubrir la mancha con jabón líquido transparente (especial para prendas delicadas) y dejarlo que actúe una hora. Después se aclara muy bien con agua templada. Mancha seca: cuando la mancha tenga tiempo y el chocolate haya penetrado mucho en el tejido, habrá que ablandarlo con glicerina (extendida con la yema de los dedos) y colocar después la mancha entre dos papeles absorbentes con algo de peso encima. Se deja una media hora larga y se lava normalmente con jabón para prendas delicadas. Si en cualquiera de los dos casos (manchas recientes o secas) quedan restos habrá que empapar la zona con alcohol de 90º diluido en un poco de agua y frotar con un cepillo de uñas de cerdas suaves.
En madera –encerada o barnizada-: Se quita sencillamente con agua y jabón, pero si el aceite del cacao ha calado el barniz, se puede frotar con un trapo empapado en agua caliente y
amoníaco y enjuagarlo bien. Si la mancha es muy profunda, entonces habrá que frotar con un trapo empapado en gasolina. Natural: Puede limpiarse haciendo una mezcla con bórax y agua (en una proporción de 15g. de bórax por ¼ de agua). Se coloca como emplaste sobre la mancha y se deja actuar de 15 a 20 minutos. Después se retira con un trapo humedecido y se seca bien.
En mármol: Si la mancha está fresca todavía, bastará con pasar una esponja enjabonada con champú y secar bien con un trapo de algodón. Pero si tiene ya tiempo y está muy pegada a la superficie porosa del mármol, el mejor remedio es frotar con un algodón empapado en agua oxigenada de 12 volúmenes hasta que desaparezca. Al final se aclara muy bien con agua tibia.
DESTEÑIDO
Algodón y moquetas: Algunas alfombras y moquetas pueden desteñir si se limpian con agua caliente o se cae algún líquido en ellas. La solución es frotar la zona desteñida con una mezcla de leche caliente y limón. Si no funciona, puede hacerse una mezcla de amoníaco rebajado con agua y frotar con un cepillo. Si la alfombra pierde color en este proceso, se puede recuperar limpiando con vinagre blanco y agua.
Tejidos.- Existe una solución infalible que se lleva usando muchos años y que consiste en hervir en abundante agua unas 20 hojas de laurel durante 15 minutos. Se introduce la prenda en el agua hirviendo, se pone a fuego lento y se deja unos minutos sin dejar de remover. Luego, se apaga y se deja que el agua se enfríe con la prenda dentro. Después se aclara con agua fría y se lava normalmente.
Barro y piedra.- Los suelos, macetas y objetos de barro pueden desteñir las superficies con las que estén en contacto, si se emplean en su limpieza productos fuertes o si permanece
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mojado mucho tiempo. Si destiñe sobre piedra o cemento, hay que frotar con un cepillo de púas fuertes y amoníaco puro. Luego se lava con agua jabonosa y se aclara bien con agua fría. Se puede prevenir que el barro destiña si se friega a menudo con agua salada.
Lana.- Se utiliza la misma fórmula del laurel pero, al tratarse de tejidos que encojen con el agua caliente, se deja enfriar bien el agua de laurel antes de introducir la prenda (también conviene colarla). Después, se deja en remojo de media a una hora. Se aclara y se lava con jabón para prendas delicadas.
Madera
Encerada o barnizada.- Lo más eficaz es frotar la zona teñida con un algodón empapado en éter y pasar un trapo enjabonado. También puede utilizarse agua oxigenada de 110 volúmenes. Al final se encera con una mezcla de aceite de linaza y alcohol de quemar a partes iguales. En madera natural.- Si cae un líquido en la tela de la silla o del reposapiés, puede llegar a desteñir y manchar la estructura de madera. Si esto ocurre en madera natural sin tratar, habrá que tratar con agua caliente y lejía a partes iguales. Se aplica con un pincel sin que cale mucho la madera y se pasa un papel absorbente para que impregne.
Parqué.- Si ha desteñido la alfombra o algún mueble pintado sobre el parqué, lo mejor es pasar un trapo empapado en agua caliente con un poco de amoníaco y luego frotar con éter. Se aclara y se lava como siempre.
Mármol.- Se frota con un algodón empapado en agua oxigenada con unas gotas de amoníaco. Si la mancha ha quitado color al mármol, se empapa la superficie con un poco de gasolina, se deja unas dos horas y se pule con un trapo de lana.
Seda.- Si se ha desteñido toda la prenda por igual, lo mejor es ponerla en remojo durante media hora en una mezcla de agua oxigenada con unas gotas de amoníaco. Si sólo se ha desteñido una zona concreta, es más práctico extender la mancha sobre una superficie plana y con un pincel, ir aplicando una mezcla de agua oxigenada y agua al 50%.
ESCAYOLA
Algodón y lino.- Lo primero es ablandar la escayola y esto lo conseguimos poniendo la prenda en agua templada con jabón, si se trata de una prenda de color, o con lavandina; una cucharada por cada dos litros de agua, si es un tejido blanco. Se deja dos o tres horas en remojo, se escurre y se rasca la escayola con un cuchillo y se frota con un cepillo. Se enjuaga bien pasándolo primero por agua jabonosa y luego, por agua fría.
Cristal.- Las manchas dejadas por la escayola en ventanas o bombillas se eliminan con facilidad pasándoles un trapo mojado en vinagre y secando bien con papel de periódico o con un trapo de algodón. También puede limpiarse con una mezcla de agua y alcohol de quemar.
Techos.- La propia escayola de techos o muebles quedará como nueva si se limpia con una mezcla de almidón y agua templada. Puede aplicarse con un algodón, pero la manera más cómoda es utilizar un pincel. Se deja secar y se cepilla con suavidad.
Gres.- Se limpia el suelo con estropajo verde empapado en vinagre caliente. Si es necesario se
rasca ligeramente con una espátula o un cuchillo. Si el gres es de color, conviene aclarar al final con agua clara o ligeramente enjabonada porque el vinagre se come el color.
Lana y seda.- Se tiene que ablandar la escayola mojándola en agua templada con un chorro de vinagre. Después se rasca la escayola con mucho cuidado y con ayuda de un palillo de madera de naranjo (de los de manicura). Se frota con un cepillo suave y se lava con agua y jabón líquido.
Linóleo.- Para quitar la escayola en los suelos de linóleo y plástico no pueden emplearse disolvente como el aguarrás, la bencina, el jabón o el amoníaco (muy efectivos en otros casos) porque contienen álcali, una sustancia que los corroe y daña. Así que la única opción es
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ablandar la escayola utilizando aceite de linaza o trementina. Se aplica con un trapo y una vez eliminada, se abrillanta todo el suelo con aceite de linaza.
Madera.- Para quitar las manchas de escayola se friega con agua amoniacada y si es necesario se envuelve un cuchillo en un trapo de algodón y se rascan los pegotes más gordos. Se le da un último aclarado con agua con vinagre. Si a pesar del vinagre, la madera pierde algo de brillo por el amoníaco, éste se recupera pasando un trapo mojado en una mezcla de aceite de linaza y alcohol de quemar a partes iguales.
ESMALTE DE UÑAS
Algodón, lana y lino.- Se frota la mancha con un trapo blanco empapado en acetona, con mucho cuidado de no extender la mancha. Si se extiende o la mancha se resiste, podemos hacer una mezcla con dos partes de amoníaco por una de aguarrás y aplicarla frotando con un cepillo de uñas. Luego se lava con agua templada y con jabón líquido.
Cristal.- Es habitual utilizar el esmalte de uñas para pintar nombres o dibujos en tazas y vasos. Si deseamos quitarlo, bastará con meterlos en el lavaplatos o ponerlos en remojo con agua caliente y jabón. Después, se frota con un estropajo y se aclara. Si se trata de otro tipo de cristal (el que está sobre una mesa, por ejemplo) se puede limpiar con alcohol de quemar, amoníaco y agua.
Gres.- En este caso se echa un buen chorro de aguarrás sobre la mancha para que se ablande el esmalte y pasados unos minutos, se retira frotando con un cepillo. Se lava toda la superficie de gres con agua jabonosa y ya está. Si el esmalte se ha metido en las juntas de las losetas, lo mejor es frotar con un cepillo de uñas mojado en acetona y si es necesario, raspar con un estropajo de acero. Luego se lava normalmente.
Lana y seda.- En los tejidos delicados se eliminan las manchas de esmalte de uñas con éter, tamponando con un algodón por el anverso de la tela, mientras colocamos un trapo en el reverso. Si quedasen restos se eliminan frotando con alcohol de 90º. Si aún así quedase un pequeño cerco, la prenda puede ponerse a remojo en un recipiente con agua tibia, jabón líquido especial para prendas delicadas y un chorro de amoníaco (una cucharada por litro más o menos).
Madera.- Se bordea la mancha con un poco de celofán, de cinta de carrocero o de cinta aislante y se frota con la ayuda de un bastoncillo para los oídos con acetona (quitaesmaltes). Es mejor pasarlo varias veces con poca cantidad que empaparlo, ya que la acetona no sólo disuelve el esmalte de uñas sino, también, los barnices. Si a pesar del cuidado la madera queda mate, habrá que pulirla frotando con ceniza mezclada con petróleo.
Mármol.- Pasar un algodón impregnado de amilacetato o acetona debería bastar. Eso sí, hay que elegir uno que sea muy poco aceitoso y después, quitar los restos pasando un trapo con aguarrás y lavando con agua a la que habremos añadido champú, en vez de jabón. Si la acetona era muy aceitosa y ha dejado algún tipo de mancha, puede quitarse frotando con éter.
Papel pintado.- El mejor remedio para limpiarlo, sin levantar el papel ni el color, es frotar con un algodón empapado en alcohol metálico. Es mejor tamponar varias veces (con movimientos de muñeca de nosotros hacia la pared) que frotar de arriba abajo. Luego se le pasa un par de veces, muy rápido, un trapo humedecido (lo más escurrido posible) en agua fría.
Paredes pintadas lavables.- Si no se puede mojar la pintura, lo mejor es frotar con miga de pan caliente y si se resiste recurrir al éter aplicado con un algodón.
Paredes pintadas no lavables.- Si la pintura de la pared es plástica se pasa un trapo impregnado en agua caliente con aguarrás. En ambos casos, cuando la mancha de esmalte es grande el remedio más efectivo es limpiarla con un algodón impregnado en acetona. El problema de este remedio es que puede dejar una mancha de grasa que habrá que intentar quitar colocando sobre ella un papel absorbente y la plancha templada.
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Piel.- La forma más delicada y la menos agresiva para la piel, es limpiarla con un algodón impregnado en éter. Pero si la mancha es grande puede que esta solución no sea suficiente, entonces habrá que hacer una mezcla de acetona, alcohol y agua (a partes iguales) y aplicarla frotando del exterior al interior. Como es probable que la piel se reseque y pierda color, conviene aplicar al final una capa de cera incolora, crema hidratante o unas gotas de aceite de ricino, frotando enérgicamente.
Tejidos sintéticos.- Se utiliza la acetona como en las prendas de algodón, el problema es que puede decolorar algunos de estos tejidos e incluso, deshacerlos. Por eso, lo mejor es hacer una prueba antes en un lugar de la prenda poco visible. Si no se estropea, se frota la mancha con acetona y luego se lava normalmente con agua y jabón. En el caso de que la acetona dejase mancha, se espolvorea con talco y se cepilla.
FRUTA
Algodón y lino blanco.- Se echa sal sobre la mancha y se frota con un trapo blanco, con movimientos circulares del interior al exterior de la mancha. Después, se deja la prenda en remojo en agua fría con jabón líquido. Finalmente, para aclararla, se utiliza agua muy caliente si la prenda lo permite o al menos, templada. Si la mancha tiene tiempo, se pone en remojo con agua con amoníaco. Se aclara y se vuelve a poner en remojo en agua con lejía hasta que la mancha desaparezca. Se aclara bien y se lava de la forma habitual.
Algodón y lino de color.- En este caso, lo más adecuado es utilizar alcohol de 90º o agua oxigenada de 20 volúmenes con unas gotas de amoníaco. Se impregna un trapo blanco y se frota suavemente. Un truco curioso y poco utilizado para quitar las manchas de fruta es meter la zona afectada en un bol con leche cortada, durante dos horas. Después se aclara.
Cerámica y loza.- Las frutas de color intenso, como frambuesas, fresas, moras, etc. pueden teñir los recipientes de loza o cerámica y los cítricos pueden quitarles brillo y amarillearlas. Para
limpiarlas, nada como darles un baño de dos horas en agua con bórax.
Fibras vegetales.- Para quitar las manchas de fruta en esteras y alfombras de fibra vegetal, se pasa un trapo impregnado en leche salada y se dejan secar bien extendidas en un lugar ventilado. Si al limpiar la mancha ese trozo ha quedado más claro, habrá que igualar limpiando el resto con agua templada y detergente. Al final se aclara bien con agua y con agua oxigenada de 20 volúmenes (en una proporción de cuatro a uno).
Lana. Manchas recientes.- Se quita frotando con un algodón impregnado en sal y se lava en agua jabonosa, sin dejar en remojo mucho tiempo. Por último, se aclara en abundante agua fría.
Manchas resecas. Cuando la macha lleva tiempo y los restos de fruta se han secado sobre el tejido, antes de aplicar la sal, habrá que ablandar la mancha remojándola con agua con amoníaco. Si quedan restos, se frota con alcohol de quemar hasta que desaparezcan.
Moquetas y alfombras.- Se absorben los restos o el líquido que pudiera quedar con un papel absorbente de cocina. Se pasa un trapo empapado en agua con detergente líquido y amoníaco. Si queda mancha, se frota con un tapo humedecido en tetracloruro de carbono o tricorestileno. Por último, se seca con un trapo mojado en agua fría.
Mármol y piedra.- En condiciones normales, estas manchas se eliminan fácilmente frotando con un cepillo empapado en agua jabonosa. Si quedan restos, la única solución es hacer un emplaste con polvos de piedra pómez y jabón líquido y frotar con esta mezcla la mancha. Para acabar, hay que aplicar una capa de aceite de linaza sobre el mármol o una cera especial en el caso de los suelos de piedra.
Papel pintado.- Para limpiar las manchas de fruta sobre este material, lo más eficaz es frotar suavemente con un algodón mojado en agua oxigenada. Después se pasa un trapo seco o el secador de pelo para que el papel no quede mojado y llegue a ahuecarse.
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Seda.- Manchas recientes.- Se frota con un algodón empapado en agua caliente con amoníaco. Si la prenda tiene colores intensos, el amoníaco puede dañar el color, así que es mejor limpiar la mancha con vinagre blanco caliente. Manchas resecas.- Si la mancha está ya reseca, será necesario dejarla en remojo en una mezcla de agua fría con alcohol de 90º, al 50%. También se puede dejar la zona de la mancha en remojo de leche cortada (mejor que sea descremada para que no deja cerco de grasa)
Tejidos sintéticos.- Lo primero es poner la mancha sobre un papel de cocina o una tela muy absorbente para después, frotarla con la punta de un trapo blanco empapada en jugo de limón, agua con unas gotas de amoníaco o vinagre blanco.
GRASA
Algodón y lino.- Para tratar una mancha reciente de grasa, lo primero es espolvorearla con polvos de talco y cuando éstos hayan absorbido la grasa, se frota enérgicamente. Si quedan restos o la mancha se ha secado un poco, hay que frotar con un trapo impregnado en amoníaco o con gasolina purificada (de la que se usa en los mecheros). Después de esto, se deja en remojo con jabón líquido y se aclara bien.
Moquetas y alfombras.- Basta frotar con un paño empapado en benzol. Otra opción bastante eficaz es sustituir el éter por esencia de trementina.
Grasa de coche.- Es más difícil que quitar que la grasa común pero, en general, se puede eliminar de cualquier tejido retirando el exceso con un cartón, impregnando la mancha con mantequilla para ablandar la grasa y por último, lavando con agua y jabón. Si es de cuero, se ablanda la grasa con vaselina, se deja unos minutos puesta y se frota con un paño seco.
Lana. Alfombras y moquetas.- Antes de nada, ya sea la mancha reciente ya sea antigua, se debe fregar con agua caliente y jabón especial para lana con un chorro de amoníaco. Se frota bien insistiendo en la mancha con un cepillo pequeño. Si quedan restos, se eliminan frotando con un trapo empapado en tricloroetileno o tetracloruro de carbono. No está de más acabar lavando con un champú o aplicando un spray en seco, especial para moquetas.
Madera barnizada.- Cuando la grasa no ha calado del todo en la madera, lo mejor es lavarla con una esponja mojada en agua caliente con jabón y amoníaco. Pero si ha calado profundo, habrá que frotar con gasolina.
Madera encerada.- Se coloca un papel absorbente y la plancha caliente encima de la mancha o se frota con un paño impregnado en esencia de trementina. Si la mancha tiene algún tiempo, habrá que ablandarla primero con esencia de trementina o una mezcla de amoníaco y alcohol a
partes iguales. Luego se frota con benzol, se lava como de costumbre y se encera.
Madera natural.- Si la mancha lleva tiempo y la madera ha absorbido mucha grasa, se frota con benzol y se pone encima un papel de seda o polvos de talco. También se puede aplicar el benzol y los polvos juntos en una misma papilla.
Mármol.- Para hacer desaparecer la grasa del mármol blanco hay que frotarla con una mezcla de Blanco de España y levandina (o lejía) al 50%.
Nylon.- En este caso se lava la prenda normalmente y después se intenta decolorar la mancha
con zumo de limón o con agua oxigenada.
Papel pintado.- La solución más socorrida para casos de emergencia es rociar la mancha con un quitamanchas comercial en spray y cepillar bien el papel una vez se haya secado. De todos modos, tradicionalmente se han quitado este tipo de manchas frotando con un algodón con éter, para luego espolvorear con talco (o yeso fino), cubrir con un papel absorbente y pasar la plancha caliente por encima.
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Pared entelada.- Se hace un engrudo con polvos de talco y benzol y se aplica a modo de emplasto sobre la mancha. Pasadas dos horas se cepilla enérgicamente.
Pared pintada Lavable.- Se friega con una esponja empapada en agua caliente a la que se añade jabón y amoníaco y se aclara muy bien con agua limpia. Hay que tener en cuenta que siempre que lavemos una pared, conviene aplicar el agua jabonosa de abajo a arriba porque puede escurrir sobre la pared sucia y dejar señales, y la del aclarado, mejor de arriba abajo.
Piel.- Puede recurrirse a los polvos de talco mezclados con alcohol de quemar y aplicados sobre la mancha (si tenemos alguna tiza en casa es mejor utilizar la tiza triturada en vez de los polvos de talco, porque es más absorbente). Se presiona con los dedos y se deja secar para retirarlo después, frotando. Si no se quita bien o quedan restos de mancha, se frota con un algodón impregnado en éter aplicado a pequeños golpes. Por último, conviene nutrir la piel con cera incolora, crema hidratante de cara o unas gotas de aceite de ricino extendidas con un trapo y frotando enérgicamente.
Seda.- El remedio menos agresivo es preparar una mezcla espesa con tricoretileno y bicarbonato y frotar con ella la mancha con cuidado. Se deja secar y se cepilla para eliminar todos los restos. En los casos en que los que la mancha se resista, habrá que recurrir a frotar con un algodón o con un trapo limpio impregnado en esencia de trementina. Si la mancha está muy incrustada y seca, lo mejor es frotar desde el principio con un algodón empapado en éter o en magnesia. Cuando la mancha es muy pequeña o se trata de un salpicado difícil de limpiar gota a gota, lo mejor es remojar toda la prenda en agua en las que habremos echado unas gotitas de amoníaco.
Tejidos sintéticos.- El primer paso es ablandar la mancha con éter para, acto seguido, lavar en abundante agua jabonosa.
Terciopelo.- El mejor remedio para eliminar la grasa de un tejido tan delicado es calentar arena en el horno (vale cualquiera, pero mejor si es de la fina de playa) y extenderla sobre la mancha. Se deja actuar durante cinco minutos y finalmente, se frota con un cepillo para quitarla del todo.
HIERBA
Algodón blanco.- Lo mejor, aunque lleve tiempo, es poner primero la prenda en remojo con agua fría unas tres horas. Después, se lava en agua muy caliente con jabón líquido y se aclara con agua, también muy caliente, a la que se añade un poco de lejía. Por último, se aclara con agua fría. Si podemos poner la prenda a secar al sol, entonces es mejor que en el último aclarado añadamos al agua un poco de vinagre blanco.
Algodón de color.- En este caso y para no dañar los colores, se lava la prenda en agua caliente con perborato, dejándola en remojo durante un par de horas y se aclara en abundante agua fría.
Moquetas y alfombras.- El remedio más eficaz en estos casos es utilizar una espuma limpiadora de alfombras, dejar secar, frotar con un cepillo de cerdas duras y aclarar con un trapo humedecido en agua caliente. Si la mancha no se quita, habrá que recurrir a frotarla con un trapo empapado en tricloretileno o tetracloruro de carbono.
Fibras artificiales.- Se pone el tejido a remojo en un recipiente con agua fría unos minutos y después, se lava con agua templada jabonosa con un chorrito de vinagre. Se aclara la prenda en agua fría con vinagre. Si quedan restos de hierba o césped, se puede hacer uno de los aclarados con agua templada a la que deberemos añadir un poco de agua oxigenada (dos cucharadas por medio litro). El último aclarado de todos ha de ser siempre de agua fría con unas gotas de vinagre.
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Gres.- Las manchas y pisadas de hierba desaparecen de los suelos y superficies de gres lavándolos simplemente con agua muy caliente a la que habremos añadido un poco de jabón líquido y un chorrito de vinagre.
Lana y seda.- Lo mejor es frotar la mancha con un algodón empapado en benzol. Luego lavar con agua y jabón y aclarar en abundante agua fría.
Hilo.- En los tejidos de hilo la solución más eficaz es frotar con un trapo mojado en una disolución de alcohol y agua caliente. Si la mancha se resiste, se frota con alcohol puro y se aclara con agua caliente jabonosa.
Madera encerada o barnizada.- Se elimina muy fácilmente pasando un trapo mojado en agua templada con vinagre. Se puede dejar secar con el vinagre o aclarar con un trapo mojado en agua fría. Como siempre ocurre con la madera, el último paso es secarlo muy bien con un trapo de algodón.
Madera natural.- Se frota la mancha con un algodón o con la punta de un trapo empapada en benzol. Después, se aclara con un trapo mojado en agua fría (muy escurrido), se seca muy bien y si es necesario se pasa unos segundos el secador de pelo desde unos 30 centímetros.
Papel.- Las manchas de hierba sobre el papel de la pared de color claro se eliminan empapando la zona con agua oxigenada, con la ayuda de un algodón. Cuando el papel tiene algo de color o es estampado, el alcohol metílico limpiará la mancha sin dañar el papel. Conviene aplicarlo con un algodón y poner luego encima un papel secante, presionando bien con la ayuda de una toalla o un trapo para que absorba bien la mancha.
Terrazo y barro.- Para limpiar las manchas de hierba y césped de los suelos de materiales porosos, se empapan en vinagre caliente y se frotan con un cepillo de púas duras o metálicas. Después de lavan con agua muy caliente o jabón líquido y se aclaran con abundante agua fría. Si la mancha está incrustada y quedan restos, habrá que recurrir al benzol, aplicado directamente sobre la mancha y frotar con un cepillo (protegiéndose bien las manos con guantes). Luego se aclara con agua jabonosa.
Hierbas y verduras que limpian:
Hojas de hiedra.- Debemos cocer unas 25 hojas verdes en un litro de agua durante 10 minutos. Se dejan reposar fuera del fuego hasta que se enfríe. Cada vez que tengamos una mancha difícil, se empapa un algodón en este líquido, se frota bien y se lava.
Hojas de laurel, El agua que resulta de la cocción de 25 hojas de laurel en dos litros de agua durante 15 minutos sirve para quitar el desteñido de la mayoría de los tejidos. Basta dejar la prenda en remojo un par de horas y aclararla en abundante agua fría.
Hojas de puerros.- Si frotamos las piezas de estaño sin brillo y sucias con hojas verdes de puerros quedarán relucientes. Después hay que enjuagarlas y dejarlas perfectamente secas.
Judías verdes.- Si cocemos judías verdes y conservamos el agua en un tarro, luego lo podremos utilizar para limpiar las manchas difíciles de las prendas de algodón y hasta de las más delicadas como la lana y la seda. Eso sí, para que sea efectivo, al agua de la cocción no se le debe añadir sal.
HUEVO
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Algodón.- Conviene dejar la prenda en remojo en agua jabonosa, una media hora y después, frotar con un cepillo de uñas y lavar normalmente. Si al secarse vemos que quedan restos, entonces habrá que ponerla de nuevo en remojo con agua fría y un poco de agua oxigenada de
20 volúmenes (dos cucharadas por medio litro). Lo más importante a la hora de tratar las manchas de huevo en cualquier tejido o superficie es saber que siempre debe limpiarse con agua fría, porque el agua caliente ayuda a fijarla aún más.
Alfombras y moquetas.- Si la mancha está seca se puede frotar con un cepillo para retirar los restos visibles de huevo y después, colocar encima un emplaste hecho con jabón líquido, amoníaco y agua (si lo batimos hasta que haga espuma será más efectivo). Se deja que actúe unos minutos y después se frota enérgicamente la mancha con un cepillo. Finalmente se aclara
con agua fría.
Cuero.- Las manchas de huevo hay que ablandarlas para no tener que rascar la piel, por eso, tradicionalmente se ha usado un aceite especial, extraído de las pezuñas de la vaca y que se puede adquirir en droguerías. Si no lo encontramos, bastará extender con los dedos un poco de jalea de petróleo o más sencillo aún, vaselina. Se retiran los restos de huevo con un trapo y se pasa un trapo absorbente.
Gres.- Bastará frotarlo con agua fría a la que se puede añadir un chorrito de jabón y otro de amoníaco o directamente, un jabón amoniacado de los que se usan para limpiar el cuarto de baño. Si la mancha está pegada, puede frotarse con un poco de sal húmeda y una vez retirados los restos, limpiar con un trapo empapado en agua fría.
Lana y seda.- No conviene frotar la mancha ni ablandarla con productos grasientos. En este caso, lo mejor es poner la prenda a remojo con agua amoniacada en una proporción de una cucharada por litro. Si quedan restos, se frotan con un algodón empapado en alcohol rebajado con agua.
Alfombras de seda. Si la mancha es reciente, se quitará frotando con sifón o agua carbonatada. Basta dejarlo actuar sobre la mancha unos diez minutos y retirar con una esponja. Si la mancha ya está seca, los restos de huevo se eliminarán frotando con un cepillo o una escoba de paja, siguiendo siempre la dirección del pelo. Luego, se pasa un trapo o un cepillo de uñas empapado en agua fría con jabón para prendas delicadas y vinagre. Se deja secar bien poniendo un periódico o un plástico debajo, si la alfombra está sobre un suelo de madera.
Prendas de color delicadas.- Se frota la mancha con un algodón o la punta de un trapo empapada en alcohol de 90º. Después, se lava la prenda normalmente con agua fría y jabón especial para prendas delicadas (se puede dejar en remojo unos minutos siempre que no sea lana).
Madera.- Se frota la mancha con un trapo empapado en vinagre puro frío. Después, se limpia toda la superficie con agua fría y vinagre, se deja secar y se saca brillo con un trapo.
Policromada. Las manchas de huevo de la madera dorada de los marcos, de algunas bandejas o de bajoplatos, se limpian fácilmente frotando con clara a punto de nieve a la que habremos añadido una gota de lejía o de alcohol. Una vez limpio, se frota con un trapo hasta sacarle todo el brillo.
Plástico: Hules.- Si la mancha de huevo ha caído en el mantel de hule existe un truco muy curioso pero efectivo, que consiste en hacer una vinagreta y frotar con ella la mancha. Cuando la mancha haya desaparecido, se frota todo el hule con la vinagreta pues servirá para darle brillo. Se deja secar, bien extendido, durante unas horas y se retira el exceso de grasa con un papel absorbente de cocina.
Suelos.- Si son de plástico o linóleo, pueden limpiarse fregando la mancha con vinagre para quitar los restos secos más grandes. Después, se extiende clara de huevo batida a punto de nieve con un trapo y se deja secar una media hora. Finalmente, se aclara con agua fría y se frota enérgicamente con un trapo para sacarle brillo.
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Plata.- En todos los metales, pero especialmente en la plata, conviene quitar la mancha de huevo cuanto antes con agua y jabón, porque deja una marca negruzca muy difícil de quitar. Si ya se ha formado la mancha, lo mejor es frotar con medio limón o hacer un puré de patata espeso con agua y cubrir la pieza con él a modo de emplaste. En los dos casos, pasados unos minutos, se aclara bien con agua templada y se saca brillo con un trapo de algodón seco o con un papel de cocina absorbente.
HUMEDAD
Algodón.- Si guardamos la ropa a medio secar o en armarios con ambiente húmedo (por estar cerca de tuberías o goteras) lo más probable es que aparezcan unas manchas negras y mohosas que se eliminan sencillamente lavando la prenda con agua amoniacada. Si es necesario, se frota ligeramente con un cepillo de uñas.
Edredones.- Si la humedad se ha introducido en el relleno del edredón y no hay manera de que se seque, lo mejor es lavarlo: quitaremos las posibles manchas amarillas y desaparecerá el olor a humedad. Esto se hace en la lavadora o en la bañera a mano, y añadiendo al detergente un chorro de amoníaco. Una vez escurrido, si se puede, lo ideal es tenderlo al sol para que se seque bien pero si no se puede, se descose una esquina lo suficientemente grande para que entre la boca del secador del pelo y se enchufa con aire frío (también se puede alternar con aire caliente de vez en cuando).
Mantas.- Si han cogido humedad y huelen o están manchadas, se limpian exactamente igual que los edredones, pero si no están manchadas y sólo se les quiere quitar la humedad, lo mejor es extenderlas en una superficie lisa y espolvorearlas con sal. Se dejan toda una noche y por la mañana se sacuden bien y se cepillan.
Cuero y ante.- Las manchas amarillas de humedad se eliminan fácilmente frotando la zona con un trapo humedecido en vinagre. En las prendas de ante, se debe seguir la dirección del pelo, escurrir bien el trapo y secar con el secador de pelo para que no salga de nuevo la humedad. En el caso del cuero, se seca con un trapo y se nutre con crema hidratante.
Espejos.- El contacto permanente con la humedad provoca que los espejos se piquen o se llenen de manchas de humedad, el mejor truco es pasarles un trapo o un algodón empapado en aceite de máquina (del que se usa para la moto, la cortadora de césped, la máquina de coser, etc.) Conviene dejarlo que se seque unos minutos y luego retirar el exceso con un papel de seda o un papel absorbente de cocina. Como último paso, se limpia bien el espejo con alcohol y se seca con papel de periódico. Además, la humedad continuada es la causante de que el espejo pierda su azogue (pátina negra que llevan pro detrás), para evitarlo conviene cubrir toda la parte de atrás con una silicona transparente. Se puede comprar en tubo y extender con la ayuda de un cartón.
Fibras vegetales.- Las alfombras de sisal, coco, etc. cogen humedad con gran facilidad y les salen unas manchas oscuras muy desagradables. Para eliminarlas, lo primero es secarlas muy bien con el secador de pelo o al sol. Después, se frotan con un cepillo y una disolución de agua caliente y lejía al 50% y se extienden dejándolas secar al sol. Para evitar que la lejía reseque la
fibra vegetal se puede rociar con un limpiador de muebles convencionales en spray.
Lana y seda.- Las manchas de humedad de los tejidos delicados y de los sintéticos se eliminan frotando con leche. Después se lavan como de costumbre con jabón especial para prendas delicadas.
Madera.- En los muebles y suelos no barnizados suelen aparecer cercos provocados por la humedad de tiestos, vasos, etc. cuando la marca es muy reciente, bastará frotar enérgicamente
con un trapo de lana, secar bien con un secador de pelo y aplicar de nuevo una capa de cera. Si la humedad lleva tiempo lo mejor es frotar primero con esencia de trementina, para eliminar la mancha blanquecina y después se restaura el color aplicando un poco de cera de color madera.
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Papel pintado.- Lo primero es eliminar la mancha negra de moho y para ello hay que pasar un
trapo empapado en agua oxigenada. A continuación, hay que eliminar la suciedad y esto se consigue espolvoreando con talco, colocando encima un papel absorbente y pasando la plancha hasta que no quede nada de humedad. Se dejan los posibles restos de talco que queden sobre la mancha hasta el día siguiente y se cepilla bien. Si la humedad no se debe a un accidente concreto, como una gotera, sino a que la habitación se encuentra en un lugar permanentemente húmedo, lo mejor es dejar en algún rincón o detrás de un mueble, un cuenco con cloruro de calcio que resecará el ambiente.
Pared pintada.- Cuando salen manchas grises o amarillas de humedad en el techo o en las paredes pintadas, la única opción es repintar, pero antes hay que limpiar la mancha frotando con un trapo y una disolución de agua caliente y lejía a partes iguales. Se deja secar dos horas y se rasca con un cepillo. A continuación se vuelve a frotar con una esponja empapada en la misma disolución de agua con lejía y se deja secar pero, esta vez, de dos a tres días. Por último, se aplica un fungicida para evitar que vuelva a salir la humedad y se pinta con el color deseado.
humedad del baño, eliminar
En el armario de la ropa.- Guardar las toallas en el baño es muy cómodo pero seguramente cogerán humedad y un desagradable olor. Para evitarlo puedes poner en el armario o cajón una pastilla de jabón sin papel o un saquito de sal y una naranja con clavos de olor.
En el espejo.- Con la condensación del agua al ducharnos con agua caliente, el espejo se empaña y resulta imposible vernos en él por el vaho, pero existe un truco infalible para que esto no ocurra: frotar la superficie con un algodón empapado en alcohol y dejar que se evapore sin secarlo. Con esta capa protectora no se empañará nunca más.
En los azulejos.- En la zona de la ducha suelen salir con facilidad manchas de humedad que se reflejan sobre todo en las juntas de los azulejos. Para eliminarlas, hay que frotarlas con un cepillo empapado en lejía y dejar pasar unos minutos antes de aclarar. Para evitar que la humedad haga mancha, un buen truco es frotar las juntas con agua oxigenada.
JARABE
Algodón.- Se pone la prenda bajo el chorro de agua fría unos minutos. Se deja en remojo unas
horas en agua fría y se lava añadiendo al agua del aclarado un generoso chorro de amoníaco.
Alfombras y moquetas.- Se frota con un paño empapado en agua fría y si el jarabe tiene colorante, se frota con un paño empapado en leche caliente y luego se aplica amoníaco (en pequeñas cantidades) aclarando muy bien con agua fría.
Ante.- Con la punta de un trapo de algodón se aplica esencia de trementina, frotando la mancha de dentro hacia fuera. Luego se pasa un trapo ligeramente humedecido.
Lana/seda.- Se deja en remojo la prenda en agua fría y se lava con jabón especial para prendas delicadas, frotando con un cepillo de uñas. Después, se aclara con agua fría a la que añadimos vinagre (medio vaso por cada dos litros).
Madera: encerada y barnizada.- Si la mancha es reciente, bastará pasar un paño mojado en agua templada, pero si lleva tiempo, habrá que frotarla con un algodón empapado en una mezcla de esencia de trementina y aceite de linaza. De este modo limpiamos la mancha y evitamos que quede un cerco. Madera natural.- Se frota con un trapo empapado en esencia de trementina o éter.
LEJÍA
Algodón.- Si hemos utilizado la lejía para blanquear algunas prendas y la hemos dejado demasiado tiempo, o no la hemos aclarado bien, lo más probable es que se haya vuelto de
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color amarillo (tras un mal aclarado la lejía sigue actuando, incluso después de seca y planchada la prenda). En este caso la mejor solución es ponerla en remojo, durante varias horas, con agua amoniacada o con agua y un chorro de aguarrás. Conviene reunir varias prendas y blanquearlas juntas en la lavadora porque al hacer varios aclarados no hay peligros de que amarilleen.
Esmalte, loza y porcelana.- La lejía es muy eficaz para la limpieza de los sanitarios del baño y para blanquear piezas de loza, pero si no se aclara bien puede corroerla o al menos, dejar marcas amarillas. Estas son muy difíciles de quitar, pero puede intentarse de varias formas: dejando la zona en remojo con agua jabonosa y amoníaco, frotando con más lejía pero mezclada con agua caliente o frotando con zumo de limón.
Lana y seda.- Si el tejido ha amarilleado, se frota con una esponja con vinagre blanco y se aclara muy bien. Si han caído unas gotas y reaccionamos inmediatamente, podemos frotar la zona con un paño empapado en agua amoniacada y aclarar en abundante agua fría, así evitamos que queme la tela. Si ya se ha comido el color, la única opción es teñir la prenda. Pero si se hace directamente, quedará más clara la zona de la mancha, de ahí que primero hay que decolorarla (existen productos que sirven para lana, seda, terciopelo, lino, viscosa, acetato, etc.) y después teñirla con un tinte en agua caliente o en agua fría (se recomiendan para prendas que se lavan a menudo).
Madera.- Se limpia bien la mancha con esencia de trementina (si la madera está barnizada se lija antes para igualar los bordes), después, se trata la mancha con un producto reparador o con una cera del mismo color. Después se vuelve a encerar.
LLUVIA
Ante: Manchas superficiales.- En este caso basta frotarlas con un trozo de pan duro y cepillar en el sentido del pelo. Manchas profundas.- Se frotan con un estropajo de acero. Si el pelo ha perdido brillo, en vez de con un estropajo, se frota con una lija de grano fino y después se pone sobre el vapor de una olla con agua hirviendo.
Cristal.- Si las marcas de las gotas no son recientes, basta frotar los cristales con agua y vinagre y secar bien con un papel absorbente. Si los cristales están muy marcados, lo mejor es limpiarlos con té caliente. Además, si hace mucho frío, conviene añadir al agua del aclarado un poco de alcohol metílico o de aguarrás, de este modo evitamos que el agua de lluvia se hiele sobre el cristal.
Madera barnizada.- Las salpicaduras de lluvia sobre madera barnizada se eliminan frotando con un paño suave impregnado en una mezcla al 50% de aceite de oliva y alcohol de 90º.
Madera encerada.- En este caso las marcas se eliminan frotándolas con un corcho como si fuera una goma. Luego se nutre la madera pasándole un trapo empapado en leche y dejándola secar antes de pasar un trapo de lana con cera.
Piel.- Para eliminar las pequeñas marcas de lluvia bastará frotarlas con la mano y una crema hidratante no muy grasa. Si se ha mojado mucho la prenda y el cuero ha quedado seco y tieso, se limpia con un poco de petróleo y se hidrata con una crema hidratante. Si la lluvia deja manchas o cercos blancos, se puede colocar la prenda o los zapatos sobre el vapor de agua hirviendo para luego impermeabilizar con glicerina.
Terciopelo.- Se frota muy suavemente con un trapo ligeramente mojado en agua, siempre en la dirección del pelo (como si lo estuviéramos peinando) y se deja secar muy bien. Se puede poner sobre el vapor de una olla con agua hirviendo para esponjar el pelo, pero el terciopelo nunca se debe planchar porque acaba aplastado y pierde su apariencia y su brillo.
Proteger el calzado húmedo:
Ante.- Los zapatos de piel vuelta pueden impermeabilizarse con un spray especial o con laca del pelo.
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Botas de agua.- Para que se conserve el plástico, se frotan con un algodón mojado en leche templada, se aclaran con una esponja húmeda y se secan con un paño.
Piel y cuero.- A la piel curtida se le crea una capa protectora dándole crema; vale la de caballo.
MAQUILLAJE
Algodón.- Las manchas de base de maquillaje, colorete y sombras se eliminan de tejidos de algodón frotando con un algodón empapado en alcohol o éter antes de lavarlas de la forma habitual. Se debe cambiar el algodón cuantas veces sea necesario hasta que no quede ni rastro. Al contrario de lo que ocurre con la mayoría de las manchas, las de maquillaje se fijan más si se utiliza en un primer momento agua fría o hielo. Es mejor limpiarlas desde el principio con agua templada o caliente.
Ante.- Se intenta eliminar frotando con un algodón embebido en alcohol y si se resiste, se frota
muy ligeramente con una lija de grano muy fino.
Lana.- Si la mancha está muy reseca, al no poder lavarse la prenda en agua muy caliente, hay
que ablandarla un poco mediante el aire caliente del secador de pelo. Después se frota con un
poco de éter y se lava a mano de la forma habitual, pero sin dejar la prenda en remojo (en general la lana no debe dejarse nunca en remojo).
Piel y cuero.- Como si de la cara se tratase, las manchas de maquillaje se eliminan de las prendas y tapicerías de piel, con una loción o crema desmaquillante aplicada con la mano y retirada con un algodón (para que el efecto sea mayor se debe calentar un poco la zona frotando con la mano). Si no se quita habrá que frotar con éter y nutrir finalmente con una crema hidratante.
Seda.- Si se trata de una mancha reciente y de poca envergadura, se espolvorea la zona con polvos de talco y después, se cepilla enérgicamente. Si la mancha lleva tiempo o es muy grande lo mejor es frotar la zona de la mancha con un algodón empapado en éter y colocar, a modo de emplaste, un poco de jabón líquido especial para prendas delicadas. A continuación se lava de forma habitual a mano y si es necesario, se frota con un cepillo de dientes.
MERCROMINA
Algodón y lino blanco.- Las manchas de mercromina sobre un tejido blanco sólo tiene una solución: humedecer la mancha con lejía pura. Lo mejor es poner la lejía en un cuenco pequeño e introducir sólo la zona de la mancha para que se empape bien, pero sin frotar. Cuando lleve al menos media hora a remojo, se saca y se frota bien con jabón líquido bajo el chorro de agua caliente. Al final, se lava la prenda de forma habitual.
Algodón y lino de color.- En este caso se frota la mancha lo antes posible con un algodón empapado en alcohol de 90º. Repitiendo la operación cuantas veces sea necesario y cambiando con frecuencia de algodón para no extender la mancha. Después, se deja la prenda en remojo con agua jabonosa y se aclara.
Lana y seda.- En los tejidos naturales y delicados, lo primero es empapar la mancha con agua fría para después, ponerlos en remojo con agua y alcohol de quemar en una proporción de una parte de alcohol por dos de agua. Cuando la mancha haya desaparecido definitivamente se lava con agua y jabón para prendas delicadas.
Madera encerada o barnizada.- En este caso se frota con un algodón embebido en bencina hasta que la mancha desaparezca (habrá que cambiar de algodón varias veces). Se aplica cera de muebles y se saca brillo con un trapo de lana.
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Madera natural.- Se frota con la punta de un trapo y tricloroetileno (se puede sustituir por una lejía). Se le pasa un trapo humedecido en agua caliente y se deja secar.
Mármol y plásticos.- Si se coge a tiempo, bastará lavar la superficie con agua caliente y jabón. Se enjuaga con agua fría y un chorro de lavandina (o de una lejía poco agresiva). Si se trata de un suelo, se deja secar tal cual y si es una encimera, una mesa, etc., se seca bien con un trapo de algodón para después sacarle brillo con otro de lana.
Piel y cuero.- La mercromina se elimina de la piel, ya sea de una prenda o de las manos, frotando con un algodón empapado en vinagre o en zumo de limón. Si se resiste sólo hay una opción, probar con una solución de agua y alcohol al 50%. Los últimos restos se pueden frotar directamente con alcohol de quemar. Como el alcohol puede dejar cerco hay que hidratar la piel con una crema de cara.
MERMELADA
Algodón.- Como en el caso de la miel y de otras manchas con productos dulces, el agua muy caliente es el mejor aliado. Sin embargo en este caso tenemos que contar con que el colorante de la mermelada deja una mancha extra. BLANCO.- Se retira lo más gordo poniendo la mancha bajo el chorro de agua caliente y frotando. Después, se intenta eliminar frotando con la punta de un trapo empapado en agua oxigenada. También se puede dejar la prenda media hora en agua con lejía. Se lava inmediatamente con agua templada y jabón y se hacen dos o tres aclarados. DE COLOR.- Basta frotar con agua templada, pero si se resiste o quedan restos pringosos, se deja en remojo con agua a la que se le añade un chorro de alcohol de 90º.
Lana y seda: alfombras y moquetas.- Se cepilla la mancha con agua templada. Luego, se frota con un algodón y alcohol de 90º o éter, hasta que la mancha desaparezca del todo. Finalmente se elimina el cerco frotando con un trapo mojado en agua con vinagre.
Lana y seda: tejidos.- Lo primero es restregar la mancha con un trapo húmedo para eliminar el azúcar y lo segundo frotar con un algodón embebido en una mezcla de agua y alcohol de 90º a partes iguales, para quitar el colorante. Después, se lava normalmente con un jabón para prendas delicadas.
Madera encerada o barnizada.- Frotando la mancha con unos posos de café húmedos se quitará inmediatamente. Después, se pasa un trapo suave con cera incolora y se saca brillo frotando enérgicamente.
Madera natural o blanca.- Se limpia con un trapo blanco empapado en agua con lejía. Se seca bien y se frota con un paño de algodón.
MIEL
Algodón.- Si la miel se enfría, al chorro de agua fría se cristaliza y cuesta mucho más eliminarla. La mejor opción es frotar bien la mancha bajo un chorro de agua caliente y cuando haya desaparecido, se lava con jabón líquido para eliminar del todo el azúcar. También puede dejarse en remojo con agua a la que se añade un puñado de sosa.
Alfombras y moquetas.- Se frotan con un trapo empapado en agua muy caliente para retirar lo más gordo. Después se pasa un trapo de agua amoniacada para que no queden restos pegajosos. Si la mancha está muy seca, habrá que ablandarla un poco con el secador de pelo o con una estufa de aire caliente.
Corcho.- En condiciones normales se retira la mancha con agua caliente y jabón neutro o champú. Si quedan restos pegajosos o el corcho la perdido un poco de brillo, lo mejor es lavar toda la superficie con agua con vinagre o con una infusión hecha con tres litros de agua y 600 g. de salvado. Se extiende con una esponja, se deja secar y se aclara con agua limpia. Para que quede perfecto se puede sacar brillo con una mopa de algodón.
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Cristal.- Lo mejor es preparar agua bien caliente con un puñado de sal gorda y tres cucharadas de vinagre blanco y limpiar los cristales con un trapo de algodón empapado en este agua. Para retirar bien todo el azúcar de la miel se cambia de trapo varias veces. Al final se seca bien con un papel de cocina absorbente y se puede frotar con un algodón embebido en alcohol de quemar.
Vasos y jarras.- Si la miel ha quedado en el fondo, lo mejor es dejarlo en remojo con agua muy caliente y jabón, pasados unos minutos se deja un poco de agua en el fondo y se echa un puñado de tierra o de arroz, se frota con energía y se pasan por agua amoniacada. Finalmente se aclaran con agua tibia.
Lana y seda.- La miel se elimina de estos tejidos dejándolos en remojo unos minutos en agua templada con bicarbonato. Se frota ligeramente y si quedan restos, se aplica un poco de bicarbonato sin disolver directamente en la zona de la mancha y se frota. Se aclara muy bien (siempre en agua templada).
Madera barnizada.- Bastará con pasar un trapo mojado en un poco de agua tibia y jabón líquido especial para maderas. Y para que no quede ningún resto pegajoso, se friega bien toda la superficie con agua con vinagre, pero escurriendo bien el trapo o la fregona para no empapar
nunca la madera.
Madera natural.- Si la mancha acaba de caer, se retira con un trapo humedecido en agua con jabón, se aclara bien con agua fría y se seca con un papel absorbente. Si la miel ya ha cristalizado y se ha introducido en las vetas de la madera, habrá que recurrir a frotar con un trapo embebido en esencia de trementina.
MOHO
Algodón: Alfombras y moquetas.-No son unas manchas fáciles de quitar, sobre todo si llevan mucho tiempo, pero se puede intentar haciendo una pasta que mezcle una cucharada de almidón en polvo, otra de jabón en polvo y otra de sal, junto con el zumo de un limón. Se cubre con esta mezcla la mancha de moho (si se trata de una alfombra conviene hacerlo por ambos lados), se frota, se deja secar una o dos horas mínimo y se enjuaga bien con un trapo suave empapado en agua tibia. Por último, se deja secar la moqueta o alfombra al aire sin utilizar secadores ni estufas de calor.
Algodón blanco.- La mejor forma de eliminar el moho es algo laboriosa pero muy efectiva. Consiste en poner a hervir leche y agua a partes iguales en una cacerola, e introducir la prenda
para que cueza unos minutos. Se saca, se escurre muy bien y se deja en remojo en agua templada con un chorro de lejía (o amoníaco si no tenemos a mano lejía). Pasadas dos o tres horas se escurre bien y se aclara con agua templada.
Algodón de color.- Lo mejor es dejar la prenda en remojo en agua con amoníaco, al menos tres horas. Cuando hayan desaparecido se frotan los posibles restos que queden en la tela y se aclara bien con agua fría.
Baldosines y azulejos.- Se frotan con un estropajo verde y lejía sin diluir entre las juntas. Si el
moho ha penetrado mucho entre ellas y no se quita con lejía, habrá que frotar con un estropajo de acero o con un cuchillo, para vaciar las juntas y dejarlas bien limpias. Luego se rellenan con un poco de cemento blanco.
Cuero.- Las huellas de moho sobre el cuero desaparecen frotando con un algodón mojado en aguarrás o en un líquido antiséptico para aclarar la boca (colutorio). A continuación se espolvorea con polvos de talco y se deja actuar unos minutos para que seque por completo la zona. Después, se retira frotando con un trapo seco y se le da una capa de cera incolora.
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Lana y seda.- Se frota con un algodón empapado en agua oxigenada y después, se lava con agua y jabón líquido. Si la prenda es de color se aclara mejor con agua amoniacada para reavivar más los colores.
Madera.- Lo primero es retirar el polvillo del moho pasando un trapo o un estropajo bien seco.
Luego se pasa un trapo embebido en nafta o bencina (de la que se utiliza para los mecheros). Se deja secar bien y se frota con un trapo de lana y una nuez de cera para sacarle brillo.
Papel.- Las manchas de moho en el papel de la pared se eliminan frotando con un trapo o un cepillo y ácido salicílico. Se deja secar bien y se limpia con un trapo seco. Si la mancha no es muy grande puede frotarse primero con una bola hecha con miga de pan blanda y después con un trapo con ácido oxálico u oxalato de potasio.
Piel curtida.- Se frota la zona con esencia de trementina y después, se le aplica un poco de crema hidratante o cera incolora. Cuando se trata de zapatos o de prendas de piel no muy grandes, se les puede extender con la mano una capa de glicerina. Se deja que actúe uno o dos días, para que sea absorbida por la piel y se eliminan los restos con un trapo de algodón.
Plata y acero.- Para eliminar el moho de la plata o del acero guardado en un sitio húmedo, se utiliza un truco de lo más sencillo. Consiste en frotar toda la superficie con un trapo empapado en vino tinto, de este modo no sólo se acaba con el moho sino que a la vez, se elimina el olor a
cerrado. Al final, si se quiere, se pueden sumergir las piezas en agua templada con jabón de lavar la vajilla y aclarar muy bien.
Silicona y plástico.- El moho se elimina de las juntas de los sanitarios o de los muebles frotando con un algodón empapado en agua oxigenada. Si hacemos esto periódicamente y dejamos que el agua oxigenada se seque al aire, evitaremos que el moho vuelva a salir.
Cortinas de baño.- Conviene frotarlas con un cepillo y lejía rebajada con agua a partes iguales.
MORA
Algodón/lino.- Para limpiar las manchas de mora de un tejido blanco, se frota con tomate crudo y se deja encima de la mancha el trozo de tomate durante 48 horas. Pasado este tiempo se aclara bien en abundante agua lo más caliente que admita la prenda. Después, si la prenda es blanca, se deja en remojo con lejía unos minutos y si es de color, se remoja en agua con amoníaco. Finalmente se lava de la forma habitual.
Alfombras y moquetas.- Se frota la mancha con un poco de sal gorda y se retiran los restos con un trapo seco. A continuación, se coloca el tomate sobre la mancha pero sin frotar para no extenderla. Pasadas unas horas, se pasa un trapo empapado en vinagre caliente y se deja secar bien (esto conviene hacerlo en toda la superficie, porque el vinagre aviva los colores y si sólo se lava la zona de la mancha puede quedar con los colores más luminosos que el resto).
Ante.- Con la punta de un trapo de algodón se aplica esencia de trementina, frotando la mancha con mucho cuidado de dentro hacia fuera. Luego se pasa un trapo ligeramente humedecido para eliminar el posible cerco blanco que quede. Por último, se peina con un cepillo de uñas en el sentido del pelo. Si quedasen restos de la tinta de la mora no habrá más remedio que frotar con un papel de lija fino.
Cerámica y loza.- Si hemos hecho un postre con moras o arándanos y el recipiente ha tomado color, lo mejor es hacer una mezcla en el interior con agua oxigenada y agua a partes iguales y
dejarlo varias horas hasta que desaparezca la mancha. Si no desaparece habrá que meterlos en un recipiente con agua caliente y lejía o aplicar directamente sobre las manchas un algodón
empapado en lejía.
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Cuero.- Se tampona la mancha con un algodón embebido en alcohol metílico. Es preferible repetir la operación varias veces con el algodón bien escurrido que empapar demasiado la piel, porque se resecaría. Al final, la piel se nutre con crema hidratante para la cara (lo menos grasa posible). La piel clara también puede nutrirse con una clara de huevo montada a punto de nieve y extendida bien con la mano. Se deja que actúe una hora y se saca brillo con un trapo de lana.
Lana.- Se debe quitar la mancha cuanto antes frotando con un trapo impregnado en sal para retirar lo más gordo. Después se deja en remojo unas horas con agua y jabón líquido y se aclara con agua tibia. Si quedan restos de jugo de las moras se eliminan frotando con amoníaco o con una papilla de bórax diluido en agua. Se aclara con abundante agua, que deberá estar lo más caliente posible.
Madera encerada y barnizada.- Se frota con un algodón empapado en una mezcla de esencia de trementina y aceite de linaza. De este modo limpiamos la mancha y evitamos que quede un cerco.
Madera natural.- Se frota con un trapo empapado en esencia de trementina o éter.
Seda.- El remedio infalible es tamponar la mancha con un algodón embebido en alcohol, intentando no extender demasiado la mancha al frotar. Después se aplica sobre la zona un poco de jabón líquido y se deja que actúe una media hora. Tras esto se lava de la forma habitual. Si la mancha no es reciente y quedan restos de teñido, se eliminan decolorando con agua oxigenada y agua a partes iguales (esto vale para cualquier tejido).
Tejidos sintéticos.- En este caso se empapa bien la mancha con alcohol metílico (tamponando, nunca frotando) hasta que la mancha se quite. Luego, se lava la prenda con agua y jabón. Si no tenemos alcohol metílico, se puede intentar quitar la mancha frotando con una esponja empapada en zumo de limón natural.
MOSTAZA
Algodón.- Debe ponerse en un bol pequeño amoníaco diluido o aguarrás, introducir la zona de la mancha y dejar en remojo durante varias horas.
Alfombras y moquetas.- Se frota con un paño empapado en leche caliente y luego, se aplica tetracloruro de carbono o amoníaco (en pequeñas cantidades) aclarando inmediatamente con agua fría.
Ante.- Con la punta de un trapo de algodón se aplica esencia de trementina, frotando de dentro
hacia fuera de la mancha y en movimientos circulares (si la mancha no es muy grande puede utilizarse un bastoncillo de algodón para los oídos). Inmediatamente se pasa un trapo humedecido y se peina con un cepillo de cerdas suaves en la dirección del pelo.
Cuero.- Si la mancha es reciente y no ha calado en la piel, debería eliminarse frotando con un poco de zumo de limón. Si no se va, la solución más efectiva y menos agresiva con la piel es frotar con un algodón empapado en alcohol de quemar. Al final, se pasa un trapo blanco para secar bien.
Lana y seda.- Se frota con un trapo empapado en amoníaco puro hasta que la mancha desaparezca. Los restos amarillos de colorante que pudieran quedar se eliminan cubriendo la mancha con jabón líquido para prendas delicadas durante unas horas. Se aclara muy bien con agua fría, añadiendo en el último aclarado un chorro de amoníaco.
Madera natural.- Se puede recurrir al alcohol de quemar aplicado con un trapo o un algodón. Si quedan restos de colorante se puede frotar con sal a la que habremos añadido un poco de limón. Si se resiste no habrá más remedio que lijar un poco con una lija de grano fino y después, para hinchar la madera y que no se note el lijado aplicar unos segundos la plancha caliente con vapor (a temperatura media).
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Madera encerada o barnizada.- Se mezcla esencia de trementina con cera de muebles incolora (a partes iguales) y se aplica sobre la mancha frotando con un trapo. De este modo no quedará cerco blanco.
Papel pintado.- Se cubre la mancha con tiza machacada y se coloca encima un trapo con agua oxigenada y un peso encima Si la mancha está en la pared, se coloca sobre el trapo con agua oxigenada un cartón o un trozo de madera y se usa un palo que haga de cuña y lo sujete contra la pared. Se deja secar un par de horas y se cepilla. Si queda blanquecino se puede pasar un trapo ligeramente humedecido.
Plástico.- Lo mejor es frotarlo (o dejarlo en remojo si se trata de un recipiente) con agua hirviendo a la que se añaden unas gotas de lejía (la lejía se añade una vez retirada el agua del fuego pues puede formar gases nocivos). Luego se lava normalmente con jabón.
NICOTINA
Algodón y lino.- Se frota la zona de la mancha con un algodón embebido en alcohol de 90º tantas veces como sea necesario hasta que desaparezcan las marcas de nicotina (cambiando el algodón a medida que se vaya manchando). Después, se lava la prenda con jabón líquido y si se quiere, se puede añadir un poco de ese alcohol o de agua oxigenada al agua del aclarado.
Cristal.- Si el agua con jabón no es suficiente y las manchas de nicotina persisten, lo mejor es frotarlas con un corcho bien mojado espolvoreado con un poco de sal fina.
Lana.- Si es una mancha reducida, se frota con zumo de limón y se deja que actúe unas horas sobre la tela antes de lavarla normalmente. Si la mancha es grande o está en varias zonas, lo mejor es remojar la prenda en agua templada a la que habremos añadido detergente líquido para ropa delicada y agua oxigenada (tres cucharadas por litro de agua). Se sumerge la prenda, se frota un poco y se deja en remojo unos minutos. Se aclara en abundante agua fría.
Alfombras y moquetas.- Si el tejido es blanco, se frota con un trapo empapado en agua oxigenada ligeramente rebajada con agua. Si es de color, se frota con un cepillo mojado en zumo de limón. En ambos casos se acaba pasando un trapo humedecido en agua fría.
Madera blanca.- El remedio más usado es frotar con un limón cortado por la mitad, pero si no funciona, puede frotarse con un trapo empapado en alcohol metílico o en aguarrás. Se aclara con agua limpia.
Mármol.- Si la nicotina amarillea el mármol blanco se puede limpiar frotando bien con el zumo de seis limones mezclados con una taza de agua oxigenada. Se extiende un poco de líquido sobre la superficie de la mancha con una esponja y se deja actuar de 8 a 12 horas. Pasado este tiempo se aclara con abundante agua y si ha perdido brillo, se aplica cera incolora.
Piel.- El remedio menos agresivo es frotar con zumo de limón, dejarla secar y pasar un trapo ligeramente humedecido.
Piel clara.- Si la nicotina lleva tiempo o la mancha es grande habrá que hacer una mezcla con una yema de huevo y un chorro de alcohol de 90º. Se bate y se extiende con la ayuda de un trapo, frotando bien para sacar brillo.
Piel oscura.- Si la mancha está sobre piel oscura, lo mejor es hacer una mezcla con aceite de linaza y vinagre a partes iguales.
Porcelana y loza.- Se coloca sobre la mancha un algodón empapado en alcohol de 90º y se deja media hora para que actúe. Pasado este tiempo, si la mancha ha desaparecido se aclara con agua. Si la mancha persiste se repite la operación. Otras opciones son: dejar la pieza en remojo en agua caliente con lejía unas 12 horas o calentar sal y cubrir la mancha con ella.
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Tejidos sintéticos.- Los visillos de nylon amarillean rápidamente con la nicotina. Para blanquearlos, se pueden lavar en la lavadora metiendo en la cubeta una corteza de limón. Previamente se ponen en remojo durante unas horas (de dos a cuatro) en agua caliente con un puñado de sal gorda.
ORINA
Algodón y lino.- Las manchas de orina se eliminan lavando la prenda con agua lo más caliente posible y jabón líquido. Si está reseca o queda olor, habrá que hacer una pasta con jabón en polvo y limón y aplicarla a modo de emplaste. Se deja una hora y se aclara en agua fría.
Alfombras y moquetas. La mejor forma para hacer desaparecer esta mancha de las alfombras y moquetas de algodón, sisal, paja, etc., se frota con vinagre caliente (mejor con un cepillo porque un trapo puede dejar pelos). A continuación se aclara bien con una esponja y agua y se seca con un secador de pelo, peinando la zona con un cepillo de uñas en la dirección del pelo. Si la mancha lleva tiempo y huele, conviene frotarla con un cubito de hielo después de limpiarla con el vinagre.
Alfombras y moquetas de tejidos delicados.- Lo mejor es aplicarles agua de sifón o carbonatada frotando con una esponja. Después se aplica una mezcla de bórax con unas gotas
de agua, se deja secar y se retira frotando con un cepillo en la dirección del pelo. Si quedan restos se eliminan pasando un trapo humedecido en vinagre.
Colchones y canapés.- En este caso la mancha de orina es mucho más complicada de eliminar porque no conviene mojar el colchón. Aún así, la opción más efectiva es frotar primero con un trapo empapado en agua oxigenada para intentar eliminar la mancha amarilla; después se meten unos cubitos de hielo en una bolsa de plástico y se coloca encima de la mancha varios minutos para eliminar el olor. Si la tela se ha mojado, se seca un poco con el secador de pelo o se espolvorea con sal y se deja secar unas horas. A continuación, se aplica una espuma para la limpieza en seco de tapicerías.
Sábanas.- Si la orina es reciente (aún está mojada), pero ha creado ya un cerco, se espolvorea
toda la mancha con sal (mejor gorda) y se deja secar bien. Pasadas un par de horas se sacude
bien, se aclara bajo el chorro de agua fría y se lava de forma habitual. Si quedasen marcas o algo de olor después del lavado, habrá que frotar con amoníaco puro y aclarar muy bien con agua fría.
Lana y seda.- Se hace un zumo con dos limones y se frota con él la mancha, se deja secar para que el limón, que es astringente, se haga con el olor y elimine el color amarillo. A continuación se lava con agua y jabón, frotando con un cepillo de uñas si fuera necesario.
Madera encerada o barnizada.- Se frota con un trapo empapado en vinagre blanco y se seca bien con un trapo de lana. Si se resiste o queda olor, se frota con un algodón embebido en peróxido de hidrógeno diluido en agua. Luego se aclara pasando un trapo ligeramente mojado en agua fría y si fuera necesario, se aplica un poco de cera incolora.
Madera natural o pintada y lacada de blanco.- Si la mancha es reciente y está húmeda, se espolvorea con sal gorda y se deja al menos ocho horas para que absorba bien la orina. Después, se cepilla y se aclara con abundante agua fría. Cuando la mancha lleva tiempo y está seca, hay que frotarla con amoníaco puro con un cepillo de púas duras o un estropajo de acero. Luego, se aclara con abundante agua fría y se deja secar.
ÓXIDO
Acero.- Las manchas de óxido en los objetos de acero se eliminan sumergiéndolos en aceite durante 24 horas como mínimo. Si se trata de una superficie lisa (una encimera de cocina, una
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mesa de terraza, etc.) se extiende una buena capa de aceite con una esponja y se deja también 24 horas. En ambos casos, pasado este tiempo se frota con cal viva (protegiéndose muy bien las manos con unos guantes fuertes) y se frota con un trapo de algodón para sacarle brillo.
Cubertería y cuchillos.- Si el óxido es superficial, se limpia frotando con un trozo de patata cruda y algún jabón en polvo ligeramente abrasivo. Inmediatamente se limpia con agua fría y se seca bien con un papel absorbente. En los casos en los que el óxido haya dañado mucho el acero habrá que lijar con mucho cuidado la superficie con lija de grano fino. Después, se frota con un trapo empapado en petróleo y se deja secar una hora. Transcurrido este tiempo se saca brillo con un trapo de lana o algodón.
Puertas, ventanas y muebles de exterior.- Se lavan con un trapo empapado en aguarrás, después, se rascan con un estropajo verde y agua jabonosa y se secan bien. Si las marcas de óxido son grandes, habrá que lijarlas utilizando un poco de aguarrás para que no se raye demasiado.
Algodón/lino.- El óxido se elimina con sal y limón. Se espolvorea la mancha con sal fina, se parte un limón por la mitad y se frota con él la zona de la mancha. A continuación se frota con un algodón embebido de agua con unas gotas de amoníaco. Inmediatamente se aclara al chorro de agua fría y se lava la prenda con agua caliente y jabón líquido.
Bronce.- En estos casos, la mejor opción es sumergir el objeto de bronce en vino tinto caliente y dejarlo toda la noche para que actúe en profundidad. Pasado este tiempo, se saca, se aclara con agua y se frota con un trapo empapado en una mezcla de zumo de limón o vinagre, agua y amoníaco, a partes iguales. Se puede secar frotando con un trapo de lana o dejándolo enterrado en serrín.
Cobre: manchas pequeñas y superficiales.- Un buen remedio es hervir en un cazo un poco de vino tinto y añadirle sal gorda. Se mezcla bien y se extiende sobre el óxido frotando con un trapo, se deja un minuto o dos y se aclara con agua. Después, se hace una pasta de sal, vinagre y harina, y se cubre toda la pieza con ella. Antes de que se seque, se frota enérgicamente con un trapo de lana o algodón hasta sacarle brillo.
Cobre: manchas grandes y profundas.- Si se ha deteriorado bastante el cobre, habrá que pulirlo con zumo de limón aplicado con un estropajo de esparto o un trozo de tela de arpillera. Otra opción es hacer en un barreño una mezcla de agua caliente y cristales de sosa (pueden sustituirse por lejía) e introducir en ella la pieza de cobre. Se deja unas dos o tres horas, se aclara bien bajo el chorro de agua fría y se pule frotando con papel de periódico y con un trapo de lana.
Cristal.- El contacto con un objeto oxidado puede llegar a picar el cristal. Estas picaduras se pueden eliminar rascando con una cuchilla de las de rascar la pintura. Otra opción es machacar unas cáscaras de huevo, ponerlas sobre un trapo y frotar contra el cristal con agua jabonosa. Después, se frota con un algodón embebido en alcohol de 90º o, simplemente, con agua amoniacada.
Hierro.- Se mezclan en un bote medio vaso de aceite y un vaso de bencina, se agita bien y se extiende sobre la superficie de hierro con la ayuda de un pincel. Se deja de tres a seis horas para que la mezcla aceitosa reblandezca el óxido y se frota bien con un trapo para retirar, junto con la grasa, el polvo de óxido. Otro remedio eficaz es frotar con un papel de lija hasta que desaparezca lo más gordo. Después, se limpia con un trapo impregnado en una mezcla de aceite y petróleo. Si se quiere proteger el hierro del óxido para el futuro, se puede cubrir con una capa fina de glicerina.
Hierro forjado.- Aunque parezca extraño no se limpia igual el óxido del hierro común que el hierro forjado, en este último caso hay que pasarle un trapo (preferiblemente de lana) empapado en amoníaco puro. Si el óxido lleva mucho tiempo conviene mezclar tierra o polvos de piedra pómez finos con algún tipo de aceite y frotar bien con esta mezcla el hierro, así se arrastran mejor los restos gordos de óxido y el amoníaco resulta más eficaz. Si se quiere se
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pueden disimular las marcas que haya dejado el óxido en el hierro untándolas con aceite usado de coche.
Cerraduras y bisagras.- Cuando se oxidan, lo mejor es limpiarlas con ácido clorhídrico o parafina (en una habitación muy bien ventilada) aplicando con un algodón que se va cambiando a medida que se mancha. Después se aclara y se lava con agua jabonosa con un poco de amoníaco, frotando con un cepillo de cerdas duras o con un estropajo de acero.
Llaves.- Las llaves y en general, los objetos de metal pequeños, se limpian de óxido sumergiéndolos uno o dos días (dependiendo de lo oxidadas que estén) en una mezcla de parafina y aceite, o en una bebida de cola. Luego se lavan en agua jabonosa con un cepillo de uñas. Se seca bien con un trapo y si se quiere, se engrasa con un poco de aceite para prevenir
que se vuelva a oxidar.
Madera encerada.- Se moja un algodón en agua oxigenada y se frota suavemente pero insistiendo las veces que sean necesarias. Al final se lava la superficie de madera con amoníaco rebajado con agua templada y se extiende una nuez de cera incolora con un trapo de lana.
Madera barnizada.- Como con las maderas enceradas, se frota con agua oxigenada pero en este caso, al final, en vez de abrillantar con cera, se pasa un trapo empapado en una mezcla de aceite de linaza y alcohol de quemar al 50%.
Madera natural.- Si se actúa inmediatamente, bastará frotar la mancha con limón y sal. Después se retira con un trapo ligeramente humedecido en agua y se seca bien.
Mármol.- La mejor opción es hacer una pasta con polvos de piedra pómez y vinagre blanco. Se frota ligeramente con ella y luego se deja que actúe sobre la mancha cinco minutos. Se repite esta operación cuantas veces sea necesario hasta que se quite el óxido. Se aclara muy bien y si queda algún resto, se pule con una lija de grano fino. Al final, se puede encerar con un trapo de algodón y cera incolora o aplicar un poco de aceite de linaza que se deja unas horas para que nutra bien y luego, se retira frotando bien para sacar brillo.
Níquel.- Las manchas de óxido de baterías de cocina, encimeras, armarios, suelos, persianas, etc. primero se ablandan con vaselina. Se deja actuar dos horas y luego se aplica una mezcla de tiza machacada y amoníaco rebajado con agua. Se deja a modo de emplaste y se retira con un trapo limpio de algodón, frotando bien para sacar brillo.
Piedra, barro y cemento.- Cuando la mancha lleva tiempo y el óxido ha dañado la superficie, lo mejor es comprar en una droguería especializada una solución de ácido oxálico al 1% para frotar con ella la superficie de la mancha. Se deja actuar de 10 a 20 minutos, y se enjuaga muy bien con agua fría. Para terminar y como el ácido se habrá comido el brillo del mármol, se extiende aceite de linaza y se deja una media hora para que lo absorba bien. Luego sólo hay que frotar con un trapo.
Plata.- Las picaduras de óxido se eliminan de los objetos de plata frotando enérgicamente con limón y sal o con leche caliente Si no desaparecen con estos remedios habrá que frotarlas con la punta de un trapo o un algodón mojado en amoníaco puro o en vinagre caliente.
Porcelana, loza y cerámica.- No es extraño que un objeto o una pieza de la vajilla tenga un asa o un adorno de metal y ésta al oxidarse manche todo el objeto. Para eliminar esta mancha, bastará ponerla en remojo en agua templada con lejía. Si es de color puede frotarse con un trapo empapado en amoníaco. Si la mancha es grande y se resiste, habrá que recurrir a frotarla con ácido oxálico.
Seda/lana.- En este caso, se coloca un paño por la parte de atrás de la mancha y se aplica con un algodón ácido oxálico o ácido tartárico. Inmediatamente se coloca sobre la mancha un poco de jabón líquido para prendas delicadas y se deja que actúe unos minutos. Después se lava de la forma habitual a mano. Si la mancha es muy pequeña, puede intentar quitarse frotando con la punta de un trapo mojado en amoníaco; podemos probar primero con amoníaco rebajado
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con agua y si no es efectivo, con amoníaco puro, pero enjuagando la prenda inmediatamente con agua fría.
Alfombras y moquetas.- Se eliminan frotando con ácido oxálico y aclarando luego muy bien con un trapo mojado en agua la alfombra o la moqueta; si es de color, conviene hacer una prueba para ver que el ácido no se come los colores.
Tejidos sintéticos.- No son fáciles de limpiar los restos de óxido en este tipo de tejidos, porque los limpiadores con ácido oxálico son muy abrasivos y destrozarían la tela. La única opción es frotar con zumo de limón y si se resiste, dejar sobre la mancha varias horas un trozo de pulpa. Si no funcionase no hay más soluciones posibles.
PASO DEL TIEMPO
Algodón.- Cuando las sábanas y mantelerías que no se usan mucho amarillean, se comete frecuentemente el error de blanquearlas con lejía cuando esto lo único que hace es amarillearlas aún más. El remedio más efectivo es dejarlas durante unas horas en remojo con leche (para no gastar tanta leche puede diluirse un poco con agua). Pasado este tiempo se aclaran y se vuelven a dejar en remojo, una media hora, en agua con un chorro de amoníaco y jabón líquido especial para prendas delicadas. Se acaba aclarando bien con agua fría.
Visillos.- Para evitar que cojan ese típico color grisáceo, se ponen en remojo un par de horas en agua tibia con un par de puñados de sal gorda. Después, se lavan de forma habitual en la lavadora y se tienden aún húmedos.
Bronce.- El paso del tiempo lo vuelve opaco, pero frotando con un paño empapado en agua templada con amoníaco recuperará inmediatamente el brillo. Otra opción es lavarlo con una mezcla de un litro de agua y ¼ litro de alcohol de quemar. Se enjuaga con agua tibia y se seca con una gamuza. Y si está muy sucio, se le puede dar un baño de vino blanco muy caliente.
Cuero.- Cuando está muy viejo y ennegrecido se recupera espolvoreándolo con talco y frotando con una gamuza de lana o franela. Después, se hace una pasta con aguarrás y cera incolora (en una proporción de dos a uno) y se extiende con un trapo, se deja secar y se le saca brillo frotando, de nuevo, con la gamuza de franela.
Lana.- Basta lavarla con agua fría y jabón líquido especial para prendas delicadas, añadiendo en el barreño agua del aclarado y medio vaso de agua oxigenada (si se quiere se puede dejar reposar unos minutos en este agua).
Alfombras y moquetas.- Si se han oscurecido los colores con el paso del tiempo, lo mejor es extender por encima posos de té usados pero ya secos. Se deja actuar unos minutos y se barre enérgicamente con una escoba de paja. Luego se frota en la dirección del pelo o de la veta del tejido con un cepillo empapado en agua con amoníaco (medio vaso de amoníaco por cada dos litros de agua). Al final se seca bien con un trapo o pasando un poco el secador de pelo. Este truco puede hacerse, también, utilizando serrín humedecido o posos de café.
Madera barnizada.- Para recuperar el brillo del barniz, se pasa un trapo de lana impregnado de aceite de linaza con alcohol de quemar. O también, se frota con una mezcla de aguarrás y aceite de oliva a partes iguales.
Madera blanca.- Se le puede pasar un trapo empapado en agua caliente con lejía. Madera encerada o natural.- Si está muy ennegrecida, se frota con un trapo mojado en agua templada y champú del pelo. Otra opción, si la suciedad está muy pegada, es frotarla con un trapo embebido en esencia de trementina que además de limpiar la madera, la nutre.
Madera lacada.- El mejor remedio es hacer una pasta espesa con harina, aceite de linaza y aguarrás (a partes iguales) y extenderla por la madera lacada con movimientos circulares. Después se retira y se abrillanta con un trapo de lana.
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Marfil.- El marfil recupera su color blanco introduciéndolo en un recipiente con leche (o frotándolo con ella y dejando que se seque sin enjuagar) de dos a tres horas. Después se aclara en abundante agua fría y se frota con agua templada enjabonada. Por último, se seca con un trapo de algodón. Si el marfil está muy amarillo, entonces hay que hacer una mezcla de agua oxigenada y agua al 50% e introducir en ella el marfil de media a una hora. Después, se seca con un trapo blanco y se nutre con aceite de almendras dulces. Se aplica con un pincel, se deja secar y se la saca brillo con una gamuza.
Mármol.- Si el mármol blanco amarillea con el tiempo, lo mejor para recuperarlo es limpiarlo a fondo con agua y jabón y después, frotarlo con zumo de limón y sal fina. Se enjuaga muy bien con agua fría y se seca frotando con un paño de lana.
Mimbre.- Se frota enérgicamente con un cepillo mojado en una mezcla de bicarbonato de sodio y agua caliente (doce cucharadas por litro). Si el paso del tiempo hace que cruja demasiado al sentarnos, se puede engrasar con un trapo empapado en aceite de parafina.
Paredes pintadas.- Las paredes blancas que se han ennegrecido o que amarillean, se lavan de arriba abajo con una esponja mojada en lejía de San Marco y agua caliente (1/4 vaso de lejía por litro de agua aproximadamente). Luego, se deja secar poniendo una estufa de aire caliente en el centro de la habitación o si hace bueno, abriendo las ventanas.
Plata.- Primero se lava con agua tibia y jabón, se aclara bien y se seca. Luego se prepara una pasta espesa con Blanco de España y alcohol de quemar y se extiende sobre el objeto de plata, frotando con un trapo de algodón blanco un buen rato. Se aclara muy bien bajo el chorro de agua fría y se saca brillo con un trapo. Cuando se trata de objetos pequeños o joyas, se pueden dejar en remojo media hora en el agua de cocer patatas. Se aclara con agua fría y se seca con un trapo de algodón.
Porcelana blanca.- Cuando la porcelana amarillea debe ponerse en un cubo con agua muy caliente y vinagre (o zumo de limón) durante varias horas.
Porcelana estampada.- Las manchas oscuras que aparecen con el paso del tiempo desaparecen frotándolas con un poco de bicarbonato sódico. Las brechas que aparecen con el tiempo en la porcelana se eliminan hirviendo el objeto en leche entera durante media hora.
Seda.- Las manchas amarillas se mojan en leche fría y se dejan secar al aire libre antes de lavarlas con jabón líquido para ropa delicada. Después se aclara bien con agua fría, añadiendo sal y un poco de zumo de limón al agua del aclarado. En general, las prendas de seda no deben secarse nunca al sol ni retorcerse para escurrirlas.
Bordados.- Para impedir que se decoloren con el paso del tiempo, se deben humedecer antes de lavarlos en agua con sal. Si se trata de bordados en hilo de oro hay que frotarlos con miga de pan caliente y sacudirlos bien.
Tejidos sintéticos.- Cuando están amarillos quedarán como nuevos si después de lavarlos de la forma habitual se añade al agua del aclarado bicarbonato de sodio (medio vaso por litro de agua). Se puede dejar reposar la prenda en el agua unos minutos, después se escurre bien y se tiende sin aclarar más.
Yeso.- Los techos, paredes y estantería de este material se ennegrecen o amarillean con el tiempo, pero se puede limpiar pasándoles una esponja empapada en vinagre templado sin presionar demasiado.
PEGAMENTO
Algodón.- El mejor sistema para quitar el pegamento transparente de estos tejidos es colocar un papel absorbente o secante por la parte de atrás de la mancha y frotarla con un algodón o esponja empapados en vinagre blanco. Se aclara con otro algodón empapado en agua
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templada o caliente. Si la mancha es de cola blanca, lo mejor es frotarla con un algodón mojado en alcohol de quemar. Después se lava normalmente.
Cristal.- Se moja un algodón en vinagre caliente y se pasa sobre la mancha de pegamento hasta que desaparezca (cambiando el algodón cuantas veces sea necesario). Si el pegamento lleva mucho tiempo y está muy duro, habrá que ablandarlo primero con el secador de pelo en la
posición de aire caliente.
Lana y seda.- Los pegamentos transparentes se suelen eliminar de los tejidos delicados frotando con un algodón embebido en acetona. Conviene poner un trapo o algodón por el revés de la prenda mientras se limpia la mancha, tamponando (con movimientos de arriba hacia abajo) y sin frotar.
Loneta.- En este caso se frota la mancha con un trapo mojado en disolvente para pinturas sintéticas. Después se pasa un trapo mojado en agua con vinagre y se deja secar.
Loza o cerámica.- Se calienta la pieza en el microondas o introduciéndola en agua hirviendo, para que se ablande el pegamento. Después, se frota con un algodón empapado en acetona. Se coloca sobre la mancha un algodón empapado en alcohol de 90º y se deja media hora para que actúe sobre los posibles restos. Pasado este tiempo, s la mancha ha desaparecido, se aclara con agua. Si la mancha persiste se deja la pieza en remojo en agua caliente con lejía unas 12 horas.
Madera barnizada.- Si la mancha es de un pegamento vinílico, lo mejor es frotar con una esponja empapada en agua con vinagre caliente. Si es de cola blanca se elimina frotando con un trapo empapado en agua fría. Quitar el pegamento de dos componentes es prácticamente imposible; la única opción es rodear la mancha con esparadrapo o cinta de carrocero y ablandar el pegamento con el secador de pelo y un algodón empapado en amoníaco puro, luego se lija con una lija de grano intermedio. Para recuperar el brillo se frota con un paño de lana impregnado en aceite de linaza y alcohol de quemar.
Madera encerada.- Si la mancha se coge a tiempo se frota con un algodón y nata líquida, retirando los retos de pegamento y cambiando de algodón varias veces. Puede hacerse también con mantequilla de cacahuete o unas gotas de aceite.
Madera natural.- Se frota con un algodón empapado en acetona. Si la mancha es de un pegamento de dos componentes, hay que aplicar un poco el secador de pelo con aire caliente y después rascar con la punta de un cuchillo o lijar con una lija de grano intermedio.
Mármol.- Se frota la mancha con la punta de un trapo empapada en amoníaco o en acetona (quitaesmaltes). Si lleva mucho tiempo se compran polvos de greda en la droguería y se hace una pasta con estos polvos y agua. Se extiende sobre la mancha de pegamento y se deja actuar una hora. Pasado este tiempo se retira con un trapo frotando en círculos. Cuando la mancha es de pegamento de dos componentes, habrá que rascar delicadamente con un estropajo verde, con uno de alambre o con una lija de grano fino. En todos los casos, al final se lava bien la zona de la mancha con agua y champú del pelo y se abrillanta con un trapo de lana embebido en aceite de linaza.
Papel pintado.- Lo mejor es colocar un papel de seda sobre la mancha y poner la plancha caliente encima para que el pegamento se ablande. Después, se retira lo gordo con la punta de una navaja y se frota con un algodón embebido en acetona o en un quitaesmalte no aceitoso. A
continuación, se vuelve a colocar un papel absorbente y la plancha caliente encima unos segundos.
Plástico.- Se limpia frotando con un algodón embebido en acetona. No hay que ensañarse frotando con fuerza, es mejor repetir la operación varias veces con ligereza. Inmediatamente después, se pasa una esponja con agua jabonosa.
Tejidos sintéticos.- Se limpia la mancha con un algodón mojado en acetona y tamponando en
vez de frotando (primero se prueba en un trozo poco visible por si se estropea). Si no se puede
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limpiar con acetona, se rasca el pegamento con la punta de un cuchillo (calentándola con el secador), eliminando los restos con alcohol de 90º.
PERFUME
Algodón.- Si es blanco, se frota la mancha con agua oxigenada. Si es de color, se pone un poco de alcohol en un cuenco y se remoja en él la mancha media hora. Después, se frota con un cepillo de uñas o de dientes y se lava con agua muy caliente y jabón líquido. Si el olor persiste, se hierve agua con unas cáscaras de limón, se deja enfriar y se aclara con ella la prenda.
Alfombras y moquetas.- Cuando la mancha es reciente, se pasa un papel absorbente para eliminar lo más posible el líquido (sin frotar porque se fija el olor, es mejor presionar de arriba abajo). Después, con un trapo de algodón blanco, se frota la mancha con tricloroetileno o con esencia de trementina. Si el olor persiste se frota con zumo de limón. Después se pone un trozo de papel absorbente sobre la mancha varias horas, colocando encima un peso para que absorba mejor.
Madera.- El remedio más efectivo es frotar la mancha con un algodón embebido en trementina. Luego se frota con un corcho y se limpia bien con una esponja de agua jabonosa. Si la mancha lleva tiempo y ha quemado la madera, habrá que frotar con un trapo mojado en lejía diluida o amoníaco puro. Por último, se vuelve a encerar con cera incolora o se barniza.
Mármol.- Agua y jabón es el remedio inmediato, pero si ya ha amarilleado el mármol hay que hacer una pasta con polvos de piedra pómez y vinagre y colocarla sobre la mancha a modo de emplaste, frotando de vez en cuando. Al final, se lava con agua y jabón neutro, se encera con aceite de linaza y se abrillanta con un trapo de lana.
Seda y lana.- Existen dos formas de eliminar las manchas de perfume. Si éste no tiene un olor
intenso, bastará con tamponar la mancha con un algodón embebido en alcohol de quemar, si el
olor es muy fuerte se usa amoníaco puro. Después se deja en remojo en agua jabonosa.
PINTURA
Algodón y lino.- Si cogemos la mancha a tiempo, bastará frotar con aguarrás y un trapo blanco muy limpio. Si la pintura es reciente, pero está ya seca, se elimina frotando con la punta de un trapo de algodón empapado en una mezcla hecha con un vaso de amoníaco y medio de aguarrás. Cuando la pintura esté muy pegada, habrá que dejar la prenda en remojo y después rascar con la punta de un cuchillo. Para terminar, retiramos los restos con aguarrás o con alcohol metílico. Elijamos el método que elijamos, al final hay que lavar la prenda en agua caliente con jabón líquido y aclarar bien con agua templada o fría.
Alfombras y moquetas.- Un remedio antiguo y eficaz es utilizar bencina. Primero se mojan los bordes de la mancha con un algodón empapado en agua (de este modo evitamos que la bencina deje un cerco blanco). Luego se aplica la bencina con un cepillo de uñas, frotando en la dirección del pelo. Por último, se cubre con polvos de talco, se deja secar y se cepilla enérgicamente.
Cristal.- Primero hay que ablandar las manchas frotando con un algodón embebido en alcohol de quemar y después, se rascan con una cuchilla de afeitar (podemos agarrarla con un cartón para no cortarnos o utilizar un rascador especial de plástico que venden en las ferreterías). Si utilizamos un cuchillo o cualquier otra cosa de metal, estropearemos el cristal. Para terminar y arrastrar todos los restos de pintura, se limpia de nuevo con alcohol de quemar extendido con un trapo. Se saca brillo con un papel absorbente o con papel de periódico.
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Gres.- Cuando la mancha de pintura es reciente, se pasa un trapo mojado en aguarrás, pero si ya está seca, habrá que cubrirla con esencia de trementina, dejarla unos segundos que actúe y frotar con un trapo. Si se resiste, se puede rascar con la punta de un cuchillo. Al final se lava todo el suelo con agua muy caliente y jabonosa.
Ladrillo y piedra.- Bastará con derramar un poco de aguarrás sobre la pintura, dejar actuar unos segundos y frotar enérgicamente con un cepillo de púas fuertes o un estropajo de acero. Cuando hayamos terminado, si quedan restos o cercos blancos, se lava con abundante agua con vinagre insistiendo de nuevo con un cepillo sobre la zona de la mancha.
Lana.- El remedio más antiguo y eficaz es frotar la mancha con un algodón empapado en esencia de trementina, mientras protegemos la parte de atrás poniendo un trapo blanco. Una vez eliminada la mancha, se lava la penda en agua templada con jabón especial para prendas delicadas y se aclara en abundante agua fría (sin retorcer al escurrir). Si la mancha se resiste, porque lleva tiempo, habrá que dejarla en remojo al menos cinco horas, antes de limpiarla. También se puede intentar ablandar la pintura con vapor de agua o con el secador del pelo, pero estos remedios son menos eficaces.
Linóleo y plástico.- En estas superficies la única manera de eliminar las manchas de pintura es rascando con la punta de un cuchillo o con una cuchilla. Para que resulte algo más fácil, se puede ablandar la pintura poniendo la mancha bajo el chorro de aire caliente del secador o utilizando éter. En ocasiones, si el plástico es resistente, puede quitarse frotando con aguarrás puro o rebajado con agua, pero para ello conviene hacer antes una prueba en una esquina poco visible para ver que realmente el aguarrás no va a dañar el plástico. En cualquier caso, cuando la pintura haya desaparecido, conviene cubrir toda la superficie con aceite de linaza, pasando a continuación una gamuza para retirar lo que no se haya absorbido y abrillantar con un trapo de lana.
Madera.- Las manchas de pintura al óleo sobre la madera se eliminan con relativa facilidad frotándolas con un algodón empapado en esencia de trementina. Si se trata de cualquier otro tipo de pinturas, el mejor remedio es utilizar un producto en spray de los que se usan para la limpieza de los hornos, dejándolo actuar unos 15 minutos. Muchos están compuestos de sosa cáustica, que es corrosiva, y por eso, al terminar de limpiar la mancha, habrá que volver a encerar la madera con una cera incolora. Otra opción más natural, pero quizás menos efectiva, es ablandar la mancha con el secador de pelo, colocar un buen montón de bicarbonato sódico encima y dejarlo una hora. Transcurrido este tiempo, habrá que poner encima un papel absorbente y la plancha caliente unos segundos. Se retira el bicarbonato y se pasa un trapo con agua y vinagre.
Mármol: manchas recientes.- Se aplica sobre la mancha esencia de trementina, y con un trapo de algodón o una esponja que no raye, se frota con movimientos circulares. Después se nutre el mármol con aceite de linaza.
Mármol: manchas secas.- En este caso habrá que rasparla con mucho cuidado, utilizando una lija de grano fino, una cuchilla de afeitar (montada en un rascador de asa) o polvo de piedra pómez fino. Una vez rascada y eliminada la pintura, se retiran los restos frotando con alcohol de quemar y se pule el mármol frotando enérgicamente con un trapo de lana impregnado con un poco de aceite de linaza. Si el mármol ha quedado muy dañado, se puede dejar el aceite toda la noche antes de pulir.
Papel pintado lavable.- Se ablanda la mancha poniendo encima la plancha caliente con una hoja de papel absorbente entre la planta y la pared. Inmediatamente se frota con la punta de un trapo de algodón empapado en aguarrás. Después se pasa ligeramente un trapo mojado en agua y bicarbonato sódico. Si ha quedado muy húmeda la zona, se seca con el secador de pelo o poniendo de nuevo la plancha con el papel absorbente.
Papel pintado no lavable.- Se calienta la mancha con la plancha o con el secador de pelo y después se frota con alcohol metílico o éter. Insistiendo varias veces suavemente hasta que se vaya la mancha. A lo mejor hay que rascar mínimamente con la punta de un cuchillo pero con
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muchísimo cuidado de no estropear el papel. Al final se pasa un trapo mojado en agua fría pero muy bien escurrido.
Seda.- Para quitar la pintura de los tejidos delicados lo mejor es ablandarla primero con unas gotas de aceite de oliva, de aceite de almendras o de glicerina (aplicadas con la yema de los dedos, frotar delicadamente y hacer círculos para calentarlo un poco). A continuación, se pasa un algodón empapado en esencia de trementina hasta que la pintura desaparezca. Por último se espolvorea con talco, se deja que absorba bien la mancha y se cepilla suavemente.
POLVO
Algodón.- Las tapicerías, cortinas, etc., de algodón, pueden limpiarse de polvo pasándoles un trapo humedecido en agua con vinagre blanco.
Alfombras y moquetas.- Cuando tienen mucho polvo, se espolvorean bien con serrín humedecido si son de color claro, o con posos de café húmedo, si el tejido es de color oscuro. Se deja secar una noche entera y se pasa el aspirador a máxima potencia en el sentido contrario del pelo o de la veta del tejido. Después, se barre con una escoba de paja o se frota con un cepillo de cerdas duras, esta vez en el sentido del pelo. Si se quiere reforzar los colores se puede pasar una esponja ligeramente humedecida en agua con vinagre muy caliente.
Cuero.- Lo más efectivo es pasarle un trapo de lana humedecido en agua caliente, en la que habremos disuelto unos chorritos de aceite corporal (del que se usa para los bebés). Cuando las tapicerías de piel y cuero estén muy sucias, pueden limpiarse con un jabón especial que se vende en droguerías y se llama Saddle Soap. Conviene aplicarlo con una esponja húmeda (o con una brocha como las de afeitar) y haciendo bastante espuma. Después se retira con un trapo blanco limpio ligeramente humedecido.
Corcho.- Basta pasar a diario una mopa de lana rociada con algún producto antiestático en spray. Sin embargo, para limpiarlo más en profundidad o para que el polvo tarde más tiempo en posarse, se puede fregar con agua y un jabón de PH neutro (puede sustituirse por un champú). Otra opción es hacer una infusión con 250 g. de salvado en dos litros de agua y limpiar con ella el suelo extendiéndola con un trapo muy escurrido. Si el corcho no está barnizado atrae mucho más rápidamente el polvo, por eso conviene darle una capa de aceite de linaza. Se deja secar unas horas y se retira lo que no haya absorbido con un trapo de algodón.
Madera barnizada.- Se hierve agua y se echa en ella un par de cucharadas de glicerina, se derrite bien, se mezcla y se introduce en ella el trapo del polvo. Pasados unos 15 minutos se seca y se deja secar así. Con este trapo limpiaremos el polvo de los muebles barnizados y encerados.
Madera natural.- Si pasamos un trapo húmedo, el polvo se pegará a la madera porosa y se ensuciará aún más, por eso, hay que pasar una gamuza antiestática o el aspirador a máxima potencia. Después y si la madera está muy ennegrecida, ya se puede frotar con un trapo ligeramente humedecido en agua templada con vinagre blanco.
Mimbre.- La forma más efectiva de eliminar el polvo durante semanas es fregarlo con una esponja mojada en una solución de agua caliente y sal gorda (en una proporción de tres cucharadas por litro, aproximadamente). Después, se pasa un trapo con alguna espuma de las habituales para limpiar la madera. Si el mueble está muy sucio y el polvo lo ha ennegrecido habrá que frotarlo con agua y jabón neutro (puede sustituirse por uno de esos champús dos en uno, que son champú y suavizante a la vez).
Paredes y papel pintado.- No conviene utilizar solamente detergente, es mejor hacer una mezcla con dos litros de agua caliente, ¼ litro de leche, un chorro de aguarrás y otro de jabón líquido. Se limpia la pared con un trapo mojado en esta mezcla, muy bien escurrido, cambiando la preparación en cuanto se ennegrezca y aclarando después bien con un trapo mojado
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simplemente en agua (una pared mal aclarada y con restos de jabón atrae mucho más el polvo).
Tejidos artificiales.- Al contener fibras artificiales acumulan mucha electricidad estática y ésta atrae más cantidad de polvo. Para evitarlo se limpia frotando con un trapo mojado en agua con vinagre y después se pasa un cepillo (en la misma dirección del pelo o de la veta del ejido) mojado en suavizante de la ropa, ligeramente diluido en agua.
Televisiones.- La electricidad estática de la televisión hace que sea uno de los objetos de la casa que atrapa más polvo. Si una vez retirado el polvo de la pantalla le pasamos un algodón empapado en alcohol de quemar, tardará mucho más tiempo en volver a cogerlo.
QUEMADO
Acero.- Si las manchas de quemado están en el interior del recipiente, se elimina hirviendo a fuego lento una mezcla de agua y vinagre. Si se resiste, la única opción es hervir agua, retirarla
del fuego, añadir un chorro de lejía, taparlo y dejar actuar varias horas. Cuando las manchas están en el exterior del objeto o en una superficie (encimeras, suelos, etc.), se frotan con una pasta hecha con ceniza y un chorro de limón o de vinagre. Después se frota con alcohol de quemar o metílico.
Algodón.- Se puede mojar la zona de la mancha con agua oxigenada de 20 volúmenes. Si la quemadura es de un amarillo claro, bastará frotar con un trapo empapado en el agua oxigenada, si es casi marrón, y está endurecida, habrá que ponerla en remojo en un bol con el agua oxigenada durante cuatro o cinco horas. Después se lava normalmente con agua fría y jabón líquido. Se puede sustituir el agua oxigenada o utilizar un truco de nuestras abuelas: frotar la zona quemada con un terrón de azúcar mojado en agua y dejar secar antes de lavarlo normalmente.
Alfombras y moquetas.- Lo primero es eliminar los pelos quemados con unas tijeras pequeñas (de las de manicura), después se frota en la dirección del pelo con un cepillo y agua jabonosa. Si la alfombra o la moqueta son blancas, se puede frotar con un trapo empapado en agua oxigenada y aclarar con agua templada. Si es de color, al final se la pasa un paño mojado en agua amoniacada.
Lana, seda y telas artificiales.- En estos casos hay que ablandar la quemadura cubriéndola generosamente con jabón líquido transparente especial para prendas delicadas. Se deja actuar una o dos horas como mínimo y a continuación, se aclara bien con agua tibia.
Madera, manchas claras.- Se eliminan frotando la mancha con un algodón o un cepillo mojado en alcohol etílico o aguarrás. A continuación, se aclara con un trapo mojado en agua con vinagre y se encera de nuevo con una cera del mismo color. Cuando la madera es lacada, lo mejor es frotar la quemadura con un abrillantador de metales. Se deja actuar unos minutos, pero se retira antes de que se seque con un trapo mojado en agua con vinagre. Después, se frota enérgicamente con un trapo caliente (se puede calentar con la plancha o poniéndolo sobre un radiador). Las maderas tratadas con aceites (como las de teca de los muebles de exterior) deben repararse con aceite de linaza aplicado con una brocha pequeña.
Madera, manchas oscuras.- Se eliminan exactamente igual que las manchas claras, con la única diferencia de que al final se deben aclarar los restos oscuros de la madera con un limón cortado. Se deja secar y se insiste tantas veces como sea necesario.
REMOLACHA
Algodón.- Las manchas de remolacha no son fáciles de limpiar porque tiene un tinte que penetra mucho en los tejidos. Aún así suele ser muy efectivo frotar con medio limón partido hasta que la mancha desaparezca (ayudándonos de vez en cuando con un cepillo de uñas si es necesario). Si la mancha se resiste o si quedan pequeños restos, se deja la prenda en remojo con agua fría con zumo de limón.
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Ante.- Se aplica esencia de trementina con un trapo de algodón, frotando la mancha con mucho cuidado (para no extender la tinta de la remolacha) de dentro hacia fuera. Luego se pasa un trapo ligeramente humedecido y se peina el pelo con un cepillo de cerdas suaves.
Cuero.- En general basta frotar la mancha con zumo de limón, pero si queda algún resto, lo mejor es pasar varias veces un algodón empapado en alcohol de quemar. Inmediatamente después se frota con un trapo blanco para sacar brillo.
Lana y seda.- Se debe frotar la mancha con sal fina para remover los restos y para que la sal absorba parte de la tinta. Se aclara bien bajo el chorro de agua fría y se deja en remojo en agua templada jabonosa. Si una vez seca la prenda quedan restos, se eliminan frotando con un trapo mojado en amoníaco puro o bórax diluido en agua.
Alfombras y moquetas.- Se frota la mancha con un cepillo y amoníaco diluido en agua hasta que desaparezca. Si quedan restos se frota con zumo de limón o se deja que medio limón actúe sobre la mancha unas horas. Se limpia bien con agua templada y vinagre para que recupere el brillo.
Mármol.- Se retira lo más superficial frotando con medio limón. Después, se pasa un algodón embebido en alcohol de 90º, acetona o gasolina para mecheros. Se aclara muy bien con agua ligeramente jabonosa y se pasa un trapo para abrillantar.
Madera.- Se retiran rápidamente los restos de remolacha y se frota con un limón cortado. Después se mezcla esencia de trementina con cera de muebles (a partes iguales) y se frota con un trapo. Si aún quedan restos no habrá más remedio que lijar. Para ello se delimita la mancha con cinta de carrocero o con esparadrapo y se pasa un papel de lija de grano pequeño con mucho cuidado. Después, se frota con la punta de un trapo embebida en peróxido de hidrógeno, amoníaco o alcohol de quemar. Si la madera estaba encerada, se aplica de nuevo una capa de cera de su color y se saca brillo frotando enérgicamente con un trapo de lana.
Plástico.- Cuando los recipientes de plástico se enrojecen por la remolacha, lo mejor es dejarlos unas horas llenos de agua muy caliente con unas gotas de lejía. Luego se lavan.
Porcelana y loza.- Hay tres opciones: dejarla unas horas llena de agua jabonosa caliente con amoníaco, ponerla en remojo con agua caliente con lejía o frotarlas con zumo de limón rebajado con agua.
RESINA
Algodón blanco.- Las manchas de resina se eliminan frotando con un trapo empapado en esencia de trementina o con alcohol de 90º. Cuando la mancha se haya quitado, se lava la prenda en agua caliente jabonosa añadiendo al último aclarado un chorrito de lejía.
Algodón de color.- Se elimina frotando con un trapo embebido en aguarrás. Si no funciona o vemos que el color se resiente (conviene hacer una prueba en una zona poco visible), lo mejor será frotar con una mezcla hecha con tres cucharadas de alcohol de 90º y una cucharada de esencia de trementina. Después se lava la prenda normalmente.
Lana.- Hay que dar la vuelta a la prenda y espolvorear la zona de la mancha con talco. Después, se frota la mancha por el derecho con una mezcla hecha de alcohol de 90º y aguarrás al 50%. Cuando haya desaparecido, se deja en remojo con detergente líquido para prendas delicadas.
Seda.- Se humedece la mancha con una mezcla de alcohol de 90º y éter a partes iguales (no es necesario frotar). Si quedaran restos, se eliminan frotando con un algodón embebido en tricloroetileno. Una vez eliminada la mancha, se lava con agua templada y jabón líquido.
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RÍMEL
Algodón.- Se llena un cuenco con alcohol metílico o de quemar y se remoja en él la zona de la mancha. Pasados unos minutos y cuando el rímel se ha ablandado, se seca y se frota con un cepillo de uñas para eliminar bien los restos.
Alfombras y moquetas.- Se rascan con un cuchillo los restos resecos del rímel y se frota la mancha con un trapo mojado en aguarrás. Luego se limpia con una espuma de moquetas.
Madera.- Se limpia con una mezcla de aceite de oliva o aceite vegetal con sal o con ceniza de cigarrillos. Se retira con un trapo humedecido en agua con vinagre y se aplica una capa de cera.
Seda y lana.- Si la mancha tiene tiempo y está muy reseca, se calienta con el secador de pelo o aplicando un poquito de glicerina con la yema de los dedos. Cuando ya esté reblandecida, se coloca un trapo de lana por el reverso y se tampona la mancha con un algodón embebido en alcohol de 90º (intentando no restregarlo mucho). Se lava con agua templada y jabón líquido.
SANGRE
Sea cual sea la superficie en la que esté la mancha de sangre, si está reciente basta lavarla en abundante agua fría (si utilizamos agua caliente coagularemos la sangre y al resecarse será más difícil de quitar). Después, se deja en remojo o se pasa un trapo de agua fría y jabón líquido.
Alfombras y moquetas.- Se limpia frotando con un cepillo o un trapo mojado en una mezcla hecha con: un vaso de agua, una cucharada de vinagre blanco o transparente (el llamado vinagre de alcohol) y una aspirina efervescente.
Algodón blanco.- Si la mancha ya está seca, se lava en agua fría y se eliminan los últimos restos frotando con un algodón empapado en agua oxigenada diluida en un poco de agua. Por último, se puede blanquear dejándola en remojo en agua con lejía.
Algodón de color.- Si el color es sólido, bastará frotar la mancha con suero fisiológico. Después se frota con un algodón empapado en agua oxigenada de diez volúmenes. Si los colores son poco firmes, es mejor frotar la mancha con una pasta de almidón en polvo y agua fría, que se deja secar sobre ella. Al final se cepilla enérgicamente y se lava con agua fría.
Colchones.- Se pueden limpiar frotando con un cepillo mojado en vinagre blanco o si la mancha está muy reseca, con agua a la que habremos añadido un poco de almidón. Si el colchón es de tejido blanco o claro, puede decolorarse la sangre frotando con un algodón empapado en agua oxigenada, que se va cambiando hasta que salga limpio. En cualquier caso, al final se pasa un trapo mojado en agua fría para aclararlo bien.
Lana.- Aunque parezca extraño, el mejor sistema es disolver una aspirina en agua y limpiar con ella la mancha. Si está muy reseca, se hace una pasta con la aspirina y unas gotas de agua y se coloca sobre la mancha, hasta que desaparezca del todo. En ambos casos, después se lava con agua fría y jabón.
Madera.- Las manchas recientes se eliminan fácilmente pasando un trapo con agua fría amoniacada. Si la mancha está seca, se frota con un cepillo de uñas y agua con vinagre a la que habremos añadido un poco de magnesia. Si ha traspasado la cera y ha calado la madera, lo mejor es hacer una pasta con agua y magnesia y colocarla sobre la mancha hasta que se seque. Luego se cepilla o se pasa un trapo mojado en agua fría con vinagre. Si es necesario se vuelve a encerar y se lustra frotando enérgicamente con un trapo de lana.
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Tejidos sintéticos.- Ya sean de color o blancos, el mejor remedio utilizado desde la época de nuestras abuelas es hacer una papilla de almidón con agua, extenderla cubriendo la mancha y dejarla actuar varias horas hasta que se seque. Después se cepilla con energía y se lava el tejido de forma habitual.
SUDOR
Algodón blanco.- Lo mejor es dejar la prenda en remojo, de media a una hora, en una mezcla hecha con: dos litros de agua, dos cucharadas de amoníaco y cuatro de agua oxigenada. Después, se aclara, se lava con agua caliente y jabón líquido y en el último aclarado, se añade un chorro de vinagre o el zumo de un limón. Si la mancha lleva tiempo y ni el cerco amarillo ni el olor se van del todo, lo mejor es hacer una pasta con bicarbonato sódico y un poco de agua y cubrir con ella toda la zona de la mancha (axilas, cuellos, etc.), al menos un par de horas. Después se lava con agua bien caliente y jabón líquido.
Algodón de color.- Si el color de la prenda es sólido, se puede comprar en la droguería una solución de ácido oxálico y se humedece con ella la zona de la mancha. Luego se enjuaga con agua templada y se frota la mancha con agua oxigenada rebajada con agua. Después se lava la prenda de la forma habitual.
Lana.- Las manchas de sudor se eliminan poniéndolas en remojo un par de horas en agua fría con un chorro de vinagre. Si el olor es muy fuerte, se puede frotar directamente con vinagre.
Almohadas.- Se frota la mancha con un cepillo y agua oxigenada rebajada y, después, se pone en remojo en agua caliente con dos o tres chorros de amoníaco y el zumo de dos limones.
Colchones.- A los colchones se les pasa un trapo humedecido en agua con vinagre y, si permanece el cerco, se moja un pañuelo en vinagre, se coloca sobre la mancha y se pasa la plancha caliente (repitiendo tantas veces como se necesario).
Nylon.- Frotar con una mezcla hecha con tres cucharadas de alcohol, tres de éter y una de amoníaco y después lavar como siempre.
Seda.- En los tejidos delicados, las manchas de sudor se eliminan frotando con un algodón empapado en zumo de limón. Luego se lava con agua fría y jabón líquido y se aclara bien con agua fría.

Algodón: Alfombras, moquetas y tapicerías.- Se frota la mancha con un trapo blanco o un cepillo de uñas empapado en una mezcla de alcohol y vinagre blanco a partes iguales. No es
necesario aclarar con agua.
Algodón blanco.- Las manchas de té se eliminan fácilmente empapándolas en agua jabonosa a la que se añade un chorro de zumo de limón y frotando un poco mano contra mano la tela. Si una vez seco quedan restos oscuros, habrá que dejar en remojo la prenda en agua con lejía dos o tres horas. Pasado este tiempo se aclara varias veces con agua caliente.
Lana blanca.- Da muy buenos resultados poner la prenda en remojo con agua templada a la que añadimos medio vaso de agua oxigenada de 20 volúmenes por cada dos litros de agua. Luego, se lava con jabón para prendas delicadas y se aclara con agua fría.
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Lana de color.- Se pone la mancha bajo el chorro de agua fría y se frota un poco. Después mezclamos en un bol pequeño una yema de huevo con un poco de agua fría y se frota con esto la mancha hasta que desaparezca. Inmediatamente se lava la prenda con agua y jabón líquido.
Loza.- Cuando las tazas y la tetera amarillean con el uso del té, lo mejor es frotarlas bien por dentro con medio limón partido por la mitad, dejar que se sequen y luego dejarlas toda la noche
llenas de agua hirviendo con zumo de limón. Al día siguiente se aclaran. Si no se han limpiado en mucho tiempo y la marca es grande, habrá que frotar con un trapo húmedo espolvoreado con bicarbonato hasta que desaparezca y aclarar con agua caliente.
Madera barnizada.- Se cuece un puñado de salvado en un cazo de agua, se cuela y se deja templar. Con esta agua se frota la mancha hasta que desaparezca.
Madera encerada.- Se pasa un algodón empapado en agua oxigenada, se aclara inmediatamente y se seca bien. Si la mancha se resiste, se cubre con sal humedecida y se frota ligeramente la superficie hasta que desaparezca la mancha. Después se encera de nuevo.
Madera natural.- Si es una madera natural, pintada de blanco o encerada, pero muy clara, lo primero es espolvorearla con sal. Pasados unos minutos, se retira y se frota con un algodón empapado en lejía o con un limón cortado por la mitad hasta que desaparezca.
Mármol blanco.- Cuando el mármol es blanco o de un color claro, se utiliza peróxido de hidrógeno con unas gotas de amoníaco, se deja reposar una o dos horas y se aclara.
Mármol de color.- Si la mancha es reciente, se limpia con agua y jabón de cocina (cualquier lavavajillas vale). Si la mancha tiene tiempo, se puede limpiar con limón o vinagre, pero aclarándolo bien inmediatamente. Si pierde brillo, se encera el mármol con aceite de linaza.
Metales.- Se pone sal en un bol de mesa y se moja con un poco de agua hasta hacer una pasta (que no se disuelva la sal en el agua). Luego, se cubre completamente la mancha con esta sal húmeda y se deja así hasta que desaparezca la mancha. Nunca se debe frotar porque podemos rayar el metal, se retira con un trapo humedecido. Si se resiste, se puede repetir la operación al día siguiente.
Papel pintado.- La única opción es pasarle, con mucho cuidado, un algodón ligeramente mojado en agua oxigenada. Si el papel tiene dibujos de colores o es oscuro, se sustituye el agua oxigenada por éter.
Seda.- Se ablanda la mancha con glicerina y luego se lava con agua y jabón especial para prendas delicadas. Si quedan restos, se hace una mezcla con bórax y agua y se frota suavemente con un algodón empapado en ella. En los casos extremos se frota con agua oxigenada y se lava en agua lo más caliente posible con jabón líquido.
Tejidos no lavables.- En este caso hay que aplicar la glicerina con la yema de los dedos, sin salirnos mucho de la mancha. Después se tampona con un algodón embebido en alcohol o bencina.
Tejidos sintéticos.- Las telas artificiales, en general, se limpian frotando con un cepillo o trapo y zumo de limón. Cuando la mancha lleva tiempo, se ablanda un poco remojándola unos minutos en el zumo de limón antes de frotar. Después se lava con agua fría y jabón líquido transparente.
El té también ayuda a limpiar:
Alfombras y moquetas.- Si las espolvoreamos con los posos del té húmedos, dejamos que se sequen y luego pasamos el aspirador, conseguiremos limpiar y reavivar los colores de las alfombras y moquetas.
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Piel y cuero.- Una infusión de té con zumo de limón es la mejor forma de limpiar las tapicerías y prendas de piel oscura, recuperando su aspecto y su color inicial. Cuanto más oscura sea más intenso se debe hacer el té.
Telas.- Las cortinas, tapetes, cubrecamas y demás lencerías del hogar de color crudo mantendrán su color si las dejamos una noche en remojo en una infusión de té.
TINTA
Algodón:
Alfombras y moquetas.- Se frota la mancha con alcohol o con zumo de limón, con la ayuda de un trapo de algodón blanco. Si no funciona este remedio puede probarse mezclando un vaso de vinagre blanco con otro de alcohol de quemar. En cualquiera de los dos casos y para no extender la tinta, debe frotarse en movimientos circulares y con el trapo poco empapado.
Algodón blanco.- Un truco de nuestras abuelas, que sigue funcionando muy bien con las manchas normales de tinta, es remojarlas en leche tibia. Puede hacerse en un bol pequeño, frotando de vez en cuando la mancha con las manos y cambiando la leche si se tiñe con la tinta. Si quedan restos, se deja en remojo en agua con lejía un par de horas. Después se aclara muy bien con agua fría y se lava normalmente.
Algodón de color.- En este caso, se frota la mancha con un algodón empapado en alcohol de 90º o alcohol metílico, hasta que desaparezca. Repetir la operación cuantas veces sea necesario y cambiar con frecuencia de algodón para no extender la mancha. Después se deja la prenda en remojo con agua jabonosa y se aclara bien con agua fría.
Ante.- No hay ningún producto que limpie las manchas de tinta sobre ante. La única opción es lijar con muchísimo cuidado con una lija de grano fino y pasar un trapo ligeramente humedecido en agua con vinagre sin apretar.
Cerámica y loza.- Si se mancha el vaso de los bolígrafos o un cenicero, se llena con una mezcla de agua oxigenada y agua a partes iguales y se deja varias horas hasta que desaparezca. Si no funciona, se mete el objeto en un recipiente con agua caliente y lejía durante una noche o se aplica directamente sobre la mancha un algodón empapado en lejía.
Corcho barnizado.- Lo mejor es pasar un trapo con esencia de trementina o gasolina frotando muy suavemente. Después, se pasa un trapo mojado en agua con champú.
Corcho natural.- Se frota la mancha con un trapo empapado en alcohol metílico, tantas veces como sea necesario, hasta que se quite. Los restos desaparecen pasando un trapo mojado en agua con un detergente de PH neutro. Para terminar conviene dar una capa de aceite de linaza
que empape el corcho y lo impermeabilice.
Cuero.- Las pieles de color claro se frotan con leche o con limón, insistiendo cuantas veces sea necesario pero sin que llegue a calarse (es mejor dejar que se seque y seguir al día siguiente). Las pieles oscuras se frotan con zumo de limón o con un remedio muy curioso: el zumo de tomate crudo. Si quedan restos, se deja medio tomate sobre la mancha una media hora y, después, se pasa un trapo mojado en agua con zumo de limón. Si vemos que la piel se ha resecado, extendemos con la mano un poco de crema hidratante, masajeando hasta que se absorba del todo.
Lana.- Lo más sencillo y menos agresivo con este tejido es poner un poco de leche en un cuenco e introducir en él la zona de la mancha hasta que ésta desaparezca. Si la mancha es considerable hay que vigilar y cambiar la leche a medida que se vaya tiñendo, porque puede dejar un cerco del color de la tinta alrededor de la mancha. Por último, se lava en agua templada con jabón para prendas de lana.
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Madera: manchas antiguas.- En este caso hay que raspar con un alija de grano fino y pulirla con movimientos circulares desde dentro de la mancha con un tapón de corcho (de los de las botellas de vino). Otra opción, aunque esta hay que aplicarla con mucho cuidado y protegiéndose adecuadamente, es cubrir la mancha con ácido sulfúrico diluido en agua. La forma menos peligrosa y más sencilla es aplicar la mezcla con un pincel pequeño de pelo flexible.
Madera: manchas recientes.- Cuando se coge la mancha a tiempo y aún está fresca la tinta, basta frotar con un trapo mojado en agua con zumo de limón. Otra opción es frotar con un algodón mojado en leche (cambiando el algodón a medida que se vaya manchando). Si es necesario, se deja un poco de leche sobre la mancha unos minutos para que actúe mejor y se sigue frotando.
Mármol.- Se prepara una mezcla con tres partes de agua oxigenada de 20 volúmenes y una de
amoníaco. Se humedece bien un trapo de algodón y se frota la mancha hasta que desaparezca. Si persiste, puede cubrirse la mancha con un poco de la solución durante cinco o diez minutos y luego se sigue frotando. Al final, si el mármol ha perdido brillo, se pasa un trapo impregnado en un poco de aceite de linaza y se frota.
Papel pintado.- Se pasa un papel de cocina absorbente presionando ligeramente para que seque la mancha. Con la ayuda de un cuenta gotas, se moja la mancha con agua oxigenada de 20 volúmenes (también puede hacerse empapando mucho un algodón y dejando que gotee encima de la mancha). Se aclara la mancha tamponando con una esponja o un algodón mojado en agua fría y, por último, se seca muy bien presionando (nunca frotando) con un algodón limpio o con un papel absorbente.
Piedra y ladrillo.- Se frota con un cepillo de púas duras y disolvente de pinturas. Si no se quita fácilmente, se deja un poco de disolvente sobre la mancha unos minutos. Por último se friega con agua caliente y vinagre.
Seda: manchas frescas.- Cuando la prenda es pequeña conviene ponerla en remojo en un barreño con un litro de leche un poco rebajada con agua (así evitamos que quede un cerco de tinta porque ésta se disuelve en tanta leche). Si la prenda es grande, entonces se remoja en leche sólo la zona de la mancha, frotando de vez en cuando. Si se deja mucho tiempo, la leche se seca y deja mancha. Entonces habrá que batir detergente líquido con amoníaco y agua al 50% y frotarla con esto. Se aclara en abundante agua fría.
Seda: manchas resecas.- Se elimina colocando un trapo de algodón blanco por la parte de atrás de la mancha y tamponando con un algodón empapado en alcohol. En cualquier caso, tanto si son manchas frescas como resecas, al final se lava la prenda en agua y jabón especial para prendas delicadas.
Tinta indeleble.- La única manera de eliminar la tinta de los rotuladores permanentes y tintas imborrables es frotarlas con un trapo de algodón blanco mojado en algún disolvente (puede ser desde el disolvente para pinturas hasta la acetona que usamos de quitaesmaltes).
Tinta roja.- Es más difícil de quitar que la tinta negra o azul pero no suele resistirse a la mostaza. Se cubre la mancha generosamente con mostaza y se deja todo el tiempo que sea necesario hasta que se quite la tinta. Si la mostaza deja marca, se pone en remojo con un poco de amoníaco o aguarrás diluido en agua. Se deja varias horas y se lava normalmente.
TINTE DE PELO
Algodón, lino y seda:
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Alfombras y moquetas.- Se frota con un trapo mojado en zumo de limón o en leche caliente, se pasa un trapo con tetracloruro de carbono sin llegar a empapar la alfombra y se retiran los restos con un trapo seco.
Blanco.- Se mezcla un vaso de lejía en dos litros de agua templada o caliente y se introduce en ella la prenda manchada durante media hora. Se aclara muy bien.
Color.- Hay que hervir leche, dejarla enfriar un poco e introducir en ella la prenda unos minutos. Se aclara en abundante agua caliente, añadiendo el zumo de un limón al último aclarado.
Toallas.- Se frotan con alcohol de 90º, se dejan en remojo unos minutos en agua con sal y se lavan con champú.
Lana.- Se ablanda la mancha con glicerina, se frota con agua caliente con amoníaco. Si se resiste habrá que utilizar alcohol de 90º. Después se lava con jabón líquido y se echa en el agua del aclarado zumo de limón.
Madera.- Se calienta leche en un cazo y se frota con un algodón empapado en ella. Si esto no da resultado, se frota la mancha con medio limón. Otra opción es frotar con alcohol de quemar.
Mármol.- Se hace una mezcla con un vaso de amoníaco y tres de agua oxigenada de 20 volúmenes, se cubre la mancha con un poco de líquido, se deja que actúe unos minutos y se frota con un algodón.
Piel: manos.- Las manchas negras que dejan el tinte de pelo en los dedos se eliminan frotando
con zumo de limón, zumo de tomate o con el interior de la cáscara de plátano.
Piel: tejidos.- El único remedio es frotar con un trapo mojado en zumo de limón. Si queda algún resto, se elimina pasando un bastoncillo de oídos empapado el alcohol de quemar.
TOMATE
Algodón: tomate crudo.- Se retiran los restos con un papel absorbente de cocina, se moja al chorro de agua fría y se deja en remojo con agua y jabón líquido. Pasada de media a una hora se saca, se aclara bien con agua caliente y estará limpio.
Algodón: tomate en salsa.- Después de retirar los restos bajo el chorro de agua fría se echa sal sobre la mancha y se frota con un trapo blanco con movimientos circulares. Luego se frota con un algodón empapado en agua oxigenada de 10 volúmenes con unas gotas de amoníaco (si la prenda es de color se sustituye por alcohol de 90º). Se embebe la mancha con suero fisiológico y se deja secar.
Fibras vegetales.- Lo más efectivo es pasar un trapo impregnado en leche salada y se deja secar. Si esa zona quema más clara que el resto, se lava toda la superficie con agua y detergente y se aclara con una mezcla de cuatro vasos de agua y un vaso de agua oxigenada.
Lana: manchas recientes.- Se quita frotando con un algodón impregnado en sal, se lava en agua jabonosa y se aclara en abundante agua fría.
Lana: manchas resecas.- Cuando la mancha lleva tiempo y los restos de tomate se han secado sobre el tejido, antes de aplicar la sal, habrá que ablandar la mancha remojándola en agua con amoníaco. Si quedaran restos, se frota con alcohol de quemar hasta que desaparezcan.
Moquetas y alfombras.- Se retiran bien los restos con un papel absorbente de cocina. Se pasa un trapo empapado en agua con detergente líquido y amoníaco. Los restos se frotan con un trapo humedecido en tetracloruro de carbono o tricloretileno. Por último, se seca con un trapo mojado en agua fría.
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Mármol y piedra.- Esta mancha se elimina fácilmente frotando con un cepillo empapado en agua jabonosa y si no quita, se frota con una mezcla de polvos de piedra pómez y jabón líquido. Para acabar, hay que aplicar una capa de aceite de linaza para el mármol y una cera especial para los suelos de piedra.
Papel pintado.- Para limpiar las manchas de frutas, lo más efectivo es frotar suavemente con un algodón ligeramente mojado en agua oxigenada. Después, se pasa un trapo seco o el secador de pelo para que el papel no quede mojado.
Seda.- Se frota con un algodón empapado en agua caliente con amoníaco o en vinagre blanco caliente si el color es muy fuerte. Si la mancha está ya reseca, habrá que dejarla en remojo en una mezcla de agua fría con alcohol de 90º al 50%.
Tejidos sintéticos.- Lo primero es retirar los restos con un papel de cocina absorbente para después, frotarla con un trapo blanco empapado en jugo de limón, agua con unas gotas de amoníaco o vinagre blanco.
VERDÍN
Acero.- En las cafeteras y objetos de cocina de lugares húmedos pueden formarse manchas de verdín. Para eliminarlas se enjuagan con agua caliente mezcladas con una cucharadita de bórax y se frotan con un trapo o con una esponja. Cuando se trata de unas tijeras, es buena idea quitar lo más gordo cortando con las tijeras una hoja de lija.
Aluminio.- El aluminio no se oxida pero a veces la humedad y el moho actúan sobre los muebles de exterior o las ventanas de este material formando una capa de verdín. En estos casos lo mejor es frotar con un estropajo verde empapado en aguarrás.
Bronce.- Muchas veces, los objetos y mueble de este material sufren la llamada ―enfermedad del bronce‖ que consiste en pequeñas manchas de verdín. Éstas se limpian quitando lo más gordo con agua tibia y amoníaco y frotando después con medio limón o con vinagre caliente. Si el bronce es dorado, se frota con vino tinto caliente.
Cobre.- Es uno de los metales en los que más fácilmente sale el verdín al contacto con el aire y la humedad, pero se elimina igual de fácilmente frotando con un poco de sal gorda mezclada con vino tinto caliente. Se aclara con el chorro de agua fría y se frota con un producto limpiametales aplicado con un trapo blanco.
Hierro.- Lo primero es eliminar bien el verdín rascando con un estropajo de acero. Después se pasa una esponja mojada en parafina o petróleo para retirar los últimos restos. Si el verdín está muy incrustado, se reblandece sumergiéndolo en una mezcla de agua y lejía a partes iguales y dejando que hierva cinco minutos. Si no se puede sumergir, se puede aplicar con un spray.
Hojalata.- Las regaderas, macetas, etc. de hojalata en las que haya salido verdín por el contacto con el agua se limpian con una mezcla de ceniza y aceite de oliva. Se aplica con un trapo blanco y se seca bien con un papel de periódico. Si se le quiere sacar brillo se puede frotar con un trapo de lana.
Latón.- Se pone sobre un trapo mojado un poco de harina y se frota con él la pieza de latón. Si el verdín está incrustado, se deshacen cristales de sosa en agua caliente y se sumerge en esta mezcla el objeto (no más de cinco minutos). Se aclara bien al chorro de agua templada, se seca con un trapo de algodón y se le saca brillo frotando enérgicamente con una gamuza.
VERDURAS
Algodón: Alfombras y moquetas.- Se retiran los restos con un papel absorbente y se frota con un cepillo de uñas empapado en agua caliente con vinagre. Si la mancha no se va, se pasa
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un algodón mojado en benzol (sin salirse de la mancha) y se frota de nuevo con agua y vinagre.
Algodón blanco.- Se lava la prenda con agua muy caliente y un buen chorro de vinagre. Si quedan restos de color, se puede frotar con agua oxigenada de 12 volúmenes. Al final se lava normalmente con jabón para lavar a mano.
Algodón de color.- Se frota inmediatamente la mancha bajo el chorro de agua fría utilizando si es necesario, un cepillo de uñas. Después se deja en remojo con agua jabonosa un par de horas y se aclara muy bien con agua templada.
Lana.- En los tejidos delicados, las manchas de verduras se eliminan colocando un trapo por el
revés de la prenda, rodeándola por el derecho con polvos de talco (para que no queden cercos) y tamponando la mancha con un algodón mojado en benzol o tricoroetileno. Una vez eliminada, se deja la prenda unos minutos en remojo en agua templada con jabón para prendas delicadas.
Piel.- La forma menos agresiva de limpiar las manchas de verduras resecas sobre la piel es utilizar éter, aplicado con un algodón a pequeños golpes. Si pierde un poco de color o se forma un cerco blanco, conviene aplicar al final una capa de cera incolora o de crema hidratante para enriquecer la piel y devolverle el brillo. Otra idea para que la piel reseca resplandezca es poner unas gotas de aceite de ricino en un trapo y frotar enérgicamente.
Seda.- Si la mancha es reciente se pone al chorro de agua fría, frotando suavemente con las manos para retirar los restos sólidos. Después se deja en remojo durante una hora en agua tibia, jabón líquido y un chorro generoso de amoníaco. Pasado ese tiempo se aclara muy bien con agua fría. Si se quiere, uno de los aclarados puede hacerse con agua muy caliente para eliminar del todo los posibles restos u olores, pero ha de ser muy rápido.
Tejido sintético.- Si la mancha está seca se frota con un cepillo de uñas para retirar los restos y después se limpia frotando suavemente con un trapo blanco impregnado en trementina. Las manchas muy secas hay que ablandarlas primero con éter, frotando suavemente con movimientos del exterior al interior. Al final se lava la prenda en agua jabonosa.
VINAGRE
Algodón blanco.- Se frota con agua amoniacada y se deja en remojo una hora en agua a la que se añade un chorro de agua oxigenada. Se saca y se aclara en abundante agua. Si la mancha lleva mucho tiempo y quedan restos amarillos al secarse (después de limpiarla), la única opción es remojarla unos minutos en leche muy caliente y lavarla en abundante agua jabonosa. En el último aclarado se añade amoníaco.
Algodón de color.- Se pone a remojo en agua amoniacada frotando de vez en cuando con las
manos o con un cepillo de uñas. Después se lava normalmente con agua y jabón y se aclara en abundante agua fría o templada.
Algodón, mantelerías.- Las manchas de vinagre en las mantelerías de hilo o algodón blanco se eliminan frotándolas con un algodón empapado en agua oxigenada. Después se ponen en remojo en agua jabonosa al menos una hora y se aclara muy bien con agua caliente o templada.
Lana y seda.- En los tejidos no lavables, las manchas de vinagre se eliminan frotando con un algodón empapado en una mezcla de amoníaco y alcohol a partes iguales. Si se puede lavar, conviene dejar la prenda (no más de 15 minutos) en remojo en agua con un buen chorro de amoníaco. Después se lava con agua fría y jabón líquido especial para prendas delicadas y se
aclara muy bien con agua templada a la que añadimos un chorrito de vinagre.
Moquetas y alfombras.- Si la mancha es antigua y la alfombra de color claro, lo mejor es frotarla con alcohol de 90º rebajado con agua y aclararla bien pasando un trapo mojado en
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agua amoniacada. Si es de color, se cubre con jabón líquido transparente mezclado con unas gotas de agua y amoniaco y se frota con el cepillo. Se aclara pasando un trapo con agua fría. Cuando la mancha es reciente, basta mojarla con agua caliente con amoníaco y frotar con un cepillo de uñas.
Pared de papel.- Tanto en las paredes de papel como en las pintadas y en general en las superficies porosas, las manchas de vinagre se eliminan frotando o tamponando con una mezcla de agua oxigenada y agua a partes iguales.
VINO
Poliéster/algodón: Si ha caído una mancha de vino en una prenda de algodón mezclada con poliéster, introdúcela en un barreño en el que añadirás tres partes de agua y dos partes de vinagre. Deja la prenda en remojo unas cuantas horas y la mancha desaparecerá por sí sola. A continuación lávala.
VÓMITO
Algodón, manchas recientes.- Se pone al chorro de agua fría, se frota bien con las manos, se cubre la zona con jabón líquido transparente y se deja que actúe media hora. Transcurrido este tiempo, se frota con un cepillo y se aclara, añadiendo al último agua un chorro de vinagre para eliminar los restos de olor que queden.
Algodón, manchas resecas.- Hay que ablandarla remojándola en agua muy caliente, después se rasca con un cuchillo y se lava normalmente. Si quedan restos de mancha o de olor se deja en remojo unos minutos con agua amoniacada.
Lana y seda.- Se retiran los restos con un papel absorbente y si la mancha está seca se ablanda con agua fría. Después se frota con la punta de un trapo empapada en amoníaco hasta eliminar la mancha del todo. Por último se lava con agua y jabón líquido especial para prendas delicadas
Moquetas y alfombras.-Se raspan con un cepillo o con un cuchillo todos los restos resecos, se moja la mancha con un trapo mojado en agua fría para ablandarla y se frota con un papel absorbente de cocina. A continuación, se frota con un algodón bien empapado en tricloroetileno y de nuevo, se frota con un papel absorbente. Si la moqueta o la alfombra queda muy mojada, se le pasa un poco el secador de pelo con aire caliente.
Madera y corcho.- En este caso basta limpiarlo con agua jabonosa a la que se añade un chorro de vinagre. También se puede fregar con agua jabonosa a la que añadimos cera del pelo que lo nutrirá y eliminará los restos de olor. Al final, se acaba pasando un trapo o una fregona empapados en agua templada con vinagre.
Piedra y ladrillo.- Se retira lo superficial con un papel absorbente, si la mancha es reciente o con un trapo mojado en agua caliente si está seca. Después se frota enérgicamente con un cepillo de cerdas gruesas y amoníaco, hasta que desaparezca la mancha y el olor.
YESO
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Algodón.- Se mezcla agua y cerveza a partes iguales y se empapa o se sumerge la mancha en ella. Una vez ablandado el yeso, se rasca con la punta de un cuchillo. Se cubre los restos de la mancha con jabón líquido unos minutos y se aclara muy bien al chorro de agua caliente.
Alfombras y moquetas.- Se frotan con un trapo o esponja mojada en agua caliente con vinagre. Si es necesario, se rasca con un cuchillo o un cepillo. Se seca bien con papel absorbente.
Gres, piedra.- Basta frotar con un trapo o una fregona empapados en agua caliente con vinagre. Cuando se haya quitado se friega con champú.
Lana y seda.- Hay que ablandar el yeso dejando la prenda en remojo en agua templada con vinagre de 15 a 30 minutos. Después se frota con las manos o con un cepillo de uñas y se lava normalmente.
Madera, corcho y mármol.- Se hierve agua con vinagre y se frotan las manchas con la ayuda de un trapo de algodón. Si éstas están muy secas, se deja el trapo mojado encima de la mancha un par de minutos para que el yeso se reblandezca.
YODO
Algodón blanco.- El remedio más infalible es dejar la prenda en remojo una media hora, en agua con un buen chorro de lejía. Si la mancha se resiste, se puede frotar directamente con alcohol y se vuelve a dejar en remojo en agua con lejía el tiempo que sea necesario. Se aclara muy bien, se lava normalmente y se deja secar al sol.
Algodón de color.- Se sumerge la zona de la mancha en amoníaco disuelto en un poco de agua, frotando de vez en cuando, hasta que la mancha desaparezca. Después se lava de forma habitual con agua templada y jabón líquido.
Algodón toallas.- En este caso conviene ablandar la mancha sumergiéndola en una mezcla de agua caliente con hiposulfito, en una proporción de dos cucharadas por litro. Se deja de media a una hora y se aclara muy bien con agua templada. Si quedan restos se frotan con alcohol o con amoníaco. Después se lava con agua fría y jabón líquido transparente.
Cuero.- Se frota la mancha con alcohol de quemar aplicado con un algodón. Para evitar que quede un cerco blanco se puede pasar un trapo ligeramente humedecido en agua caliente.
Lana/seda.- Lo mejor es diluir la mancha lo más posible con un algodón empapado en alcohol de 90º, cambiando el algodón a medida que se vaya manchando. Si vemos que el color destiñe se puede rebajar el alcohol con un poco de agua fría. Cuando la prenda no se pueda lavar y hayan quedado cercos, éstos se eliminan con espuma seca de las de tapicerías.
Moquetas y alfombras.- Se hace una mezcla con medio litro de agua, un chorro de jabón líquido y otro de amoníaco y se frota con ella la zona de la mancha hasta que ésta desaparezca. Después se pasa un papel absorbente para eliminar el exceso de humedad. Si se ha mojado mucho, aplicar unos minutos el secador de pelo con el aire caliente a temperatura media.
Madera.- Resulta bastante efectivo frotar la mancha con un algodón empapado en amoníaco puro o en alcohol de quemar. Se pone encima un papel absorbente y se presiona con los dedos para que absorba bien el yodo reblandecido por el alcohol.
Otras opciones son frotar la mancha con medio limón partido, o con un algodón mojado en vinagre. Si después de limpiar la mancha quedan señales, se pueden decolorar con un trapo o algodón empapado en agua oxigenada.
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Mármol.- Se prepara una mezcla con tres partes de agua oxigenada de 20 volúmenes y una de amoníaco y se frota la mancha hasta que desaparezca. Si persiste, se deja la solución durante cinco o diez minutos sobre la mancha. Al final, si el mármol ha perdido brillo se pasa un trapo impregnado en un poco de aceite de linaza y se frota.
YOGUR
Algodón.- Si la mancha está seca se frota con un cepillo de uñas o de dientes para quitar lo más gordo y después, se pone bajo el chorro de agua templada frotando con las manos. Si quedan restos, se tampona la mancha con un algodón empapado en alcohol de 90º o amoníaco mezclado con agua al 50%. Después, se lava con jabón líquido y se aclara con agua templada a la que añadimos un chorro de agua oxigenada si la prenda es blanca o de vinagre si es de color.
Alfombras y moquetas.- Se bate un detergente líquido especial para prendas delicadas con amoníaco y agua al 50%. Se frota con un cepillo de dientes sobre la mancha y después se aclara con un trapo mojado en agua sin dejar que cale mucho.
Cuero.- Se pasa un trapo mojado en agua con un poco de amoníaco y se deja secar. Después se frota la mancha con un algodón empapado en tetracloruro de carbono para eliminar la grasa que pudiera haber dejado el yogur. Se vuelve a pasar un trapo empapado en agua amoniacada y se seca bien con un trapo a ser posible de algodón.
Fibras sintéticas.- Se ablanda la mancha con glicerina o vaselina y se retira frotando con un trapo mojado en agua templada con vinagre. Si queda un cerco de grasa, se elimina frotando con alcohol de 90º y se lava la prenda con agua jabonosa.
Lana y seda.- Se retiran los restos sólidos frotando muy suavemente con un cepillo de dientes y se tampona la mancha con un algodón embebido en alcohol de 90º. Después se deja en remojo la prenda con agua y un chorrito de amoníaco y se lava normalmente con un jabón para prendas delicadas. Otra opción es ablandar la mancha con glicerina, ponerla en remojo con agua y jabón líquido y aclarar un par de veces con agua templada.
Moquetas y alfombras.- Las manchas de yogur se eliminan frotando con la punta de un paño humedecido en lavavajillas hasta que la mancha desaparezca. A continuación se pasa por toda la zona un trapo empapado en agua caliente con vinagre.
Madera.- Si la mancha está reseca, se ablanda con un poco de glicerina extendida con los dedos y se retira inmediatamente con un trapo. La marca de grasa amarilla que quede se frota con un algodón empapado en tricloretileno o en alcohol de 90º. Luego, se pasa un trapo con agua templada y jabón.
ZUMO DE FRUTAS
Los zumos de fresa, arándanos, frambuesas, ciruelas, moras, etc. dejan manchas con mucho tinte complicadas de quitar. Para la ropa blanca, una buena opción es sumergir la mancha toda una noche (de 8 a 10 horas) en cuajada. El tejido de color se puede limpiar con agua amoniacada (una parte de amoníaco por cada cinco de agua) o alcohol de 90º.
Las manchas de zumos azucarados se pueden eliminar si dejas la prenda en remojo de agua tibia con un chorrito de amoníaco. Luego sólo debes lavar la prenda como tengas por costumbre.
Algodón y lino, manchas recientes.- Primero se retira bien el líquido con un papel absorbente
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de cocina y luego se remojan en agua amoniacada (todo el tiempo que sea necesario hasta que desaparezcan). Se lava con agua caliente (lo más caliente que resista el tejido) y jabón líquido y se aclara con agua con vinagre.
Algodón y lino, manchas secas.- Se hace una pasta con perborato de sosa y agua y se aplica sobre la mancha cubriéndola bien. Se deja actuar cinco minutos y se frota con un cepillo. Si es necesario se repite la operación. Después, se lava con agua tibia y jabón líquido y se aclara bien añadiendo amoníaco a la última agua.
Lana y seda.- Se frota la mancha con sal fina antes de lavarla (si es necesario se humedece un poco para no estropear el tejido), se aclara muy bien con agua fría y se deja en remojo de 15 a 25 minutos en agua con jabón para prendas delicadas. Los restos de color que pudieran quedar (si el zumo es de arándanos, moras, etc.) se eliminarán frotando con un algodón empapado en amoníaco o en peróxido de hidrógeno (lejía) diluido en agua.
Moquetas y alfombras.- Se hace una mezcla con bórax y agua y se aplica sobre la mancha frotando con un cepillo. Si se resiste, se puede dejar actuar cinco minutos directamente sobre la mancha. Al final se pasa un trapo mojado en agua con vinagre en el sentido del pelo o de la trama del tejido.
-MANCHAS VARIAS
CAFÉ RECIENTE: Si te cae café en la ropa, pide enseguida unos cubitos de hielo y frota las manchas con ellos. El café se diluirá y podrás eliminarlo con mucha más facilidad durante el lavado.
CARMÍN EN SERVILLETAS: Para eliminar las manchas de carmín en las servilletas, frota la zona sucia con un paño impregnado en alcohol antes de proceder a lavarlas con normalidad: el carmín desaparecerá sin dejar el más mínimo rastro.
CERA: Para acabar de eliminar las manchitas de cera, ráscala con la uña y coloca la zona manchada entre dos hojas de papel secante, pasa la plancha caliente por encima y la cera se derretirá pasando al papel.
MANOS: Para eliminar las manchas en las manos de los niños que acaban de hacer manualidades con plastilina, temperas u otro tipo de producto que deja color, haz que se froten bien las manos con pasta de dientes durante unos minutos. Después, aclara muy bien y no quedará rastro de color en ellas.
MANTEQUILLA: Para eliminar una mancha de mantequilla en una prenda, aplica un poquito de glicerina, deja que actúe durante un par de horas y luego lava la prenda a mano con un jabón neutro.
MERCROMINA: Podemos eliminarla vertiendo agua tónica en la prenda y frotándola. Repite la operación hasta que la mancha desaparezca y lávala como acostumbres. Si se trata de una prenda blanca y admite lejía, un agua clara de lejía la dejará impecable.
MIEL: Unas gotitas de miel en una prenda no son fáciles de eliminar. A veces incluso con sucesivos lavados los restos quedan ahí. Para acabar con esos cercos imposibles aplica sobre ellos un poquito de bórax y frota insistentemente con un trapo humedecido en agua. El cerco de la miel habrá desaparecido para siempre.
MOHO EN MANTELERÍAS: Si has descubierto que tu mantelería tiene manchas de moho seguramente por haberla guardado húmeda, mezcla una cucharada de sal, una cucharadita de sal de amoniaco y un poco de agua. Unta las zonas con moho y deja la prenda al aire todo el día. Después lávala normalmente.
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ORÍN: Las manchas antiguas de orín en ropa interior de color blanco se pueden eliminar si dejas la prenda en remojo en una mezcla de una parte de agua oxigenada y cuatro partes de agua. Después lava la prenda con el detergente que acostumbres.
PEGAMENTO TRANSPARENTE: Las manchas de este pegamento se eliminan de la ropa frotando enérgicamente con unas gotas de alcohol.
PINTURA EN LA PIEL: Evita el aguarrás y prueba a frotar la piel con aceite de bebé: por lo general la pintura no se resiste y se disuelve con facilidad sin ser un producto agresivo con la piel.
POLEN: Algunas flores tienen estambres amarillos que manchan la ropa sin darnos cuenta. Si ocurre, no mojes la mancha: retira el polen con cinta adhesiva, cepilla bien la prenda y lávala sólo después de eliminar todos los restos.
TINTA EN LAS MANOS: Si no quieres utilizar productos agresivos para eliminar las manchas de tinta de las manos, frota la zona manchada con la parte interna de una piel de plátano hasta que desaparezca. Luego sólo tienes que lavarte las manos.
CONSEJOS
ALUMINIO IMPECABLE:
Cacerolas.- Se usa un estropajo de alambre y detergente en polvo. De vez en cuando conviene hervir en ellas agua con vinagre.
Fregaderos. Se pasa un estropajo con lavavajillas, después se frota con un trapo empapado en vinagre y se seca al aire.
Sacar brillo.- En general, cualquier objeto o superficie de aluminio queda reluciente y brillante frotándolo con cenizas de cigarrillo extendidas con un trapo humedecido en agua. Se retira con un trapo seco y se lustra con energía.
Superficies cromadas.- Para devolverles el lustre, lo mejor es frotarlos con un trapo espolvoreado con harina. Si tiene mucha grasa hay que frotarlos enérgicamente con una pasta hecha con alcohol de quemar y un poco de Blanco de España.
Ventanas.- Las ventanas de aluminio o PVC se limpian con agua mezclada con amoniaco y se secan muy bien con un trapo de algodón.
AZÚCAR, NO SÓLO MANCHA:
Almidona.- Si necesitamos un almidón de urgencia para puntillas, blondas, cuellos de camisas o prendas de lino, podemos hacer un último aclarado con agua azucarada que las almidonará suavemente.
Da brillo y prestancia.- Si añadimos una cucharada de azúcar al último aclarado del satén, el tul, la seda, etc. quedará con más cuerpo y mucho más brillo.
Limpiametales.- Para limpiar el cobre y el estaño, y si necesitamos quitar manchas muy profundas, podemos utilizar el azúcar (mezclada con limón) como exfoliante, pues rasca sin dañar. Pero nunca debe utilizarse con el hierro pues corroe este metal.
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Quita quemaduras.- El azúcar sirve para quitar las marcas amarillas de quemado que a veces deja la plancha sobre la ropa. Basta frotarlas con un terrón ligeramente humedecido en agua o en leche, se deja actuar unos minutos y se lava normalmente. Si el tejido es blanco, mojaremos el terrón de azúcar en agua oxigenada.
CINTA ADHESIVA, QUITAR:
Cada vez que usamos cinta de carrocero para pintar, los niños ponen pegatinas en sus ventanas o los vasos que acabamos de comprar traen etiquetas pegadas, aquí va unos buenos trucos para quitar (sin dejarnos las uñas) ese adhesivo que no se quiere ir.
Sobre pintura: En las paredes pintadas (también en las plásticas) la mejor solución es levantar un extremo de la cinta y, mientras con una mano aplicamos el secador de pelo para ablandar el
pegamento, con la otra tiramos de la cinta poco a poco. Si quedan restos, se puede pasar un poco de acetona pero muy rápido para no disolver la pintura.
Sobre papel: Primero se frota fuerte con un trapo para calentarlo un poco, luego se pasa un algodón con acetona. Por último, se pone encima un papel de cocina y una plancha caliente para absorber los restos de acetona.
En el cristal: Lo mejor es ablandar el pegamento con acetona o quitaesmaltes no aceitosos y si es necesario rascar con una cuchilla.
COCINA, CONSEJOS ANTIGRASA:
Armarios.- Ya sean de formica, madera o aluminio, se desengrasan con alcohol de quemar o vinagre sin diluir.
Baldosines y gres.- Se pasa un estropajo empapado en agua con amoníaco.
Encimeras.- Basta agua y jabón con unas gotitas de amoníaco. Si tienes restos de comida quemada hay que ablandarla con vaselina cáustica extendida con un cepillo.
Quemadores.- Se deben limpiar con agua caliente con limón, con vinagre o con lejía, frotando con un cepillo o estropajo de alambre.
Horno.- Aún caliente se espolvorean las paredes con bicarbonato sódico, se deja una hora y se limpia con un trapo húmedo.
Microondas.- Se mete un bol de agua con un limón cortado. Se hierve para que suelte mucho vapor y se pasa un trapo por las paredes.
CHAROL, CUIDAR:
Para limpiar el charol o cuero barnizado existen en el mercado productos específicos muy efectivos a base de siliconas. Sin embargo, existen remedios caseros que también funcionan muy bien, como frotarlo con un algodón empapado en leche o extender con un trapo un poco de clara de huevo. Se deja secar y se frota enérgicamente con un trapo la lana. Cuando se trata de cinturones, bolsos, etc. se pueden limpiar con una cebolla partida por la mitad. Luego se saca brillo con un trapo. Si se cuartea: debe nutrirse y protegerse para el futuro extendiendo con la mano, por toda la superficie un poco de glicerina, vaselina o lanolina. Si las manchas han traspasado el barniz porque el charol está cuarteado, antes de nutrirlo se debe limpiar con un trapo empapado en gasolina. Si queremos mantener brillante el charol, se frota con un trapo que no suelte pelusa y untado de mantequilla y si se va a guardar mucho tiempo sin usar, se unta bien con aceite de oliva.
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DETERGENTE, SUS MIL CARAS:
Detergente en polvo.- Es perfecto para la lavadora, para eliminar manchas a las que convenga rascar un poco y para hacer emplastes (mezclado con agua, amoníaco, alcohol, etc.) para quitar manchas difíciles.
Detergente en escamas.- Se utiliza para el lavado a mano con agua fría o caliente (al formar mucha espuma no es bueno para la lavadora)- Por su delicada composición, está indicado para
los tejidos de lana, las prendas no muy sucias y las fibras sintéticas.
Jabón natural.- Hace menos espuma y es menos efectivo con las manchas difíciles, pero también es menos agresivo con el medio ambiente. Puede fabricarse de forma casera con 1.500 g. de tocino, 250 g. de sosa cáustica y un litro y medio de agua. Se deja reposar una noche y se cuece media hora.
ESPEJOS Y CRISTALES, LIMPIAR:
Brillo en los espejos.- Una o dos veces a la semana conviene frotarlo con una solución de alcohol de quemar y tiza en polvo. Se deja secar sobre el espejo unos 15 minutos y se aclara con agua fría. Para terminar, se le pasa enérgicamente una gamuza seca.
Cristales que duran limpios.- Se puede limpiar con vinagre diluido en agua (mejor usar agua tibia en vez de fría o caliente) y secar frotando con papel de periódico. Pueden limpiarse también con una gamuza, pero en este caso habrá que usar alcohol metílico que no estropeará los aceites de la gamuza.
Mamparas de ducha y baldas de cristal.- Casi todas suelen ser ya de vidrio templado tratado al ácido y son fáciles de limpiar con agua jabonosa y haciendo el último aclarado con agua con vinagre. Para que no se forme vaho.- Se lava con agua y champú o gel, en vez del jabón convencional, y se deja que se seque sin aclarar. También puede hacerse con alcohol de 90º.
EVITAR QUE UNA PRENDA DESTIÑA
Tejidos naturales: lana, seda, algodón: Se sumergen, antes de lavarlas por primera vez en agua con abundante sal, cambiando el agua cuantas veces sea necesario hasta que salga limpia. Se escurre, sin lavarla con jabón y se tiende.
Tejidos sintéticos: poliamida, acrílico, poliéster, tergal. Se sigue el mismo proceso, agua tibia y salada, pero teniendo en cuenta que no deben dejarse en remojo demasiado tiempo.
HIERBAS Y VERDURAS QUE LIMPIAN:
Hojas de hiedra.- Debemos cocer unas 25 hojas verdes en un litro de agua durante 10 minutos. Se deja reposar fuera del fuego hasta que se enfríe. Cada vez que tengamos una mancha difícil, se empapa un algodón en este líquido, se frota bien y se lava.
Hojas de laurel.- El agua que resulta de la cocción de 25 hojas de laurel en dos litros de agua durante 15 minutos sirve para quitar el desteñido de la mayoría de los tejidos. Basta dejar la prenda en remojo un par de horas y aclararla en abundante agua fría.
Hojas de puerros.- Si frotamos las piezas de estaño sin brillo y sucias con hojas verdes de puerros quedarán relucientes. Eso sí, después hay que enjuagarlas y dejarlas perfectamente secas.
Judías verdes.- Si cocemos judías verdes y conservamos el agua en un tarro que cierre herméticamente, luego lo podremos utilizar para limpiar las manchas difíciles de las prendas de algodón y hasta de las más delicadas como la lana y la seda. Eso sí, para que sea efectivo, al agua de la cocción no se le debe añadir sal.
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LEJÍA, CÓMO USARLA BIEN:
Precaución.- Es más seguro diluirla en agua fría ya que el agua caliente potencia mucho sus efectos y puede llegar a corroer algunas prendas.
Cantidades.- Hay quien cree que para que sea más efectiva hay que echar más cantidad, pero no es así. Lo que importa es la duración de lavado no la cantidad de lejía empleada.
Otros productos.- Las prendas de lana y seda pueden blanquearse con perborato sódico (20 g. de cristales de perborato en ½ litro de agua) o con peróxido de hidrógeno disuelto en agua (en una proporción de uno a cuatro). En peróxido puede dejarse unas 12 horas, pero en perborato no conviene dejarla más de una hora.
Olor.- Hay que usar guantes, pero si se nos olvida, el olor que queda en las manos desaparece frotándolas con un trozo de limón.
Recipientes.- Deben ser de plástico, nunca de metal porque se oxidan y pueden manchar más la ropa.
MADERA, REPARAR:
Disimular golpes.- Se elimina con aguarrás la capa de barniz. Después se pone sobre el golpe un trapo ligeramente humedecido y se pasa una plancha caliente hasta que la madera absorba el vapor y se hinche. Se deja secar y se vuelve a barnizar.
Quitar arañazos.- Si son superficiales, se disimulan aplicando un poco de aceite de hígado de bacalao. Se extiende con un algodón sobre la zona dañada y se saca brillo con un trapo de lana. Si los arañazos son más profundos, lo mejor es derretir cera de abeja e introducirla en la ranura con una espátula. Si la madera es oscura deberá teñirse la cera con anilina o betún.
MADERA, SACARLE BRILLO:
El problema de quitar manchas difíciles de las superficies de madera es que algunos productos son efectivos pero la resecan, crean cercos blancos o apagan el brillo de la cera y el barniz. Por eso hay que completar la limpieza nutriendo, protegiendo y abrillantando. Hay varias formas de hacerlo. Las maderas oscuras pueden frotarse con una pasta hecha con aceite de oliva o aceite vegetal y ceniza de cigarrillos. Después de retirar la pasta, se frota bien con un trapo de lana. El roble y la caoba quedan perfectos pasándoles un trapo humedecido en cerveza tibia. Se deja secar y se frota enérgicamente con un trapo de polvo.
A los muebles antiguos se les saca brillo aplicando una cera pastosa, pero debe aplicarse muy poco a poco, uniformemente y frotando con energía. Si se pone demasiada cera lo más probable es que se reseque antes de acabar de extenderla y queden marcas muy feas.
MANTAS, LAVAR Y GUARDAR
Pequeñas.- Si se trata de una manta a la que se da poco uso, bastará pasarle bien el aspirador. Por el contrario, si se usa mucho bastará meterla en la lavadora, en un ciclo corto, con jabón líquido, amoníaco y suavizante. Esto vale tanto para mantas de lana como para las acrílicas.
De matrimonio.- Las de lana deben lavarse a mano porque el peso que cogen al mojarse podría estropear la lavadora. Se ponen en remojo en la bañera, con agua templada, jabón especial para prendas delicadas y un chorrito de amoníaco. Hay que aclarar muy bien varias veces. Las acrílicas y de algodón como pesan menos al mojarse, pueden lavarse en la lavadora sin problemas como las pequeñas.
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Guardar.- Conviene secar las mantas al aire libre (mejor al sol) y luego guardarlas en bolsas de plástico con alcanfor.
MÁRMOL BLANCO, CONSERVAR:
Preparar una mezcla con medio litro de agua, el zumo de 6 limones y media taza de agua oxigenada. Extender con una esponja húmeda y dejar de cinco a seis horas. Aclarar con agua limpia y secar. Sacar brillo con una cera incolora.
MÁRMOL DE COLOR, CONSERVAR:
Eliminar las manchas más marcadas con un algodón empapado en gasolina. Lavar con agua jabonosa, aclarar bien con agua limpia y secar. Sacar brillo extendiendo cera incolora y frotando con un trapo de algodón.
OLORES QUE “MANCHAN” EL AMBIENTE, QUITAR:
No hay nada que produzca peor efecto que entrar en una casa y oler a comida, a lejía o a tabaco. Produce casi tan mal efecto como ver una mancha. El remedio general más eficaz es quemar la corteza de una naranja o de un limón, pero existen mil trucos caseros para olores específicos.
Olor a alimentos: colocar un vaso con vinagre en la cocina y restregar plancha y sartén con un
buen chorro de vinagre.
Olor a cerrado: Poner a hervir hierbas aromáticas (laurel, romero, lavanda, canela, clavo) y dejar la olla unos minutos en cada habitación para que suelte el vaho, calentando de nuevo el agua cuando sea necesario.
Olor a naftalina.: Poner en el interior del armario o mueble un vaso con leche hirviendo. Repetir varias veces.
Olor a pintura: Poner en un bol una cebolla cortada en rodajas con agua fría o quemar hojas de abeto.
Olor a tabaco: Colgar toallas húmedas por la casa, mejor cerca de los visillos.
PANTALLAS DE LAS LÁMPARAS, LIMPIAR:
Pergamino.- Bastará con pasarle un trapo o una bayeta mojada en agua fría sin ningún tipo de detergente o limpiador. Después y para nutrir el pergamino, puede pasarse un algodón impregnado en aceite de linaza. Se retira el exceso frotando con un trapo limpio.
Satén, tafetán, cretona, lino.- Aunque lo más apropiado es limpiarlas en seco en la tintorería, en casa se puede quitar la suciedad espolvoreando con sal de frutas o bicarbonato y cepillar bien. Si lo hacemos con cuidado, también puede pasarse un trapo mojado (pero muy escurrido) en agua con unas gotas de amoníaco. Para secar, se le aplica el secador del pelo unos minutos.
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PIELES, CONSERVAR:
Ante.- Estas pieles deben limpiarse en la tintorería cuando ya estén muy negras. Sin embargo, podemos apurar quitando las marcas de roces con goma de borrar y los brillos pasando una lija de grano pequeño. Otra buena idea para conservarlo es impermeabilizarla con spray especial o con laca.
Cocodrilo, lagarto, serpiente.- En estos casos no es buena idea utilizar cremas hidratantes ni productos que las engrasen. Si están muy sucias, lo más efectivo es pasar un algodón empapado en agua oxigenada que arrastrará la suciedad y después, pasar un trapo con aceite de ricino que hidratará y sacará brillo a la piel sin engrasarla. Si se quiere, una o dos veces al año se puede proteger con glicerina.
Cuero barnizado y charol.- Lo que mejor arrastra la suciedad de este tipo de pieles es un trapo mojado en leche o en clara de huevo. Se deja secar y se saca brillo frotando fuerte con un trapo de algodón. Si la piel está resquebrajada se hidrata con lanolina.
PLANCHA PERFECTA
Aunque la base de la plancha no tenga una mancha específica, conviene limpiarla cada dos meses, frotándola contra un trozo de tela rugoso o con trama (tipo arpillera o tela de panamá) ligeramente mojada. Si tiene manchas, se pasa una esponja y agua jabonosa caliente, pero nunca se debe limpiar con productos abrasivos.
Cuando planchamos tejidos sintéticos a una temperatura muy alta, en la plancha quedan restos pegados que, además, se van quemando con el uso y haciéndose más duros. Se quitan si se frotan con un estropajo de alambre cuando la plancha esté fría.
Si solemos almidonar la ropa es probable que en la suela de la plancha quede restos pegajosos de almidón prácticamente invisibles. Para limpiarlos se pasa un algodón empapado en aceite de oliva, mientras esté la plancha aún caliente.
PLATA, CÓMO SABER SI ES PURA
A la hora de limpiar un objeto tenemos que saber si es plata, alpaca, sheffield, etc. Lo lógico es que venga marcado con un sello, pero no siempre ocurre así, por eso existe un truco que nos ayudará a saber si el objeto en cuestión está fabricado con plata pura o no.
En una zona poco visible del objeto, por ejemplo en la parte de abajo, se hace un buen arañazo con la punta de un cuchillo. Antes hay que limpiar bien la zona con un trapo enjabonado. Se compra en la farmacia ácido nítrico y se echa sobre el arañazo unos gotas (esta operación hay que realizarla protegiéndose las manos con guantes y en un lugar ventilado). Si al contacto con el arañazo el ácido se vuelve de color verde efervescente, el objeto no es de plata. Si se transforma en una pasta gris oscura es probable que tenga más de un 90% de plata. Y sólo si es gris muy claro estaremos ante un objeto de plata pura. Al final se limpia la zona con un trapo enjabonado.
SILLONES SIEMPRE NUEVOS
Tejidos naturales.- Los sillones de algodón, lana, etc. estarán impecables si una vez al mes se frotan con un trapo de algodón humedecido en una mezcla de agua templada con vinagre a partes iguales.
Terciopelo.- Las tapicerías de terciopelo son muy delicadas, pero se conservan bien si cada dos semanas se pasa una gamuza humedecida en agua fría.
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Tejidos sintéticos.- Lo mejor es frotarlos con un trapo mojado en una mezcla de ½ litro de agua, un chorrito de vinagre y un puñado de cristales de sosa. Jamás debe limpiarse con cera porque se endurece, reseca y agrieta.
Cuero.- Se lava con agua caliente jabonosa (sin empapar la piel) y se aplica una crema hidratante de cara, que sea poco grasa.
TOLDOS, CÓMO SE LAVAN
Los toldos de loneta se limpian frotándolos con una esponja o estropajo verde empapado en una mezcla de jabón, amoníaco y agua muy caliente. Al final se pasa una esponja o un trapo grande bien mojado en agua limpia fría. Se pasa un papel absorbente y se dejan totalmente extendidos. Cuando el toldo está muy sucio se limpia con una vaporeta, y si en las juntas tiene marcas de óxido o de humedades se frotan con sal y limón.
Para que la suciedad no se pegue conviene pasar periódicamente un aspirador que arrastre el polvo y la suciedad del tejido. Si se hace esto una vez al mes no es necesario lavarlos muy a menudo.
Conviene desmontar los toldos al llegar el invierno, lavarlos bien con agua muy caliente con amoníaco y jabón, dejarlos que se sequen bien, enrollarlos y envolverlos en bolsas de plástico opacas (sirven esas negras o grises que se usan para la basura).
VAQUEROS, CÓMO CUIDARLOS
Evitar que encojan.- Para que el tejido de los pantalones vaqueros no se reseque y encojan, lo mejor es lavarlos siempre en agua fría y añadir un poco de suavizante en el aclarado.
Los de color oscuro.- Los vaqueros negros, marrones o marinos si no están lavados a la piedra pueden desteñir. Para evitarlo debemos dejarlos en remojo la primera vez que los lavemos en agua fría con sal durante una noche. Después, en los ocho o nueve lavados siguientes conviene añadir a la última agua del aclarado un poco de sal o vinagre.
Adaptables.- Para que se adapten mejor al cuerpo, se lavan en agua salada (o se dejan en remojo en agua caliente con bastante suavizante), no se aclaran y se ponen cuando están aún ligeramente húmedos.
Sin color.- Si queremos que los vaqueros pierdan color bastará lavarlos del revés añadiendo al
detergente un poco de jabón del lavaplatos, ya que al contener sosa se comerá bastante el color.
VINAGRE, BUENOS USOS
Elimina las manchas de fruta, zumos, orina, cal, refrescos, tabaco, quemado, cera y sudor, y los malos olores de la nevera.
Limpia el cobre y el verdín de los metales, mezclado con sal.
Da brillo a la madera y a las baldosas si está frío; a sanitarios y vajillas en caliente.
Reaviva los colores de alfombras, moquetas y prendas de color.
Suaviza las prendas de algodón, lino y sobre todo, las de lana.
Pule las superficies de mármol si se mezcla con piedra pómez en polvo.
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YOGURES CADUCADOS
Cuando los yogures naturales se pasan de fecha, en lugar de tirarlos se pueden aprovechar para limpiar la ropa, muebles y sillones de cuero. Basta batirlos en un bol con unas gotas de agua o leche y extenderlo con una esponja. Antes de que se seque, se frota con un trapo de lana para sacarle brillo. Si se mezcla con alcohol de 90º, en vez de con agua limpiará más.
ZAPATOS
Si los zapatos de ante con el roce le salen brillos o se quedan opacos, la mejor solución para recuperar su aspecto inicial es pasarles con cuidado un papel de lija de grano fino.
El calzado deportivo se debe limpiar por fuera con un algodón embebido en bencina y por dentro con vinagre o limón caliente, para eliminar todo resto de olor. Una vez limpio se protege de la suciedad futura rociándolos por fuera con almidón.
El calzado de cuero reseco se puede arreglar aplicando un poco de bencina con un trapo y dejando secar bien en un lugar fresco.
Si los zapatos destiñen por dentro, se frotan con una crema incolora y se deja secar muy bien

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